lunes, 10 de diciembre de 2012


UN DOCUMENTO DE LA POLICIA RIOJANA DEMUESTRA EL ESPIONAJE A LOS SACERDOTES DE LA PROVINCIA DURANTE EL TERRORISMO DE ESTADO

La Diócesis perseguida

El informe de Inteligencia sirvió como prueba en el juicio que terminó el viernes en La Rioja sobre el asesinato de los curas Carlos Murias y Gabriel Longueville. El plan de “persecución sistemática” a los integrantes de la pastoral de Enrique Angelelli, asesinado poco tiempo después de los curas.
 Por Alejandra Dandan
A la luz de este mapa, la provincia de La Rioja parece otra. Los treinta nombres de sacerdotes localizados con flechas y señales en cada una de sus comunidades son producto de las actividades del espionaje ilegal del departamento de Inteligencia de la policía de La Rioja durante la dictadura. Entre los nombres no están ni el obispo Enrique Angelelli ni los dos sacerdotes asesinados en Chamical, Carlos Murias y el francés Gabriel Longueville, sobre cuyos crímenes se hizo justicia el viernes. El mapa y las referencias se hicieron después de sus asesinatos, el 1º noviembre de 1977. Los espías llamaron al informe “Sacerdotes Tercermundistas existentes en La Rioja” y en el juicio oral que acaba de concluir se tomó como una de las pruebas que puso en evidencia que los crímenes de los dos mártires de Chamical deben leerse en el contexto de lo que singularizó a la represión en la provincia de La Rioja y que este mapa revela como una poderosa fotografía: que existió un plan de “persecución sistemática” a los integrantes de la pastoral del obispo Enrique Angelelli, asesinado poco después de los curas.
“Nos interesa analizar las particularidades que ese plan represivo tuvo en esta provincia, que fue un objetivo bien claro y preciso”, dijo el fiscal Carlos Gonella en su alegato. “Eliminar la pastoral social de Enrique Angelelli bajo el pretexto de que la Iglesia riojana estaba infiltrada por el comunismo.” En estos términos se pronunciaron los testigos. Teresita Luna recordó, por ejemplo, que tomó distancia de la hija del ahora condenado a perpetua jefe de la base aérea de Chamical, Luis Fernando Estrella, cuando empezó a decirle que la Iglesia riojana estaba infiltrada por el comunismo. “A monseñor Angelelli y a casi todos los curas de su diócesis, incluidos por supuesto Murias y Longueville, se les reprochaban vínculos con la subversión por haber hecho de su profesión de fe una praxis a favor de los pobres”, dijo el fiscal.
Los documentos
El mapa y sus referencias tienen un código de lectura propio. Muestran como un negativo lo que urdían desde algún sótano aquellos que luego actuaban en la superficie. Los papeles estuvieron en manos de la policía provincial hasta 2004, luego pasaron al Ministerio Público Fiscal de La Rioja, supuestamente para las investigaciones que estaban en trámite.
El primer dato que se desprende de los documentos es que el interés por los curas cercanos a Angelelli continuó después del asesinato del obispo. Es interesante observar, en ese contexto, el tipo de caracterización que hicieron del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM): aparece retratado como un “enemigo” político en un escenario en el que la Iglesia riojana y lo que sucedía allí aparece construido como “cuestión de Estado”: el Movimiento de los curas “rojos” es retratado como una herramienta más del comunismo y de la irradiación del marxismo que asolaba en todas partes, con agentes “infiltrados” en “el catolicismo riojano”.
En esa línea, donde se mezclan los intereses del Estado y del “catolicismo riojano”, pueden leerse algunos fragmentos:
- (25) Arturo Pinto, “párroco” en San Blas: “Hombre de confianza del ex obispo Angelelli, a quien acompañaba cuando el accidente mortal de éste y el principal autor de las versiones solapadas que quieren presentar el hecho como un atentado. Jugó un papel importante en la infiltración del clero riojano y la concientización de la juventud...”.
- (08) Martín Horacio Gómez, de Matadero: “Concientizado en Europa (...) Tercermundista convencido, fue uno de los tres primeros afiliados riojanos al MSTM. Bajo Angelelli tuvo inicialmente activa participación en el proceso de infiltración del catolicismo riojano...”
Los documentos rastrean con la lógica de los espías, vida privada y pública de los curas, moral y buenas costumbres. Pero sobre todo hablan de ellos como “infiltrados”: “infiltrados” en “colegios” o en el “movimiento obrero”.
Esta línea puede hacer pensar otro eje de los documentos, sobre el “problema” más importante que tenía la represión en esa zona: una vez asesinado el obispo, el “problema” continuaba porque no se trataba sólo del obispo, sino del compromiso de la diócesis. Así, se afirma en el papel:
- (01) Julio Guzmán, vicario general: “Catequizado por Arturo Paoli y luego de que se le efectuó un verdadero ‘lavado de cerebro’ en Córdoba, con el pretexto de un tratamiento psiquiátrico adhirió al M.S.T.M. en tiempos del obispo Angelelli”.
- (02) Fabriciano Sigampa, secretario canciller: “Fue activista en Aimogasta, donde estaba vinculado al Movimiento Severo Chumbita, primero peronista luego peronista ‘auténtico’ y finalmente montonero”.
- (28) Juan Aurelio Ortiz, Aimogasta: “(Es) de los tres primeros adherentes riojanos al MSTM. Elocuente, activo e inescrupuloso, especialista en trabajar con la juventud y más tarde asesor del Movimiento Laico de Apoyo a la Iglesia riojana y el Movimiento de Apoyo a Codetral. Fue el encargado de seleccionar las obras que integran el cancionero ‘Vida y Canción’, que incluye muchas canciones subversivas (...) Es uno de los elementos más peligrosos del clero secular y uno de los mejores conocedores de la acción subversiva del ex obispo Angelelli”.
- (15) Antonio Puigjané, de Chepes: “Otro de los agitadores tercermundistas (...) casettes con música de protesta grabada (‘A desalambrar’, ‘Seta bala’, ‘Camilo Torres’, etc.)”.
- (2/) Hilario Correas, de Guandacol. “Promotor de cooperativas de fachada que encubrían ... subversivos. Hizo pública mofa de María Santísima prestando las sagradas vestiduras para la confección de disfraces en un carnaval”.
Otro de los datos que figura con insistencia en los informes es el enfrentamiento (real) entre los curas de la pastoral del obispo Angelelli y los movimientos de la derecha católica en donde se articulaban a la vez sectores del poder económico y medios gráficos, como el diario El Sol de esa época.
Lo que ocurrió con los documentos muestra por qué costó tantos años llegar al primer juicio real de lesa humanidad en la provincia, el que terminó el viernes: el mapa y las referencias llegaron a manos de fiscales del juicio y las querellas unos pocos días antes del comienzo del juicio. Hasta ese momento, ni ellos ni el juez de instrucción que tenía la causa sabían que los papeles existían. Según una fuente de la investigación, estaban guardados en el despacho del fiscal general Horacio Salman, quien debió ser reemplazado en este juicio por Gonella porque él se excusó por su relación con el abogado defensor de Domingo Benito Vera, uno de los acusados.

