sábado, 13 de octubre de 2012


660 individuos y 147 corporaciones controlan la economía mundial - El 1% global: Desenmascaramiento de la Súper-Clase Dominante Transnacional

Peter Phillips - Kimberly Soeiro

JUEVES, 11 DE OCTUBRE DE 2012


Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

Resumen

¿Este estudio pregunta ¿quiénes son el 1% de la elite del poder del mundo?

Y ¿cómo operan al unísono sobre el 99% restante para incrementar sus propias ganancias privadas? Examinamos una muestra del 1%: el sector minero, cuyas corporaciones extraen material de sectores comunes globales de la Tierra y utilizan mano de obra barata para acumular riqueza. El valor del material removido por estas grandes compañías petrolíferas, gasíferas y variadas organizaciones de extracción de minerales, excede lejos el costo real de extracción. También examinamos el sector inversión del 1 por ciento global: corporaciones cuya actividad primaria consiste en acumular y reinvertir capital.

Este sector incluye los bancos centrales globales, las mayores empresas de gestión de dinero para la inversión y a otras corporaciones cuyos esfuerzos primarios son la concentración y la reproducción del dinero, como compañías de seguros. Finalmente, analizamos cómo las redes globales de la elite centralizada del poder -el 1 por ciento, sus compañías, y los diversos gobiernos a su servicio- planifican, manipulan y hacen cumplir políticas que benefician su concentración continua de riqueza y poder. Demostramos cómo el imperio militar-industrial-mediático EEUU/OTAN actúa al servicio de la clase corporativa transnacional en la protección del capital internacional en el mundo.

El “Movimiento Ocupa” desarrolló una consigna, “el otro 99 por ciento”, que resume la gran desigualdad de riqueza y poder entre el 1 por ciento más rico del mundo y el resto de nosotros. Mientras el mantra del 99 por ciento, indudablemente, sirve como herramienta de motivación para involucrar abiertamente a más gente, explica muy poco sobre quiénes integran el 1 por ciento y cómo mantienen su poder en el mundo. Aunque una buena porción de la investigación académica se ha ocupado de la elite del poder en Estados Unidos, sólo en la mitad de la última década se ha investigado la emergencia de una clase corporativa transnacional. (1)

La más destacada entre las primeras obras sobre la idea de un 1 por ciento interconectado dentro del capitalismo global fue el libro La Clase Capitalista Transnacional, de Leslie Sklair, 2001 (2). Sklair creyó que la globalización movería a las corporaciones transnacionales (CTN) a roles internacionales más amplios, que conducirían a los estados de origen de las corporaciones a papeles menos importantes que los acuerdos internacionales desarrollados a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y de otros organismos internacionales. Lo que emergía de estas corporaciones multinacionales era una clase capitalista transnacional, cuyos miembros e intereses incrementarían cada vez más sus alcances internacionales, mientras todavía estaban arraigados en sus sociedades. Sklair escribió:

“La clase capitalista transnacional se puede dividir analíticamente en cuatro fracciones principales: (i) dueños y reguladores de CTNs y sus afiliados locales; (ii) burócratas y políticos de la globalización; (iii) profesionales de la globalización; (iv) elites del consumismo (comerciantes y medios)… Por supuesto, también es importante observar, que la clase corporativa transnacional (CCT) y cada una de sus fracciones, no siempre están unidas totalmente ante cada problema. Sin embargo, en su conjunto, las personas principales de estos grupos constituyen una elite de poder mundial, una clase dominante o un círculo íntimo, en el sentido en que estos términos se han utilizado para caracterizar las estructuras de clases dominantes de países específicos”. (3)

Se estima que la riqueza del mundo total ronda los 200 billones de dólares, con EEUU y Europa reteniendo, aproximadamente, el 63 por ciento. Para estar entre la mitad más rica del mundo, un adulto necesita solamente 4.000 dólares en activos una vez restadas las deudas. Un adulto requiere más de 72.000 mil dólares para pertenecer al 10 por ciento superior de propietarios globales de riqueza y más de 588.000 dólares para ser miembro del 1 por ciento top. En 2010, el 1 por ciento superior de la gente más rica del mundo había ocultado lejos de 21 a 32 billones de dólares en cuentas bancarias secretas exentas de impuestos desplegadas por todo el mundo (4).

Mientras tanto, la mitad más pobre de la población global conjunta posee menos de 2 por ciento de la riqueza global (5). El Banco Mundial divulgó en 2008 que 1.290 millones de personas vivían en extrema pobreza, con menos de 1 dólar 25 centavos por día, y otros 1.200 millones más vivían con menos de 2 dólares al día (6). Starvation.net reportó que 35.000 personas, principalmente niños pequeños, mueren de hambre cada día en el mundo (7).

El número de muertes innecesarias ha excedido los 300 millones de personas durante los últimos 40 años. Los granjeros de todo el planeta producen más que suficiente comida para alimentar adecuadamente al mundo entero. La producción global de granos de 2007 ascendió a 2,3 mil millones toneladas, 4 por ciento más que en el año precedente, pero cada día mil millones de personas pasan hambre. Grain.org describe las razones básicas del hambre actual en el artículo reciente “Las corporaciones todavía están haciendo una matanza por hambre”: mientras los granjeros producen bastante comida para alimentar al mundo, los especuladores de esos commodities y los grandes comerciantes de grano como Cargill controlan los precios y la distribución global de los alimentos (8). Escarbando en el poder del 1 por ciento global -identificando quiénes son y cuáles son sus metas- claramente deciden la vida y la muerte.

