martes, 20 de agosto de 2013

ELLOS VAN POR TODO!

La oposición busca la salida anticipada del kirchnerismo

Sonrientes, acomodados en sus sillas frente a las cámaras, el operador golpista disfrazado de periodista Mariano Grondona junto al entonces titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, entablaron el siguiente diálogo: MG: –Siempre nos decían, cuando estábamos con las inundaciones, siempre que llovió paró…
HB: –Vos querés decir que el gobierno de Kirchner va a durar… para mí, dos años más. O sea que dos años van a ser muy duros…
MG: –¿Dos? ¿Te parece? No sé qué va a pasar…
HB: –Eso te quería escuchar.
MG: –No sé qué va a pasar… Hay un señor que se llama Cobos, ¿no? Que es vice…
El cierre fue de carcajadas compartidas.

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Corría el año 2009. El gobierno de Cristina Fernández venía de soportar la derrota en el Congreso en el debate del proyecto de retenciones móviles –"la 125"–, y la traición de Julio Cobos. En las elecciones legislativas de ese año, Néstor Kirchner perdió en la provincia de Buenos Aires frente a Francisco de Narváez y la oposición se convertía en mayoría en ambas cámaras parlamentarias.
Se entendían las sonrisas de Grondona y Biolcatti. Esperaban una retirada anticipada del gobierno kirchnerista. Un deseo por el cual estaban dispuestos a trabajar codo a codo con la oposición política y mediática.
Pero se equivocaron. Esas sonrisas se fueron borrando de sus rostros al ir viendo cómo el gobierno de CFK, lejos de rendirse a las presiones y a los intentos destituyentes, recuperaba la iniciativa política, tomaba medidas profundas que mejoraban la vida de millones de argentinos –la Asignación Universal por Hijo, la reestatización del sistema jubilatorio, son algunos ejemplos–, el promocionado Grupo A se desmoronaba y a muchos opositores no les quedaba más que apoyar leyes que contaban con un rotundo apoyo popular.
Los actos por el Bicentenario fueron la demostración, con cientos de miles de argentinos en la calle, de cómo cambiaba el clima político y se desbarrancaban las teorías del final del kirchnerismo. En 2011, y tras sobreponerse al durísimo golpe de la muerte de Kirchner, Cristina lograba la reelección con una diferencia histórica respecto del segundo candidato.
En estas internas abiertas, como en las legislativas de 2009, pese a ser la agrupación política más votada, el Frente para la Victoria perdió en territorio bonaerense y en las provincias más pobladas del país. Pese a que, de repetirse esta situación, en los comicios de octubre el oficialismo mantendría el número de bancas en el Congreso, la idea instalada por la oposición es que se trata de una derrota profunda que anuncia el fin de ciclo. No sólo lo anuncia, lo anticipa.
La oposición política y mediática recuerda lo ocurrido en 2009. Y no quiere que le vuelva a pasar. Por eso, en estos días, los mensajes que hacen referencia a octubre están guiados a 2015. A Cristina le quedan más de dos años de mandato, un tiempo extenso en el que el gobierno puede reponerse de una supuesta derrota en las legislativas, recuperar la iniciativa política, tomar medidas que logren el apoyo popular y llevar a la oposición a quitarse las máscaras y mostrar sus falencias, sus promesas vacías y quiénes son los poderosos personajes que se ocultan detrás de sus candidaturas.
Le temen a los próximos dos años de gobierno. Y no por "las venganzas" que llegarían a partir de octubre, sino porque el kirchnerismo recupere votos y el apoyo de algunos sectores que dos semanas atrás lo abandonaron.
No lo quieren permitir. No están dispuestos a correr ese riesgo.
De manera tal que se pueden cambiar las figuritas. En esta oportunidad no son Grondona y Biolcatti, les toca a Chiche Duhalde y Lilita Carrió, a Nelson Castro y a Jorge Lanata. Son lo mismo, es decir, los mismos intereses.
"¿Cómo va a hacer para gobernar dos años más con esa situación emocional?", se pregunta el periodista-doctor Nelson Castro, argumentando que la presidenta sufre trastornos emocionales que no la dejarán ejercer el poder. Jorge Lanata anuncia "el caos" para los dos años próximos, mientras ofrece investigaciones con datos falsos que rápidamente son destruidos por las pruebas que muestra el secretario general de la Presidencia. "Basta mirar sólo un poquito para ver esta maniobra tratando de generar en la sociedad odios, violencia, repulsión, con actitudes y un nivel de agresividad e intolerancia con la presidenta, su familia y hasta con Kirchner, que ya no está. No tienen límite en las cosas que están haciendo", aseguró Oscar Parrilli.
Desde la dirigencia política, la oposición anuncia que, si en octubre sacan más votos que en las PASO, van a ir por las presidencias de ambas cámaras legislativas, pese a que el FPV sea claramente la primera minoría.
Los autoproclamados "campeones de la institucionalidad" no tienen ningún reparo en acudir a las estrategias más bajas para evitar que Cristina termine su mandato o, si no pueden anticipar su salida, por los menos condicionar su mandato y "marcarle la cancha" para una "transición ordenada" hasta la llegada de uno de ellos.
Hay cosas que no se hacen. Hay poderes con los cuales no hay que meterse. Por eso, los que se animaron tienen que escarmentar.
En la Plaza de Mayo, en los festejos por los diez años de kirchnerismo, Cristina alertó que ciertos sectores de la oposición, del establishment, "vienen por todo".
En un peligroso déjà vu, repiten su estrategia de "aleccionar" al kirchnerismo y buscar su salida anticipada.
Por eso van por todo.

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