El hijo de Olivera: de abogado a sacerdote del Verbo Encarnado
La respuesta sobre los dos militares prófugos podría estar en Mendoza. La congregación ultraderechista del primogénito.
Por:
Ricardo Ragendorfer
Ricardo Ragendorfer
El trasfondo de la fuga incluye funcionarios del Poder Judicial,
personal de las Fuerzas Armadas, agentes del Servicio Penitenciario
Federal (SPF) y hasta médicos. Esa es sólo la primera parte de la trama
que el juez federal Claudio Bonadio intenta descifrar. La otra se
refiere a la logística y las complicidades de los prófugos para sostener
su tránsito por los pasillos de la clandestinidad. Al respecto, el
gobierno congeló los fideicomisos de Olivera y su socio Jorge Appiani
–un ex capitán también condenado por delitos de lesa humanidad–, en
donde cedían honorarios obtenidos por ellos como abogados en juicios
contra el Estado. Se trata del clásico método de sacarle el agua al pez.
Pero es posible que ello no haya bastado para dejar a Olivera y De
Marchi en la intemperie. La existencia de estructuras secretas para
contener y solventar el ocultamiento de represores requeridos por la
justicia es más que una sospecha.
Prueba de ello es el modo con el cual la Armada cubrió –con
documentación falsificada, dinero y valiosos contactos– la huida a
través de Paraguay, Austria y Sudáfrica del jerarca de la ESMA, Jorge
Vildoza, según una carta escrita por Javier Penino Viñas, el joven
apropiado por el represor. Otra punta del ovillo en este asunto son
ciertas agencias de seguridad vinculadas a viejos hacedores del
terrorismo de estado, como la empresa Scanner SA, del ex coronel Héctor
Schwab, hoy también prófugo. Allí, éste concibió la denominada Unión de
Promociones, un sello para oponerse a los juicios contra sus camaradas. Y
también impulsó la figura de Cecilia Pando, una criatura ideada para
canalizar los reclamos públicos de los represores. La red que los apoya
cuenta con una pata eclesiástica. Uno de sus referentes más activos es
el cura ultranacionalista Aníbal Fosbery, quien dirige la Fraternidad de
Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), la cual controla decenas de
colegios en todo el país y una universidad que cuenta con sedes en Mar
del Plata y Bariloche. No le va a la zaga el Instituto del Verbo
Encarnado, una congregación de extrema derecha con sede central en San
Rafael, Mendoza, creada en 1984 por el cura Carlos Buela. Esa
organización –al igual que FASTA– suele aportar financiamiento, consuelo
espiritual, recursos, financiación y hasta techo a los ex uniformados
en apuros.
El reverendo padre Javier Olivera, primogénito del represor más buscado del país, pertenece a sus filas.
Hay un episodio que lo pinta por entero. En agosto de 2000, cuando
el papá languidecía en la cárcel romana de Regina Coeli, tras ser
capturado por pedido del juez parisino que instruía la causa por la
desaparición de la modelo franco-argentina Marie-Anne Erize, el joven
Olivera –quien, por entonces, era apenas un abogado recién diplomado–
fatigaba estudios de TV, junto a la madre, para minimizar el carácter
criminal de su progenitor. En esas circunstancias, acudió al programa de
Mariano Grondona, cuyo show en aquella ocasión consistió en convocar a
un sobreviviente del campo clandestino La Marquesita, de San Juan, en
donde el mayor Olivera despuntaba su fervor por la tortura.
"¿Te puedo tutear? –soltó el hijo del represor– Porque yo soy
también del pueblo, así como vos. Te puedo tutear, ¿no? Vos decís que
trabajabas con las manos. Mostrá las manitos. ¿A ver? ¿Vos tenés las
manitos de Moyano? Me parece que tenés manitos de las que le pegan al
gatillito, ¿eh?"
Mamá intervino en el diálogo:
–¿Cómo fue que te soltaron?
–No sé, me soltaron.
–Habrás colaborado –dijo ella.
El hijo, entonces, acotó:
–Es porque traicionabas, ¿no?
Ese sujeto era la viva imagen de su padre.
Lo cierto es que Javier Olivera, quien a los 23 años era un
católico fanático que frecuentaba los círculos integristas, viajó a
Italia para asistir al “Carnicero de San Juan” –tal como la prensa
europea llamaba al mayor Olivera– y su primer paso fue conchabar al
abogado fascista Augusto Sinagra, un integrante de la logia P-2 que en
su momento había defendido al Licio Gelli. Ahora se sabe que el retoño
del represor no fue ajeno a la maniobra –urdida desde las entrañas del
Ejército– que consistió en el envío de documentación falsificada a
Italia para lograr su liberación, cosa que ocurrió tras 42 días de
arresto.
Ordenado sacerdote a fines de 2008 en el Instituto del Verbo
Encarnado, el ahora padre Javier es un cuadro de la congregación. Una
congregación cuyos integrantes están acusados de conductas deshonestas,
abuso de poder, abuso psicológico, sexual, y encubrimiento. Una extraña
secta con 45 sedes en todo el mundo y que cuenta con recursos
económicos ilimitados. Allí, en San Rafael, el hijo del represor –que se
desempeña como profesor del Seminario Diocesano y es autor de cuatro
libros teológicos– sigue impartiendo misa en la parroquia San
Maximiliano Kolbe. No sería de extrañar que en aquella ciudad, bajo el
techo de alguna inmueble de la congregación, su padre, el asesino, haya
encontrado cobijo. «
http://tiempo.infonews.com/2013/08/04/argentina-106855-el-hijo-de-olivera-de-abogado-a-sacerdote-del-verbo-encarnado.php
2 comentarios:
Quisiera conocer el origen de la información que se transcribe, son muy serios y contundentes los comentarios como para darles entidad sin mencionar una fuente seria. Están acusando a un sacerdote y a toda una Congregación religiosa. De no tener las pruebas suficientes pueden llegar a enfrentarse con una demanda por calumnias e injurias.-
Mario Máximo
Resulta que hoy, mientras los Israelies masacran palestinos en Gaza , ustedes los Kirchneristas la van de guapitos de cartón contra el sionismo, mientras que el Instituto del Verbo Encarnado dirige la UNICA IGLESIA CATolica en la franja de gaza, EN LA QUE CUIDAN DE MUJERES Y NIÑOS DISCAPASITADOS, mientras esquivan misilazos. ¿Se dan cuenta la diferencia que hay entre ustedes y esos argentinos ?
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