La vuelta de Il Cavaliere
Año 5. Edición número 239. Domingo 16 de diciembre 2012
A sus 76 años y con graves causas judiciales en su contra, Berlusconi provoca la caída del gobierno de Monti y anuncia su candidatura a primer ministro.
Con una guapísima novia nueva –Francesca Pascale, de 27 años– y algún lifting más, el magnate italiano vuelve a la carga. Tras quitarle el apoyo parlamentario de su partido –Pueblo de la Libertad (PDL)– al gobierno del tecnócrata Mario Monti, provocando su inmediata caída, Silvio Berlusconi anunció estos días que se presentará a las elecciones generales a celebrarse entre febrero y abril de 2013.
Il Cavaliere, que tiempo atrás había dicho que ya no sería más candidato a primer ministro, ha cambiado de idea. Quiere serlo… por cuarta vez.
La inesperada noticia conmovió a toda Europa, hizo caer las Bolsas y disparar las primas de riesgo de Italia, España y otros países.
La pesadilla volvió. Cundió rápidamente el temor a que una nueva desestabilización de Italia golpee de lleno también a otros países vulnerables de la periferia europea –como España– y arrastre a toda la eurozona.
“La dramática situación actual de Italia me obliga a volver a la primera fila de la política”, dijo el sacrificado multimillonario con teatralidad. Y Don Silvio usó su cara más populista para explicar susacrificio. “La prima de riesgo es una estafa, una invención para derribar una mayoría votada por los italianos y que gobernaba el país”, dijo obviando mencionar el abismo al que llegó Italia en noviembre en 2011 y que provocó su caída y el nombramiento de un gobierno técnico presidido por Monti.
“Yo era uno de los jefes de Gobierno de la Unión Europea más respetados”, reivindicó Berlusconi sin sonrojarse, y culpó directamente a Angela Merkel y la dirección de la UE de llevar a Italia a tan crítica situación.
Il Cavaliere, que tiempo atrás había dicho que ya no sería más candidato a primer ministro, ha cambiado de idea. Quiere serlo… por cuarta vez.
La inesperada noticia conmovió a toda Europa, hizo caer las Bolsas y disparar las primas de riesgo de Italia, España y otros países.
La pesadilla volvió. Cundió rápidamente el temor a que una nueva desestabilización de Italia golpee de lleno también a otros países vulnerables de la periferia europea –como España– y arrastre a toda la eurozona.
“La dramática situación actual de Italia me obliga a volver a la primera fila de la política”, dijo el sacrificado multimillonario con teatralidad. Y Don Silvio usó su cara más populista para explicar susacrificio. “La prima de riesgo es una estafa, una invención para derribar una mayoría votada por los italianos y que gobernaba el país”, dijo obviando mencionar el abismo al que llegó Italia en noviembre en 2011 y que provocó su caída y el nombramiento de un gobierno técnico presidido por Monti.
“Yo era uno de los jefes de Gobierno de la Unión Europea más respetados”, reivindicó Berlusconi sin sonrojarse, y culpó directamente a Angela Merkel y la dirección de la UE de llevar a Italia a tan crítica situación.
Frenar a “los comunistas”. Il Cavaliere remata su argumentario con mensajes dirigidos al electorado más derechista. “Esta crisis ha permitido que los comunistas se reforzaran”, dice, demonizando la candidatura a primer ministro de Pier Luigi Bersani, el líder del Partido Democrático –PD, fusión de sectores provenientes de la Democracia Cristiana, el Partido Socialista y el Partido Comunista–, que ha obtenido en las primarias una abrumadora mayoría, lo que le ha situado como candidato favorito ante las próximas elecciones generales.
La atomización experimentada por los otrora poderosos partidos políticos tradicionales italianos, la DCI, el PSI y el PCI, dio lugar en los ’90 a experimentos populistas de derecha como el de Berlusconi, y, en los últimos años, a fenómenos como el Movimiento 5 Estrellas, del popular humorista Beppe Grillo.
Il Cavaliere sabe bien que no le sería fácil triunfar en las próximas elecciones. La coalición derechista con la que gobernó en el pasado –Casa de las Libertades– se fue fragmentando mucho antes de la caída de su Gobierno en 2011. Uno de los pilares clave de ella era el post-fascista vicepresidente Gianfranco Fini, que terminó enfrentado a Berlusconi y formó el partido Futuro y Libertad para Italia.
El único sostén real que le quedó a Berlusconi fue la Liga Norte, secesionista y xenófoba, pero el líder de ésta, Roberto Maroni, adelantó que sólo estaría dispuesto a reconstruir la alianza bajo condición de que no la dirija el magnate italiano.
Las numerosas causas contra el magnate por corrupción, sobornos a jueces, fraude, evasión de capitales, connivencia con Cosa Nostra, y lo último, por prostitución de menores, terminaron por hartar a la sociedad italiana y dividir profundamente a la coalición gubernamental.
Italia se convirtió en un país ingobernable, que hizo tambalear a toda la enlazada vida económica y financiera de la eurozona.
Y los mercados actuaron, y Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, y el BCE y el FMI. Todos ellos se hicieron, de hecho, con el control de Italia e impusieron a la coalición de la derecha y a la de la izquierda su propio candidato interino, el tecnócrata Mario Monti.
Su política de ajustes echó a la calle a los italianos y en pocos meses volverán a las urnas para decidir a quién confían esta vez el timón del país. Bersani está bien ubicado en esa carrera, pero falta por ver cómo influirá la vuelta de Berlusconi.
