jueves, 14 de marzo de 2013

LAS PREGUNTAS PARA PACO 1


¿Será capaz?


 Por Adrián Vitali *
Benedicto XVI decidió conservar en secreto el informe sobre el caso Vatileaks (la filtración masiva de documentos secretos papales y que habría decidido la renuncia del pontífice) y resolvió dejarle a su sucesor las conclusiones de la investigación y que sea él quien decida cómo actuar.
Los cardenales descubrieron una red clandestina de homosexuales integrada por cardenales, obispos, sacerdotes y seminaristas, que organizaban encuentros sexuales en algunos lugares en las afueras de Roma, como en habitaciones de la Ciudad del Vaticano.
¿El nuevo papa Francisco I profundizará en estas denuncias? ¿Las hará públicas? ¿Expulsará a los responsables? ¿O simplemente lo archivará en los cajones de la negación y el olvido?
¿Será capaz de renunciar a la infabilidad que le dio el Concilio Vaticano I, para lograr un verdadero diálogo ecuménico?
¿Será capaz de renunciar a la monarquía absoluta vaticana y volver a la fuente de la Iglesia horizontal, fraterna y democrática?
¿Será capaz de renunciar al territorio vaticano como sede de poder y trasladarse al Tercer Mundo?
¿Será capaz de renunciar al Banco Vaticano y a los fondos de inversión, para confiar un poco más en la providencia, como los pobres?
¿Será capaz de renunciar a los prejuicios dogmáticos contra los divorciados y los homosexuales y sentarse a una mesa de diálogo con ellos?
¿Será capaz de llevar a la Justicia a los pederastas que tanto daño le hicieron a los más vulnerables?
¿Será capaz de hacer público el informe sobre la corrupción dentro del Vaticano?
¿Será capaz de investigar las muertes dudosas dentro de los muros vaticanos del papa Juan Pablo I, Anabella Orlandi (una joven de 15 años que desapareció dentro del Vaticano y que nunca más se supo de ella), el jefe de la guardia suiza que fue asesinado junto a su mujer?
¿Será capaz de renunciar al celibato obligatorio y dejar que las mujeres puedan acceder al ministerio ordenado?
¿Será capaz de renunciar a la pena de muerte y derogarla para darle paso al perdón?
¿Será capaz de renunciar a la persecución de los teólogos y teólogas que Juan Pablo II y Benedicto XVI emprendieron como los inquisidores?
Si el nuevo Papa se dedica a eximir a Benedicto XVI y a Juan Pablo II de todas sus responsabilidades, de sus errores, de sus autoritarismos, de sus irregularidades económicas, de los malos gobiernos, sólo tendremos un Papa más en el anecdotario de la larga historia de la Iglesia que dice tener la franquicia de Dios en la tierra, para salvar y condenar.
* Ex sacerdote.


Bergoglio papa, una mala noticia

De 1959 a 1979 se vivió una etapa profundamente renovadora en la Iglesia Católica. Juan XXIII, elegido como papa de transición se da cuenta de que era necesaria abrir las puertas y las ventanas de una Iglesia encerrada en sí misma, y decide convocar a un Concilio para renovarla y ponerla en consonancia con los grandes problemas del mundo moderno.

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Por: 
 
Rubén Dri
Se vive entonces una verdadera primavera en la Iglesia que de una fortaleza encerrada en sí misma se transforma en un espacio abierto en el que surgen poderosas corrientes renovadoras que en América Latina se muestran con una gran fuerza que despierta esperanzas de liberación en los sectores populares. 
La Iglesia a cuyo frente estuvieron los dos últimos pontífices, Juan Pablo II y Benedicto XVI, por el contrario, se construyó como una vuelta a la Iglesia sacerdotal del poder.
Todos los cardenales que tenían la posibilidad de formar parte de los electores del próximo Papa fueron  elegidos por los dos últimos pontífices, de modo que nunca hubo la posibilidad de la elección de un candidato con un proyecto de Iglesia diferente al que conocemos. En este sentido, la elección de Bergoglio es más de lo mismo. Es la misma Iglesia de poder que se construyó en contra de la Iglesia de servicio que se había construido con el Concilio Vaticano II. 
En ese sentido, cualquiera haya sido el elegido, la noticia no podía ser buena para quienes seguimos pensando en una Iglesia parecida a la que se construyó en le época del Vaticano II. Muchas veces se ha expresado que sería bueno que se eligiese un papa perteneciente a América Latina o, en general, al Tercer Mundo.
Pero lo que importa no es a qué país o continente pertenezca el Papa, sino cuál es el proyecto de Iglesia con el que llega al Vaticano y en ese sentido, la elección de Bergoglio no significa otra cosa que  la legitimación de la Iglesia sacerdotal del poder que conocemos, realizada desde el tercer mundo. Es como la legitimación de la dominación que realiza el mismo dominado, fenómeno de sobra conocido.     
Para nuestro país, por otra parte, esta elección tiene consecuencias preocupantes. Son conocidos los conflictos que el proceso del proyecto nacional y popular liderado por el kirchnerismo ha tenido con la jerarquía eclesiástica en los temas que la Iglesia siempre ha considerado como propios como son la educación, el matrimonio, la familia y, en general, todo lo que tiene que ver con los aspectos sexuales.
Está todavía fresco el enfrentamiento a raíz de la lucha por la Ley del Matrimonio Igualitario que el actual Papa presentó como una guerra de Dios, retrotrayendo el problema a las etapas más oscuras de la Inquisición y no mucho más lejos su actuación durante la dictadura cívico-militar genocida.
La Iglesia sacerdotal del poder hace mucho que ha dado la espalda al proyecto de liberador de Jesús de Nazaret. Todas las proclamas de humildad que se hacen desde el poder y la riqueza que muestra el Vaticano no hacen más que sonar a falso. 
 

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