Un papa no tan sorpresivo
Era tanta la insistencia en los "papables" de los medios y sus candidatos (a veces lobby) que muchos se sorprendieron absolutamente. Ayer comiendo con algunos jesuitas en Bogotá les dije "no descarten a Bergoglio". "Eso es imposible", me dijo uno; "sería terrible" agregó otro… "Temo por los jesuitas", acotó una monja cercana a la Compañía.
Mi sospecha de que era muy posible que fuera elegido no estaba ajena a cierto conocimiento de la fenomenal capacidad de manejar los hilos del poder que tiene el actual Papa. Sabe moverse entre esos pliegues como nadie. "Hasta ser Papa no para", me decía una vez un jesuita; "te entrega los alfiles y la reina porque tiene el jaque mate en la cabeza", decía otro. Viendo la fenomenal capacidad de manejar los hilos del poder sospechaba que la "opción Bergoglio" era más que una posibilidad.
¿Qué se puede decir? Son varias cosas las que vienen a mi mente. Para empezar, al mirar la lista de los papable", que en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Mirando los cardenales de São Paulo, Budapest, Milán, que resonaban, uno tiene la tentación de decir que al lado de ellos Bergoglio es Messi, Maradona, Cristiano Ronaldo y Pelé juntos.
Pero es importante decir algunas cosas para empezar. Los medios parecen darle al Papa mucha más importancia que la que tiene dentro de la Iglesia. Aunque la estructura eclesiástica sea de una monarquía absoluta, el Papa no es un "monarca" en los pasos y decisiones que toman las iglesias particulares. Cada obispo puede tomas sus propias decisiones y tener actitudes que sean diferentes a las del obispo de Roma (el Papa). No opuestas, pero sí diferentes. Otro elemento a tener en cuenta es la mentalidad creada por muchos de cómo entender la obediencia, comprendida por ellos como una suerte de "obediencia de cuartel", cosa que ni de lejos es lo que se entiende por tal dentro de la Iglesia. Y en este sentido, ubicar la mentalidad pobre y falsa de que "al Papa lo elige el Espíritu Santo". No es eso lo que se dice teológicamente en la Iglesia. En 1997 el entonces cardenal Ratzinger dijo a la TV alemana: "Yo diría que no en el sentido de que el Espíritu Santo escoja al Papa. (...) Diría que no es exactamente que el Espíritu tome el control del asunto, sino más bien que, como un buen educador, por así decir, nos deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos enteramente. Así el rol del Espíritu debería entenderse en un sentido mucho más flexible, no como si dictara a qué candidato uno debe votar. Probablemente la única seguridad cierta que Él ofrece es que las cosas no pueden ir totalmente a la ruina." Y agregó: "¡Hay demasiados contraejemplos de papas a quienes obviamente el Espíritu Santo no habría elegido!"
Dicho esto, ¿qué decir? Creo que en un sentido seguimos retrocediendo, y en otro hemos ganado algo. En el tema Derechos Humanos ciertamente hemos perdido. El pasado de Bergoglio como provincial de los jesuitas, y su relación con la desaparición de Francisco Jalics y Orlando Yorio ciertamente ensombrece el pontificado (y parece no haber importado en la elección, porque el tema es sabido y conocido). Todo el movimiento gestado dentro de la Compañía de Jesús de ir a los barrios populares, dejar los monasterios y conventos para vivir "en medio de la gente" fue firmemente rechazado por el provincial Bergoglio, y en eso estaban Jalics, Yorio y otro grupo con ellos.
Por otro lado, en indudable que después de los "principados" de Caggiano, Aramburu o Quarraccino, cardenales de Buenos Aires, Bergoglio supo ser cercano a la gente; tener actitudes populares y muy valiosas. No sólo andar en la calle normalmente, viajar en subte, lavar pies de enfermos de sida o embarazadas en la Sardá, invitar a los curas a salir de los templos, ser pastores, misioneros, son ciertamente gestos populares ¡y humanos! (como lo fue el gesto de pedir que la gente lo bendiga a él antes de bendecirlos).
¿Qué podemos esperar? En lo personal creo que hay dos cosas que van a marcar rumbo y merecen ser tenidas en cuenta para mirar. Para la Argentina, los próximos nombramientos de obispos (y el de Buenos Aires en primer lugar). Y para la Iglesia universal, los nombramientos en la Curia Vaticana (lo habitual es que se confirme a los que están y con el tiempo de los vaya cambiando, pero habrá que estar atento a estos pasos). Y finalmente, ver en qué marca su pontificado la elección de su nombre Francisco. ¿Será por Francisco Javier, el gran misionero jesuita, como él, o por Francisco de Asís, el santo hermano universal y marcado a fuego por la "hermana pobreza"? ¿Será esto un indicio de su "plan" para el pontificado? Lo iremos viendo. Benito XVI eligió su nombre en memoria de San Benito, el santo patrono de Europa, y de Benito XV el Papa de Europa en la posguerra. Y fue un Papa eurocéntrico, evidentemente. ¿En qué medida Francisco –el que fuera– marcará lo que podemos esperar y desear del futuro Papa? A partir de ahora lo iremos viendo.