MAURICIO DRIOLLET, SACERDOTE FRANCES

“Gabriel era entregado y lúcido”






 Por Alejandra Dandan
Mauricio Driollet es uno de los sacerdotes franceses que vivió en la Argentina durante la dictadura. Perteneció a la misma congregación de misioneros de Gabriel Longueville, a quien conoció en 1970 en la Argentina cuando Longueville llegó al país. Driollet hoy tiene 82 años y vive en Francia. Durante su estadía en el país visitó a Gabriel en Chamical, conoció al obispo Enrique Angelelli y a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet. Dice que cuando supo del asesinato de Longueville se asustó porque se preguntó si ahora iban a empezar a matarlos a todos de esa forma.
“Eramos muchos del (Movimiento de Sacerdotes para el) Tercer Mundo, yo era simpatizante. En esa época directamente compromiso político no teníamos, pero como trabajábamos por la gente humilde, era muy difícil imaginarse, para los dirigentes políticos de la época y el gobierno militar, cómo iban a venir curas franceses a vivir en los barrios más humildes de la Diócesis. ¿Y por qué estábamos en los lugares más humildes? Porque primero no había sacerdotes, y así era.”
–¿Puede contar algo de Longueville?
–Lo conocí desde los primeros días de su llegada a la Argentina, cuando llegó a Corrientes. Era 1970. Yo, Mauricio Driollet, sacerdote, estando en Resistencia, Chaco, éramos vecinos. Nos visitábamos mucho, así como con los demás sacerdotes franceses del NEA. Luego, cuando él se fue a Chamical, hicimos en su casa un encuentro de varios días de todos los sacerdotes franceses en la Argentina. ¿De qué se trataba? De intercambiar (experiencias) sobre nuestro trabajo sacerdotal de evangelización en tierra argentina. A Gabriel lo veía muy respetuoso de la gente, había aprendido el idioma muy bien y se notaba el deseo de estar muy cerca de la gente más necesitada. Muy entregado, pero también muy lúcido, porque el momento era bravo. Se lo sentía sereno, listo para enfrentar el porvenir con coraje y mucha fe.
–¿Por qué se fue a La Rioja?
–En La Rioja escaseaban más los sacerdotes. Eso estimó y por eso se fue a Chamical, para estar más cerca de la gente más necesitada, más abandonada, digamos.
–¿Gabriel les habló de Angelelli?
–Angelelli, cuando venía con nosotros, era uno más, aportaba su punto de vista de sacerdote, su sabiduría sacerdotal, su afán de cristianizar. Estaba muy cerca de la gente humilde.
–¿Qué pasó cuando se enteraron de la muerte?
–Eran las vacaciones de invierno y teníamos unos encuentros de catequesis; y cuando esto llegó a mí me entró un susto, el susto de qué va a ocurrir ahora si empiezan a matarnos sobre todo de esta forma, porque enseguida supimos cómo había ocurrido la cosa. Nos quedamos cuidándonos, lógicamente, sabiendo que hacía falta poca cosa para perder la vida.
–¿Cómo se cuidaban?
–Nos cuidábamos, por ejemplo, no saliendo mucho de nuestra parroquia. Me cuidaba de lo que decía en los sermones; cuando salía de casa, sobre todo a la noche, porque hacía falta hacer encuentros, siempre tenía a mano mi cédula y qué sé yo...


El silencio de la Iglesia







El juicio por los curas de Chamical estuvo signado por testimonios que dieron cuenta de ellos como parte de la pastoral del obispo Enrique Angelelli. Entre otras razones porque el mismo Angelelli situó los asesinatos de los dos curas y más tarde el del laico Wenceslao Pedernera como parte de una espiral de violencia que iba destinada hacia él. Los alegatos dijeron que las razones de la muerte debían ser buscadas en esa trama. Pero también recordaron el rol que cumplió la jerarquía de la Iglesia y en particular Raúl Primatesta, que primero se sacó de encima a Angelelli mandándolo a La Rioja y luego no le dio protección cuando el obispo lo requirió. El fiscal Carlos Gonella señaló la complicidad de la jerarquía de la Iglesia Católica con lo que sucedió en el país. De los datos que surgieron en ese sentido durante el juicio, recordó el testimonio que dio Rafael Sifre, del movimiento rural, sobre un encuentro entre Primatesta y Angelelli: “¿Quién te manda a meterte en estas cosas?”, le dijo Primatesta al obispo. Fue la respuesta de Primatesta a Angelelli cuando él le pedía apoyo con lágrimas en los ojos apoyo porque le estaban matando a la gente.


Los franceses




Los fiscales destacaron en el alegato que la embajada de Francia y la familia de Gabriel Longueville, a través de su abogada Sophie Thonon, estuvieron siguiendo permanentemente el juicio. Algunos testigos iban a declarar desde Francia, pero finalmente no lo hicieron porque los jueces abreviaron la etapa de las pruebas, ya que dos de ellos iban a formar parte del debate que comenzó esta semana en Córdoba por el centro clandestino de La Perla y La Rivera.

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