Acto de inauguración de cuatro tramos de la Autovía Ruta Nacional 14 en Concordia: Palabras de la Presidenta de la Nación
Muy buenos días a todos y a todas.
La verdad que volver a reencontrarnos, cada vez que lo hacemos,
cuando veo a estos jóvenes, cuando veo a todos los chicos de la
secundaria, de la universidad, a los pibes en los barrios volver a
participar en política, digo valió la pena tanto esfuerzo, tanto
sacrificio.
Y lo que es más importante, chicos, para la liberación y para la
construcción de una patria diferente, como la que estamos haciendo, una
patria que como señalaba recién el querido amigo y compañero Sergio
Urribarri y me lo hacía recordar el Intendente, esta ciudad, Concordia,
cuando Néstor llegó a la presidencia tenía un 23 por ciento de
desocupación. Hace 15 meses, me decía el Intendente cuando estuve aquí
por última vez, estaban en el 7,3. Y me decía que ahora Concordia tiene
solo un 5,5 por ciento de desocupación, prácticamente en términos
económicos y políticos una ciudad de pleno empleo.
Cuando vemos y cuando escuchamos a Lucrecia, la directora del nuevo
Colegio Industrial de Gualeguaychú modelo, decir que estamos
reconstruyendo la educación técnica industrial que había sido cerrada y
que Néstor decidió abrirla nuevamente en el año 2005, es que sabíamos
que necesitábamos capacitar a nuestros jóvenes, a nuestras chicas y a
nuestros chicos para esta Argentina industrial de valor agregado, de
ciencia y tecnología, de trabajo. Cuando veo el esfuerzo de la
provincia, que como bien lo señalaba el Gobernador ha hecho un esfuerzo
tributario grande, es porque es necesario que los que más tienen sean
los que más tributen, es de equidad y es de justicia.
Y que como bien él dice tenemos que construir entre todos en esta
organización piramidal y federal que es el país, desde los municipios
para las gobernaciones y para la presidencia. Como digo yo, no se puede
ser federal a la hora de pedir y unitario a la hora de hacer, trabajar y
poner lo que hay que poner para que la patria y el país sigan
creciendo.
Y hoy estamos inaugurando allá, en el sur de la patria, al lado de
nuestra casa, en la hermana provincia de Chubut, 40 kilómetros de la
autovía Puerto Madryn - Trelew que une polos industriales con polos
turísticos, nos faltan apenas 20 kilómetros y esa autovía que él soñó,
que él comenzó, la vamos a inaugurar. Yo digo que somos un gobierno que
inauguramos sueños, porque había sueños que parecía que nunca iban a
poder cumplirse en la Argentina.
Me acuerdo cuando todos hablaban de la ruta 14, mal conocida o
tristemente conocida como la “ruta de la muerte” por los accidentes que
había y porque es el corazón del MERCOSUR, y me acuerdo que cuando
fuimos a buscar el proyecto para poder hacerla, todo el mundo había
hablado de esa ruta pero no había proyecto; dos años y medio nos llevó
hacer el proyecto, las audiencias públicas para poder llamar a
licitación, y hoy estamos inaugurando 108 kilómetros que completan 301
kilómetros de los 503 kilómetros totales. Cuando finalmente inauguremos
esos 202 kilómetros que nos faltan estaremos inaugurando un sueño más,
un sueño que parecía imposible.
Recién veníamos en el helicóptero y sobrevolábamos los rulos que hace
la autovía, los distintos desvíos a los pueblos, a Charrúa y “el Pato”
me decía: “mirá si no parece Nueva York con todas esas autopistas,
aunque con algunas lagunitas que Nueva York no tiene”, todo hermoso,
iluminado, con servicios conectados. Y también en Villa María, provincia
de Córdoba, el intendente Eduardo Accastello recordaba recién obras
paradigmáticas como la autovía 9 que une Córdoba con Santa Fe; PROMEBA,
que es la refacción de viviendas. Yo veía la foto de las casas de ese
complejo habitacional Eva Perón, renovadas, con plazas, con iluminación,
refaccionadas las casas, el acceso a la universidad de Villa María; las
universidades, 9 universidades se han creado en estos 9 años. Nunca
nuestras universidades habían logrado estos presupuestos. Nuestra
universidad nacional, pública y gratuita, que forma hombres y mujeres
que han comenzado a retornar al país, aquellos que se fueron por falta
de oportunidades y que hoy podemos decir con orgullo que estamos
volviendo a convertirnos en un lugar de ciencia y tecnología que nunca
debíamos haber abandonado porque ahí está el progreso, el trabajo, el
futuro.