¿Qué se puede decir? Son varias cosas las que vienen a mi mente. Para empezar, al mirar la lista de los papable", que en el país de los ciegos, el tuerto es rey. Mirando los cardenales de São Paulo, Budapest, Milán, que resonaban, uno tiene la tentación de decir que al lado de ellos Bergoglio es Messi, Maradona, Cristiano Ronaldo y Pelé juntos.
Pero es importante decir algunas cosas para empezar. Los medios parecen darle al Papa mucha más importancia que la que tiene dentro de la Iglesia. Aunque la estructura eclesiástica sea de una monarquía absoluta, el Papa no es un "monarca" en los pasos y decisiones que toman las iglesias particulares. Cada obispo puede tomas sus propias decisiones y tener actitudes que sean diferentes a las del obispo de Roma (el Papa). No opuestas, pero sí diferentes. Otro elemento a tener en cuenta es la mentalidad creada por muchos de cómo entender la obediencia, comprendida por ellos como una suerte de "obediencia de cuartel", cosa que ni de lejos es lo que se entiende por tal dentro de la Iglesia. Y en este sentido, ubicar la mentalidad pobre y falsa de que "al Papa lo elige el Espíritu Santo". No es eso lo que se dice teológicamente en la Iglesia. En 1997 el entonces cardenal Ratzinger dijo a la TV alemana: "Yo diría que no en el sentido de que el Espíritu Santo escoja al Papa. (...) Diría que no es exactamente que el Espíritu tome el control del asunto, sino más bien que, como un buen educador, por así decir, nos deja mucho espacio, mucha libertad, sin abandonarnos enteramente. Así el rol del Espíritu debería entenderse en un sentido mucho más flexible, no como si dictara a qué candidato uno debe votar. Probablemente la única seguridad cierta que Él ofrece es que las cosas no pueden ir totalmente a la ruina." Y agregó: "¡Hay demasiados contraejemplos de papas a quienes obviamente el Espíritu Santo no habría elegido!"
Dicho esto, ¿qué decir? Creo que en un sentido seguimos retrocediendo, y en otro hemos ganado algo. En el tema Derechos Humanos ciertamente hemos perdido. El pasado de Bergoglio como provincial de los jesuitas, y su relación con la desaparición de Francisco Jalics y Orlando Yorio ciertamente ensombrece el pontificado (y parece no haber importado en la elección, porque el tema es sabido y conocido). Todo el movimiento gestado dentro de la Compañía de Jesús de ir a los barrios populares, dejar los monasterios y conventos para vivir "en medio de la gente" fue firmemente rechazado por el provincial Bergoglio, y en eso estaban Jalics, Yorio y otro grupo con ellos.
Por otro lado, en indudable que después de los "principados" de Caggiano, Aramburu o Quarraccino, cardenales de Buenos Aires, Bergoglio supo ser cercano a la gente; tener actitudes populares y muy valiosas. No sólo andar en la calle normalmente, viajar en subte, lavar pies de enfermos de sida o embarazadas en la Sardá, invitar a los curas a salir de los templos, ser pastores, misioneros, son ciertamente gestos populares ¡y humanos! (como lo fue el gesto de pedir que la gente lo bendiga a él antes de bendecirlos).
¿Qué podemos esperar? En lo personal creo que hay dos cosas que van a marcar rumbo y merecen ser tenidas en cuenta para mirar. Para la Argentina, los próximos nombramientos de obispos (y el de Buenos Aires en primer lugar). Y para la Iglesia universal, los nombramientos en la Curia Vaticana (lo habitual es que se confirme a los que están y con el tiempo de los vaya cambiando, pero habrá que estar atento a estos pasos). Y finalmente, ver en qué marca su pontificado la elección de su nombre Francisco. ¿Será por Francisco Javier, el gran misionero jesuita, como él, o por Francisco de Asís, el santo hermano universal y marcado a fuego por la "hermana pobreza"? ¿Será esto un indicio de su "plan" para el pontificado? Lo iremos viendo. Benito XVI eligió su nombre en memoria de San Benito, el santo patrono de Europa, y de Benito XV el Papa de Europa en la posguerra. Y fue un Papa eurocéntrico, evidentemente. ¿En qué medida Francisco –el que fuera– marcará lo que podemos esperar y desear del futuro Papa? A partir de ahora lo iremos viendo.
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