jueves, 24 de marzo de 2011

Vivir Para Contarla



 Por María Isabel Rodriguez
En estos días de tan variados homenajes a las víctimas de la dictadura que empezó el 24 de marzo de 1976, en los que son muchas las veces que se recuerda a los caídos, se los nombra, se los trae con un victorioso “Presente”, se muestran sus fotos eternamente jóvenes, se recuerda su vida y su muerte; en estos días, yo quisiera recordar a los otros, a los que no cayeron, a los que sobrevivieron.
Voy a reconocer que no soy muy original, simplemente me pareció muy significativa la decisión de los maestros locales nucleados en Amsafe que en su acto lo hicieron. Homenajearon uno por uno a los docentes que fueron víctimas de la dictadura y hoy son los testigos en las causas por delitos de lessa humanidad.
Y quizás hoy, al mérito tan reconocido de dar la vida por los compañeros, voy a sumarle el menos conocido mérito de vivir por los compañeros, al mérito de vivir para contarla. Y el mérito de tener que contarla. De contarla una y otra vez, hasta que todos hayan escuchado. Hasta que sea tan sabida que los niños la escriban en la escuela, las placas la recuerden en las plazas y las calles tengan nombres de esta historia que ya se ha vuelto historia de todos.
Creo que las casualidades no existen, que esta “juventud del bicentenario” es la que ha tomado las banderas de esa historia, los valores de esa historia, las prioridades que movieron a esa generación. Y surgió para demostrar que nada ha sido en vano, que fue una victoria seguir viviendo, que fueron colectivamente artífices de una transformación y le dieron al país la oportunidad de fe y dignidad que siempre soñaron. 
Así quiero homenajear a los compañeros que estaban vivos el 24 de marzo de 1976, no desaparecieron y hoy están siendo parte militante de esta construcción de una sociedad mejor.
Hasta la victoria siempre.

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