También ayudando a los productores con este aporte no reintegrable
que traemos de 30 millones de pesos para aquellos que sufrieron la
helada de las citrícolas. Y estamos peleando también para abrir
mercados, porque algunos poquitos -pagados no se sabe por quién o sí se
sabe por quién- critican nuestras políticas de protección al trabajo
nacional y a la producción nacional, y se callan la boca cuando nos
cierran los mercados a productos como los cítricos, los limones, la
carne y subsidian en los países desarrollados a sus productores. Algunos
parece que no quisieran la tierra que tanto les dio y le sigue dando
sin pedirles nada.
Le decía recién al “Pato” que también quiero anunciarles, en esta
maravilla que están construyendo los entrerrianos, que vamos a llamar a
licitación para la ruta 11, en Villa Diamante; acá en la provincia se
necesita mucho una obra tan importante. Ayer lo hablábamos y le daba las
instrucciones al ministro de Economía para empezar con esta obra que
también es muy necesaria.
Pero yo les decía sobre estas cosas que hemos construido: la
educación técnica, la industria, la disminución de la desocupación, la
generación de puestos de trabajo, esta nueva Entre Ríos. Yo creo que
cada una de las provincias argentinas fueron transformadas, casi dadas
vuelta de lo que era aquella Argentina, ni qué hablar de la industria
avícola que ha dado un salto cualitativo, esa industria tan
representativa del quehacer entrerriano. Me acuerdo las lágrimas de los
diputados, de los senadores, de los representantes de la provincia
cuando no podíamos competir en las épocas de la convertibilidad y
tiraban los pollos. Parrilli se acuerda todavía cuando los productores
nos fueron a tirar los pollos a la Casa Rosada. Ahora los tienen en las
góndolas y los tienen en la exportación, ya no hay que ir a tirarle
pollos a ningún gobierno. Ahora los pollos o los comen los argentinos
porque tienen trabajo y plata para comprarlos o los vendemos afuera,
porque hemos logrado conquistar también nuevos mercados.
Por eso yo les pido para finalizar, a todos los argentinos, a los más
de 40 millones de argentinos, aún cuando no piensen como nosotros, aún
cuando la Presidenta no les caiga simpática, que piensen en la patria,
no piensen en el partido de turno o en el gobierno, piensen siempre en
la patria. Cuando uno piensa primero en la patria es mucho más difícil
equivocarse. Y pensar la patria, pensar en la patria, es pensar en la
defensa de sus trabajadores, es pensar en la defensa de sus productores y
sus empresas, es pensar en estos miles de jóvenes que han vuelto a
incorporarse a la política, porque han vuelto a creer que vale la pena
jugarse por las ideas.
Una de las cosas más terribles que dejó la dictadura militar, tal vez
parezca y seguramente ha sido muy dolorosa la pérdida para los
familiares -si no que lo diga Pemo-, para las Madres, para las Abuelas,
pero lo más terrible, lo que logró durante muchas décadas luego del
advenimiento de la democracia instalar esa dictadura feroz, fue miedo,
fue miedo a participar. Porque había quedado la idea, habían instalado
fuertemente mediante el terrorismo de Estado y la desaparición, no sólo
de jóvenes sino de comisiones internas, de delegados, de obreros, de
científicos, de periodistas, de abogados y otros tantos que tuvieron que
abandonar el país, habían instalado la idea de que pelear por las
ideas, tener convicciones, querer un país diferente era peligroso y te
podía costar la vida. Por eso surgió esa suerte de posibilismo que se
instaló en la Argentina a pesar de que podíamos votar libremente,
podíamos hacerlo pero nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros
espíritus tenían miedo, porque teníamos en el inconsciente colectivo que
por haber jugado demasiado se había perdido todo. Habían tenido un
triunfo moral y cultural sobre los argentinos de que no éramos capaces
de hacer las cosas y a que los que eran más valientes o se atrevían más
les iba mal.
