miércoles, 24 de abril de 2013

PRAT GAY. SU CURRICULUM


Alfonso Prat Gay, representante de la banca Morgan-Chase


Es público y evidente que Prat Gay participó desde el comienzo en el gran golpe del JP Morgan – Chase para llevarse puestas la reservas y zafar del contrato de seguro de liquides. Desde su despacho en Londres del JP Morgan – Chase, a través de medios “serios” como el diario LA NACION, apoyó fervientemente el famoso “blindaje”, que era el prepara via para el gran golpe. Era algo así como la excavación previa del túnel, que en el caso del Banco Galicia de Acassuso, conectaba el desagüe pluvial con el banco. Y luego a través del mismo diario apoyó desvergonzadamente la sustitución de las reservas por títulos de la deuda, claro que con un lenguaje técnico como para que la mayoría no entendiera gran cosa.
Tan involucrado estaba Prat Gay en el golpe maestro, que tras volarlo a Pedro Pou, Cavallo lo propuso como vicepresidente del Banco Central, para secundar a Roque Macarone. Este -ya fallecido- era un notable boos de la patria financiera proveniente del Banco Rio y del Galicia, que en el plano de las finanzas tenía la estatura de Don Corleone. Por ende Don Maccarone estaba a la altura del golpe maestro que se pretendía perpetrar.
La Oficina Anticorrupción y el Senado no le dieron vía libre a ese desvergonzado salto de un lado al otro del mostrador intentado por Cavallo y Prat Gay, desde los sillones del JP Morgan – Chase, a vice del Banco Central. Por eso Alfonso se quedó en Londres. Posteriormente, cuando el gran golpe entró en su fase de definición a fines del 2001, Cavallo intento ponerlo a Prat Gay, nada menos que para reemplazar a Daniel Marx, otro de los artífices del gran golpe. Marx -un ex ejecutivo del Citibank y del Banco Rio, émulo de Don Maccarone- desde los tiempos de Alfonsín venía abrochando a Argentina con la cuestión de la deuda.
Finalmente quien logró instalar a Prat Gay al frente del Central en el 2002, fue el FMI, tras lograr que el Congreso derogara la ley de subversión económica que atrapaba legalmente a los banqueros, por  el vaciamiento que habían perpetrado. Pero a la par las auditorias externas del Banco Central (AGN, Auditoria General de la Nación, y KPMG) rechazaron de plano el balance del año 2001 de este, por las gravísimas inconsistencias e irregularidad que tenía en sus cuentas, con las que se disimulaba el vaciamiento de las reservas que se había ejecutado. Resultaba entonces indispensable poner al frente del Central  a un hombre de entera confianza del FMI y de los bancos.
Así apareció Prat Gay al frente del mismo, a fines del 2002, recomendado por Eduardo Amadeo, la eminencia gris de estos acontecimientos, que se movía a la sombra de Duhalde. E inmediatamente después Prat Gay firmó junto con el ministro Lavagna el acuerdo con el FMI que el presidente Duhalde venía mendigando desde comienzos del 2002.
Prat Gay ignoró enteramente las observaciones que habían efectuado las auditorias externas al crucial balance del año 2001. Y tampoco logró que ellas le aprobaran el balance del año 2002, cosa que a cualquier directivo le habría cobrado su puesto. Sin embargo ahora tiene la desfachatez de presentarse como candidato de la Alianza Cívica y Social, hablando de la ética y la redistribución del ingreso.
En este sentido Prat Gay revela ser un hábil engañador. Como cuando da su explicación porque el FMI en la década del ’90 imponía absurdas condicionalidades para dar préstamos, con las que destruyó a Argentina y a otros países. Según Prat Gay, era porque tenía poca plata para prestar, y por eso imponía altas condicionalidades. Algo así como decir que el usurero se quedó con su casa, no porque fuera usurero, sino porque tenía poca plata para usurear.
Sin duda que a Prat Gay le aguardan altos destinos. Como los que aguardaban a Cavallo tras presidir en 1982 el Banco Central, como si un poderosísimo manojo de intereses se lo trazara previamente. Pasó así a ser diputado, canciller que hizo una indigna paz con Londres, superministro de Economía y Obras Públicas en dos ocasiones, y aspirante a la presidencia de la Nación, todo ello al servicio de intereses no argentinos. Un manojo de intereses tan poderosos, como para hacernos creer que era nuestro providencial salvador en el 2001, pese que venía a hundirnos la cabeza en el barro.
Por un lado la misma Carrio anuncia que Prat Gay es un presidenciable para el 2011, mientras que por el otro lado Macri -a quién asesoró antes de cruzarse a la Coalición Cívica- dice que será su futuro ministro de Economía. Así, sugestivamente, dos fuerzas que dicen confrontar fieramente, disputan por el mismo candidato venido del Norte, que parece traer la bendición de ese manojo de poderosos intereses, sin cuya existencia nadie llega al poder. Argentina parece ser el único país que tropieza dos veces con la misma piedra. O que lo patea un cavallo parecido. De usted como elector depende que eso no suceda nuevamente.

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