Éste sabe que cuenta con pocos apoyos, que la derecha que controla la UE no quiere saber nada de él, pero sabe también que la derecha italiana no tiene otro líder que la pueda aglutinar. “No veo otro Maradona por ahí”, ironizó el poderoso Silvio.
Merkel, sus socios del Partido Popular Europeo (PPE, la internacional conservadora), y hasta el Vaticano, quieren convencer a Monti para que se postule como líder alternativo de la derecha. Hasta Berlusconi, en plan provocador, lo apoya. En tono cínicamente conciliador dijo: “Si Monti se postula para liderar la centroderecha, yo me haría a un lado”, asegura, sabiendo que éste ha rechazado tal posibilidad.
La atomización experimentada por los otrora poderosos partidos políticos tradicionales italianos, la DCI, el PSI y el PCI, dio lugar en los ’90 a experimentos populistas de derecha como el de Berlusconi, y, en los últimos años, a fenómenos como el Movimiento 5 Estrellas, del popular humorista Beppe Grillo.
Il Cavaliere sabe bien que no le sería fácil triunfar en las próximas elecciones. La coalición derechista con la que gobernó en el pasado –Casa de las Libertades– se fue fragmentando mucho antes de la caída de su Gobierno en 2011. Uno de los pilares clave de ella era el post-fascista vicepresidente Gianfranco Fini, que terminó enfrentado a Berlusconi y formó el partido Futuro y Libertad para Italia.
El único sostén real que le quedó a Berlusconi fue la Liga Norte, secesionista y xenófoba, pero el líder de ésta, Roberto Maroni, adelantó que sólo estaría dispuesto a reconstruir la alianza bajo condición de que no la dirija el magnate italiano.
Las numerosas causas contra el magnate por corrupción, sobornos a jueces, fraude, evasión de capitales, connivencia con Cosa Nostra, y lo último, por prostitución de menores, terminaron por hartar a la sociedad italiana y dividir profundamente a la coalición gubernamental.
Italia se convirtió en un país ingobernable, que hizo tambalear a toda la enlazada vida económica y financiera de la eurozona.
Y los mercados actuaron, y Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, y el BCE y el FMI. Todos ellos se hicieron, de hecho, con el control de Italia e impusieron a la coalición de la derecha y a la de la izquierda su propio candidato interino, el tecnócrata Mario Monti.
Su política de ajustes echó a la calle a los italianos y en pocos meses volverán a las urnas para decidir a quién confían esta vez el timón del país. Bersani está bien ubicado en esa carrera, pero falta por ver cómo influirá la vuelta de Berlusconi.
Éste sabe que cuenta con pocos apoyos, que la derecha que controla la UE no quiere saber nada de él, pero sabe también que la derecha italiana no tiene otro líder que la pueda aglutinar. “No veo otro Maradona por ahí”, ironizó el poderoso Silvio.
Merkel, sus socios del Partido Popular Europeo (PPE, la internacional conservadora), y hasta el Vaticano, quieren convencer a Monti para que se postule como líder alternativo de la derecha. Hasta Berlusconi, en plan provocador, lo apoya. En tono cínicamente conciliador dijo: “Si Monti se postula para liderar la centroderecha, yo me haría a un lado”, asegura, sabiendo que éste ha rechazado tal posibilidad.
¿Por qué vuelve Berlusconi? El político más rico de Europa no se resigna a dejar de ser él protagonista de la vida política de Italia y vuelve a mezclar una y otra vez sus motivaciones ideológicas y políticas con sus intereses empresariales y personales.
Para sus intereses empresariales y políticos necesitaba tirar abajo el Gobierno de Monti e impedir que aprobase una serie de proyectos aún pendientes que le podrían ser perjudiciales, como la reforma fiscal y la reforma electoral.
Y sus razones exclusivamente personales son aún más importantes. Pese a que hasta ahora ha logrado eludir la cárcel, el cerco judicial se cierne cada vez más sobre él. Al entrar en campaña electoral tendría un impedimento innegable para acudir a los juicios que le esperan y, si luego resultara victorioso, volvería a gozar de una inmunidad que lo volvería a blindar totalmente.
Para sus intereses empresariales y políticos necesitaba tirar abajo el Gobierno de Monti e impedir que aprobase una serie de proyectos aún pendientes que le podrían ser perjudiciales, como la reforma fiscal y la reforma electoral.
Y sus razones exclusivamente personales son aún más importantes. Pese a que hasta ahora ha logrado eludir la cárcel, el cerco judicial se cierne cada vez más sobre él. Al entrar en campaña electoral tendría un impedimento innegable para acudir a los juicios que le esperan y, si luego resultara victorioso, volvería a gozar de una inmunidad que lo volvería a blindar totalmente.
1 comentario:
Perdoná mi ignorancia, como solía decir Borges, pero aunque haya "regresos" que te pongan los pelos de punta, como si mañana aquí se postulara Videla a presidente, no sería necesario que LO VOTARAN para que pudiera ejercer algún mandato?
Así como la derecha desearía calificar al votante y tratar de inculcar en las mentes influenciables que "política" es una mala palabra, creo que ya llegó la hora de que alguien que puede tener responsabilidad en el manejo de la cosa pública no sea elegido como quien examina las góndolas de un supermercado seleccionando frasquitos ó bolsitas.
Los votantes tenemos una enorme responsabilidad en la elección de quienes nos gobernarán porque de esa selección dependerán nuestro futuro y hasta nuestras vidas. Es bastante peligroso que haya ciudadanos que no lo entiendan así.
Saludos
Tilo, 71 años
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