Por eso cuando él llegó y dijo que iba a cambiar las cosas, que no
iba a abandonar las convicciones, cuando se atrevió a bajar los cuadros
de los dictadores, cuando se atrevió a mandar al diablo al Fondo
Monetario Internacional, quebró de cuajo… , eso es lo que nunca le van a
perdonar, que les haya podido demostrar a los argentinos, contra todos
los teóricos del desánimo, del miedo, de la antipatria, de los que no
creían en la Argentina, ese flaco desgarbado que vino del sur les
demostró que se podía hacer, que se podían hacer las cosas necesarias
para que los argentinos vivieran mejor. Y no lo hizo movido ni apoyado,
porque apenas había obtenido el 22% de los votos, lo hizo desde el
corazón y desde las tripas, con la convicción de que era posible
demostrar que otra Argentina podía desarrollarse y crecer.
Por eso en este mundo que se ha caído y derrumbado, en este mundo que
nos mostraban como ideal, todavía nos siguen castigando porque somos un
mal ejemplo, somos el ejemplo de que se puede construir un país sin
tutelaje de afuera. Somos el ejemplo de que un país puede votar a un
presidente y el que decide es ese presidente. Somos el ejemplo de un
país que en medio de la más brutal y prolongada crisis que se vive desde
el año 2008, creció en el 2010 y 2011 como nunca lo había hecho y ha
crecido en estos 9 años más que en los 200 años de historia.
Por todas estas cosas, por habernos atrevido también a cambiar una
cultura hegemónica que decía que nadie podía aguantar ser gobierno si no
tenía el apoyo de ciertas corporaciones mediáticas, también les hemos
demostrado que se puede gobernar con el pueblo, que es el pueblo la voz
más potente, que es el boca a boca, que es la comunicación permanente de
miles y millones de voces que se reconocen cada día cuando van al
colegio, que se reconocen cuando pueden entrar a la fábrica, que se
reconocen en el productor cuando puede recoger el fruto de la tierra y
colocar la exportación, porque hay una economía, hay variables
macroeconómicas que le permiten producir y exportar; que se reconocen en
cada científico que por primera vez es reconocido no sólo nominalmente,
no sólo a través de los discursos sino también a través de la
inversión, de los salarios y retornan al país miles de jóvenes que se
vuelcan a la investigación.
Hemos también demostrado que se puede estudiar y se tiene progreso en
la Argentina cuando se estudia y se capacita. También que se puede
tener una política exterior que reconozca en los hermanos
latinoamericanos, y más precisamente aquí en la América del Sur, nuestra
verdadera casa y nuestra asociación estratégica. Antes había algunos
que miraban deslumbrados al Norte porque decían para qué ser amigos de
los vecinos si son pobres, mejor ser amigos de los ricos, nunca se
habían dado cuenta que los países ricos no quieren socios ni amigos,
simplemente quieren empleados y subordinados, y nosotros no vamos a ser
empleados ni subordinados de nadie. Somos un país libre, con dignidad y
orgullo nacional.
Por eso esto es algo más que una cuestión económica y política. Este
es un verdadero desafío cultural que tenemos los argentinos frente a
nosotros mismos, de saber construir una cultura que nos contenga, de
descubrir la verdadera historia que durante años nos ocultaron y que en
cada hecho histórico, desde el Éxodo Jujeño a la Batalla de Tucumán, al
25 de Mayo de 1810, a todas las cosas que nos han sucedido en los 200
años, estamos redescubriendo, nuestros jóvenes, los argentinos, esta
patria diferente y distinta que nos quisieron esconder y ocultar.
