Temerarias declaraciones de López Murphy sobre los juicios de lesa humanidad
El ex ministro de Defensa y Economía de
Fernando de la Rúa se reunió con familiares de represores y les
aconsejó pedir las detenciones domiciliarias de los genocidas. Además,
lanzó que cuando "termine el kirchnerismo habrá espacio para otro tipo
de enfoque y otra realidad".
“Hablar con franqueza de los problemas
resulta doloroso. Pero solamente enfrentando los problemas tal cual son
se los puede superar. Debo decirles a todos ustedes que debo empezar
esta charla con una nota de esperanza: el domingo se ha enterrado el proyecto totalitario.
El país estaba en una situación de extremo riesgo que el grueso de
nuestra sociedad no percibía con claridad y afortunadamente el proyecto
de eternizarse el poder y de convertir a nuestra patria en una granja colectivista ha
terminado”. Con esas palabras, el ex ministro de Defensa y Economía del
gobierno de Fernando de la Rúa, Ricardo López Murphy, empezó su
exposición ante un grupo de personas que defienden a los represores y
genocidas de la última dictadura cívico-militar.
Ricardo López Murphy se pronunció en contra de la reapertura de los juicios
La reunión se produjo la semana pasada en el auditorio de la
Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, una agrupación
que considera que las personas condenadas por crímenes de lesa humanidad
son “presos políticos” que deben salir en libertad. Allí, el economista
aconsejó a los familiares y amigos de los represores que pidan lo que
él llamó “derecho humanitario”: que las personas de más
de setenta años, independientemente de la gravedad de los delitos
cometidos, no puedan ser alojados en cárceles. Además, se lamentó de que
“el actual clima de opinión” impida pensar en una nueva amnistía.
“Falsearía la opinión de ustedes y mi propia convicción si no
reconociera que la vocación de recomponer el perdón mutuo y la
conversación está disponible. Eso no es cierto. Ninguno de los que
ejerce el poder hoy ejerce esa vocación ni esta dispuesto a hacerlo. Superado este elenco de gobierno, veremos”,
se esperanzó. Aunque también criticó a los partidos políticos de la
oposición: “En la propia campaña electoral no han escuchado una sola
mención a este tema. Creo que hay que ser realistas”, se lamentó.
López Murphy, sobre la detención de genocidas: "Es mejor preservar las cárceles para gente que sea peligrosa"
“En la elite que gobierna hoy, hay una dramática subestimación de los
problemas de la Defensa nacional. Esa subestimación es funcional a
haber subestimado los inmensos daños que ha causado el tratamiento ligero
de la tragedia que vivimos los argentinos en la década del setenta”,
dijo sobre la reapertura de los juicios que le devolvieron justicia a
los familiares de los detenidos, torturados, asesinados y desaparecidos
en dictadura.
“Se vivió una guerra. Y el país, en el orden
institucional, juzgó, condenó, limitó la pretensión punitiva con la ley
de Punto Final y estableció los términos de cómo debía interpretarse la
Obediencia Debida. Esa fue la forma en que el país encauzó la tragedia
que vivimos. Otro presidente luego, en uso de sus facultades concedidas
por la Constitución, indultó. Y en esos indultos resumió y concluyó el
proceso que la Argentina había vivido. Cuando asumí como ministro de
Defensa, no quedaba en ese sentido ningún proceso pendiente”, salvo los
relativos a causas por “cambio de identidad” y “enriquecimiento
ilícito”, expresó.
López Murphy aconsejó a los familiares y amigos de los genocidas
López Murphy afirmó que la nueva Corte Suprema creó, después del
estallido de 2001, una “situación jurídica extremadamente delicada” al
declarar la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad.
“Establecieron una doctrina exótica, según la cual el
terrorismo ejercido por las organizaciones tiene un tratamiento distinto
del terrorismo, o de los actos calificables como terroristas que hayan
sido organizados y soportados por el Estado”, manifestó.
“Se dio un paso siguiente, que fue declarar la inconstitucionalidad
de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Y se generó la doctrina
de que era posible juzgar los casos de la lucha antisubversiva
con una legislación que en los hechos no existía en la Argentina y que
se aplicaba de manera forzada. Bajo ese criterio, los episodios vividos
volvieron a ser juzgados cambiando las prescripciones del derecho
penal. Desgraciadamente, hemos vuelto a una situación extremadamente
grave donde se ha podido juzgar con leyes retroactivas, algunas veces
dos veces hasta la misma causa, no se ha aplicado la legislación más
benigna: es decir, el derecho penal en las naciones civilizadas”, se
quejó.
Y reconoció, con pesar: “Veo muy complejo que esa situación legal que
se ha creado, las condenas que se han creado, puedan cambiar. Hoy
ustedes no ven a ningún diputado como el doctor Vanossi, que tuviera el coraje de plantear en las Cámaras, una ley de amnistía
como una forma de resolver lo que había ocurrido. Hoy no hay ningún
diputado ni senador en las Cámaras que este en actitud anímica,
intelectual y personal de actuar de esa manera”.
“Dadas estas circunstancias, el único camino viable es un reclamo de
derecho humanitario. En ese sentido, la prioridad en el camino a seguir
debe ser: reclamar la igualdad ante la ley. En nuestros códigos penales
no está previsto que personas de más de setenta años estén alojados en
establecimientos penitenciarios. En primer término, porque las cárceles
no están preparadas para ellos, para esa edad, para los problemas de
salud. En segundo lugar, porque es mejor preservar esos establecimientos para gente que sea peligrosa; hay gente que no tiene esas circunstancias”, pidió.
“He sugerido y he orientado a que se libre un esfuerzo muy grande
para que los juicios sean justos. Juicios justos quiere decir que tengan
todos los atributos del debido proceso para evitar que arbitrariamente
se pueda condenar a una persona sin cumplir con los extremos de la
legalidad”, dijo, desconociendo que los procesos en curso cumplen con
todas las normas del debido proceso.
El cierre de la exposición ante los defensores de los genocidas fue
amargo. “Sé que a muchos de ustedes, por las circunstancias que viven,
les hubiese gustado escuchar otra cosa. A mí me parece que este es un
programa posible y práctico que va a disparar resultados inmediatamente.
Seguramente, cuando estas circunstancias y este clima de opinión cambien, habrá espacio para otro tipo de enfoque y otra realidad. Les pido disculpas si alguno se ha sentido afectado o dolido por la crudeza de esta exposición”.
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