El neoliberalismo como política desde el Estado no es una opción social y democrática.
http://www.telam.com.ar/notas/201301/3158-el-neoliberalismo-como-politica-desde-el-estado-no-es-una-opcion-social-y-democratica.php
Por lo general hemos mirado a Europa para compararnos y añorar la perfección de una sociedad que no era la nuestra: ahora podríamos hacer una vez más ese ejercicio y ver que está ocurriendo en el norte occidental referencial.
España tiene un 25,8 % de desempleo y más del 55 % de los jóvenes no consigue trabajo. En Grecia esa cifra llega al 25,1 %, y las perspectivas son de que este año 2013 será un año más duro que el 2012: los desahucios -desalojos- de familias de sus casas han aumentado este año exponencialmente; los suicidios por causas que tienen que ver con la pérdida de la autoestima de los trabajadores han ido en aumento; los “parados” -desocupados- son cada vez más y de más larga duración.
Las salidas individualistas y el egoísmo empiezan a hacerse carne en una sociedad que en algún momento se vanagloriaba de hablar de la "Europa Social". Cada vez se nota más el corte y la casi desintegración de los lazos de solidaridad. Los sindicatos pierden más fuerza porque la expulsión de trabajadores de la estructura ocupacional produce, indefectiblemente, disciplinamiento social y pérdida de capacidad económica, todo ello acompañado de rebaja de derechos y de salarios, flexibilización y precarización laboral en formas de trabajo incompatibles con un sistema digno y que tiende a expandirse.
Palabras y conceptos como: “austeridad”, “racionaliazación”, “sensatez”, “razonabilidad”, “racionalidad”, "ajuste necesario", “rescate”, dan lugar a una sociedad que, lejos de lo que significan esos términos, se vuelve incompatible con la justa distribución del ingreso, el pleno empleo, la solidaridad, la reducción y combate contra la pobreza. En fin, incompatible con una sociedad, realmente, democrática.
La década del 90 en la Argentina terminó desembocando en la crisis del 2001/2002. En tal período fueron aplicados todos esos conceptos y políticas, inclusive en época de expansión macroeconómica, y los resultados fueron en términos sociales similares, tanto en la expansión como en la recesión.
Todo ello demuestra, no en la teoría, sino en la práctica, que los modelos neoliberales, como por ejemplo el que proponen Mauricio Macri, La Mesa de Enlace, Luis Barrionuevo y "El Momo" Venegas, entre otros, son inviables para tener una sociedad justa donde todos los ciudadanos se desarrollen.
En nuestro país, desde el año 2003 al presente la recuperación del Estado como uno de los motores de desarrollo del mercado interno; de promoción de políticas laborales y sociales; y no neutral respecto de las preocupaciones de los trabajadores y de los colectivos sociales, han dado un resultado diametralmente distinto, no solo en la Argentina, sino que se refleja en otros procesos políticos latinoamericanos como en Ecuador; Brasil, Venezuela, Bolivia y Uruguay.
Fin de año -como convención social- es época de balance, y el resultado no es otro que positivo para nuestra región, a pesar de que gran parte del mundo “civilizado” está en situación de crisis.
Valorar lo conseguido hasta ahora (desocupación del 7%; reducción de la pobreza e indigencia; progresión del salario real; valorización del mercado interno y del trabajo argentino; recuperación de los lazos de solidaridad y cohesión social, entre otros; mantenerlo y profundizar las cuestiones sociales con nuevas medidas que ataquen la desocupación, el trabajo ilegal, la pobreza, la indigencia hasta pulverizarlos, es la tarea que nuestra sociedad tiene por delante.
Solo en la dirección que se ha iniciado del 2003 hasta nuestros días, y lejos del ideario liberal, será posible tener una comunidad, efectivamente, democrática. Porque la democracia es, fundamentalmente, que todos los ciudadanos puedan gozar de los derechos, beneficios y producción de bienes y servicios que una sociedad realiza.
Las salidas individualistas y el egoísmo empiezan a hacerse carne en una sociedad que en algún momento se vanagloriaba de hablar de la "Europa Social". Cada vez se nota más el corte y la casi desintegración de los lazos de solidaridad. Los sindicatos pierden más fuerza porque la expulsión de trabajadores de la estructura ocupacional produce, indefectiblemente, disciplinamiento social y pérdida de capacidad económica, todo ello acompañado de rebaja de derechos y de salarios, flexibilización y precarización laboral en formas de trabajo incompatibles con un sistema digno y que tiende a expandirse.
Las salidas individualistas y el egoísmo empiezan a hacerse carne en una sociedad que en algún momento se vanagloriaba de hablar de la "Europa Social"
Palabras y conceptos como: “austeridad”, “racionaliazación”, “sensatez”, “razonabilidad”, “racionalidad”, "ajuste necesario", “rescate”, dan lugar a una sociedad que, lejos de lo que significan esos términos, se vuelve incompatible con la justa distribución del ingreso, el pleno empleo, la solidaridad, la reducción y combate contra la pobreza. En fin, incompatible con una sociedad, realmente, democrática.
La década del 90 en la Argentina terminó desembocando en la crisis del 2001/2002. En tal período fueron aplicados todos esos conceptos y políticas, inclusive en época de expansión macroeconómica, y los resultados fueron en términos sociales similares, tanto en la expansión como en la recesión.
Todo ello demuestra, no en la teoría, sino en la práctica, que los modelos neoliberales, como por ejemplo el que proponen Mauricio Macri, La Mesa de Enlace, Luis Barrionuevo y "El Momo" Venegas, entre otros, son inviables para tener una sociedad justa donde todos los ciudadanos se desarrollen.
En nuestro país, desde el año 2003 al presente la recuperación del Estado como uno de los motores de desarrollo del mercado interno; de promoción de políticas laborales y sociales; y no neutral respecto de las preocupaciones de los trabajadores y de los colectivos sociales, han dado un resultado diametralmente distinto, no solo en la Argentina, sino que se refleja en otros procesos políticos latinoamericanos como en Ecuador; Brasil, Venezuela, Bolivia y Uruguay.
Fin de año -como convención social- es época de balance, y el resultado no es otro que positivo para nuestra región, a pesar de que gran parte del mundo “civilizado” está en situación de crisis.
Valorar lo conseguido hasta ahora (desocupación del 7%; reducción de la pobreza e indigencia; progresión del salario real; valorización del mercado interno y del trabajo argentino; recuperación de los lazos de solidaridad y cohesión social, entre otros; mantenerlo y profundizar las cuestiones sociales con nuevas medidas que ataquen la desocupación, el trabajo ilegal, la pobreza, la indigencia hasta pulverizarlos, es la tarea que nuestra sociedad tiene por delante.
Solo en la dirección que se ha iniciado del 2003 hasta nuestros días, y lejos del ideario liberal, será posible tener una comunidad, efectivamente, democrática. Porque la democracia es, fundamentalmente, que todos los ciudadanos puedan gozar de los derechos, beneficios y producción de bienes y servicios que una sociedad realiza.
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