Esta es una Argentina en la que no se oculta ni se esconde a nadie
más. Esta es una Argentina de libertad, donde cada uno puede pensar como
quiera, donde los jóvenes tienen derecho a hablar de política en la
escuela, en la casa, en la calle, en la universidad y en donde quieran.
Porque no somos un país fascista, somos un país profundamente
democrático, que nos gusta discutir de política en la casa, en la calle,
en la universidad, en el colegio, en el trabajo. Esto no nos hace ni
menos eficientes ni menos eficaces ni menos inteligentes, al contrario. Y
si no recuerden, porque es curioso que determinada dirigencia política
del país, que siempre criticó a los regímenes totalitarios cuando el
mundo todavía se dividía entre el mundo del Este y el mundo del Oeste,
hoy tengan prácticas similares a las que tenía el estalinismo que
escuchaba, espiaba la gente y que fomentaba la denuncia contra el otro.
Es curioso que se digan liberales y sin embargo tengan prácticas de
regímenes totalitarios.
Nosotros, y cuando hablo de nosotros hablo del movimiento político al
que pertenezco -el peronismo sí, estoy hablando de eso- hicimos un
duro aprendizaje. Hubo algunas prácticas de nuestro propio movimiento,
hablo de aquella Argentina difícil de los años 40 ó 50, donde tal vez al
que no pensaba como el gobierno por ahí se lo estigmatizaba o se lo
maltrataba verbalmente, y esto creó por allí que algunos sectores de
clase media, que habían surgido al calor del peronismo, hayan sido
atrapados culturalmente por una maquinaria que finalmente los
despreciaba y en el fondo solamente eran una pieza más. Por eso nosotros
y sobre todo nuestra generación, esa generación diezmada de la que él
hablaba, aprendió a darle a la democracia, que no es solamente ir a
votar cada dos años, la democracia es libertad, es discusión, es debate,
es enfrentarnos en las ideas, que siempre es mucho mejor enfrentarse en
la idea y saldar la discusión o no, que llevar cosas adentro que no
puedan salir. Es bueno para la sociedad que afloren nuestros problemas,
nuestros debates y nuestras diferencias, no temamos a las diferencias,
temámosle solamente a los que nos quieren hacer callar la boca y no nos
quieren escuchar.
Esta Presidenta tiene autoridad y aquí sí no me voy a hacer la falsa,
porque no lo soy y no me sale además, humilde; esta Presidenta como
Néstor, que nos sigue acompañando, tiene la autoridad moral para decir
que nadie ha sido tan criticada, injuriada, agraviada, parodiada,
burlada. A mí nunca me importó, a mí lo que me importa es el cariño de
todos ustedes, es lo único que me importa. Qué me importa que me
parodien, que hablen mal, que se disfracen, que injurien, en definitiva
son apenas caricaturas de una Argentina que definitivamente se fue.
Porque si de algo estoy segura, si de algo estoy convencida, si de algo
tengo la certeza absoluta, es de que esta Argentina que ha abierto los
ojos, y no me refiero únicamente a los que piensan como nosotros, me
refiero a los 40 millones de argentinos que hoy gozan de una libertad en
todos los aspectos como jamás se ha logrado, avanzando en derechos
igualitarios como nunca se había hecho en toda la historia y que nos
convierten en modelo en el mundo; estoy convencida, estoy segura, que
esta Argentina no va a dar un solo paso atrás en todas y cada una de las
conquistas logradas.
Gracias Entre Ríos, gracias Concordia, gracias compañeros, amigos,
ciudadanos, gracias argentinos y argentinas, sigamos construyendo esta
Argentina de libertad, de democracia, de pluralidad, de militancia, de
participación, de unidad, de organización y de solidaridad. ¡Viva la
patria! ¡Viva la patria! ¡Viva la patria!
Jueves, 30 de Agosto del 2012
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