por Rodolfo Braceli
– Permiso, Memoria. Permiso, Conciencia.
¿Qué sería de nosotros si Ellas, las Madres Abuelas, no existieran?
¿Qué quedaría de nosotros si Ellas no hubieran salido
a alumbrar la más eterna de las noches?
¿Qué sería de nosotros? ¿Qué?
¿Estaríamos de pie? ¿Estaríamos en cuatro patas? ¿Estaríamos?
– Ellas nacieron para semillar semillas.
Ellas nacieron para resucitar lo desaparecido.
Ellas gritan con el alarido y gritan con el silencio.
Pueden desentenderse del hambre y del frío y del dolor.
Supieron, ellas, convertir a la intemperie en abrigo
y a la desgracia en linterna.
– Fueron la única la luz que atravesó aquella demasiada noche
impuesta por los dueños de la vida y de la muerte.
Ellas se tutean con el milagro
pero no esperan que caiga del cielo.
Una de dos: lo hacen o lo hacen, al milagro.
– Si el diablo mete la cola, no importa:
ellas siguen adonde iban.
Si Dios no baja, no importa:
ellas llegarán donde querían.
Ellas van, siempre van:
van cuando van y van cuando regresan.
Van hacia adelante, aunque giren:
ellas son la memoria del círculo.
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