También es importante examinar la cuestión de cómo se crea riqueza y cómo se concentra. Históricamente, la riqueza ha sido capturada y concentrada por conquista por diversos grupos poderosos. Para un ejemplo histórico de este proceso basta sólo una mirada a la apropiación por España de la riqueza de los imperios Azteca e Inca a comienzos del siglo XVI. La historia de los imperios romano y británico también esta llenan de ejemplos de riqueza capturada.

Una vez adquirida, entonces la riqueza se puede utilizar para establecer medios de producción, tales como las tempranas fábricas británicas de algodón, que explotan la mano de obra de trabajadores para producir mercancías cuyo valor de intercambio es superior al costo del trabajo, un proceso analizado por Karl Marx en El Capital (9).

Un ser humano puede elaborar un producto que tenga cierto valor. El negocio organizado contrata trabajadores que son pagados por debajo del valor de su fuerza de trabajo. El resultado es la creación de lo que Marx llamó plusvalía, un valor superior al costo del trabajo. La creación de plusvalía permite, a quienes poseen los medios de producción, concentrar todavía más el capital.

Además, la concentración del capital acelera la explotación de recursos naturales por empresarios privados, aunque realmente estos recursos naturales son la herencia común de todos los seres vivos (10). En este artículo, preguntamos: ¿Quiénes son el 1 por ciento de la elite del poder del mundo? ¿Y en qué medida actúan al unísono para sus propias ganancias privadas y beneficios a costa del 99 por ciento?

Examinaremos una muestra del 1 por ciento: el sector minero-extractivo, cuyas corporaciones obtienen material sacado de campos comunes globales de la tierra y usan mano de obra barata para acumular riqueza. Estas corporaciones incluyen a las dedicadas a extraer petróleo, gas y a otras compañías que extraen minerales. El valor del material retirado excede lejos el costo real de extracción.

También examinaremos el sector de inversión del 1 por ciento global: corporaciones cuya actividad primaria es amasar y reinvertir capital. Este sector incluye los bancos centrales globales, las mayores firmas de gestión de inversión monetaria y otras corporaciones, cuyos esfuerzos primarios apuntan a la concentración y ampliación del dinero, como las compañías de seguros.

Finalmente, analizamos cómo las redes globales del poder centralizado -la elite del 1 por ciento, sus compañías y variados gobiernos a su servicio- planean, manipulan y hacen cumplir políticas que benefician su concentración continua de riqueza y poder.

El sector extractor: El caso de Freeport-McMoRan (FCX)

Freeport-McMoRan (FCX) es el extractor mundial más grande de cobre y oro. La compañía controla depósitos enormes en Papua, Indonesia; también opera en Norte y Suramérica y en África. En 2010, la corporación vendió 3,9 mil millones de libras de cobre, 1,9 millones de onzas de oro y 67 millones de libras de molibdeno. En 2010, Freeport-McMoRan reportó ingresos de 18,9 mil millones de dólares y una renta neta de 4,2 mil millones (11).

La mina Grasberg de Papua, Indonesia, emplea 23.000 trabajadores con salarios por debajo de 3 dólares la hora. En septiembre de 2011, los trabajadores fueron a la huelga por salarios más altos y mejores condiciones de trabajo. Freeport había ofrecido un aumento de 22 por ciento en salarios y los huelguistas dijeron que no era suficiente, exigiendo incrementarlos a un estándar internacional de 17 a 43 dólares por hora. El conflicto salarial atrajo a los miembros de una tribu local, que tenían sus propios agravios respecto a derechos de tierra y contaminación. Armado con lanzas y flechas, se unieron a los trabajadores de Freeport que bloqueaban los caminos de acceso a la mina (12). Durante la tentativa de los huelguistas de bloquear autobuses repletos de trabajadores de reemplazo, las fuerzas de seguridad del Estado financiadas por Freeport mataron e hirieron a varios huelguistas.

Internacionalmente, Freeport esta bajo el fuego de la crítica por sus pagos a las autoridades por seguridad. Desde 1991, ha pagado casi 13.000 millones dólares al gobierno indonesio -una de las fuentes de renta más grandes de Indonesia- con una tarifa de 1,5 por ciento de royalty sobre el oro y el cobre extraído y, en consecuencia, tiene en sus bolsillos a la policía militar y regional indonesia. En octubre de 2011, el diario Jakarta Globe divulgó que las fuerzas de seguridad indonesias de Papua Oeste, notoriamente la policía, reciben generosos pagos directos y al contado de Freeport-McMoRan. El Jefe Nacional de Policía indonesio, Timur Pradopo, admitió que los oficiales reciben de Freeport cerca de 10 millones de dólares anuales, pagos que Pradopo describió como “dinero para el almuerzo”. La prominente organización no gubernamental indonesia Imparsial situó los pagos anuales directos en 14 millones de dólares (13).

Estos pagos recuerdan incluso los más grandes desembolsos hechos por Freeport a las fuerzas militares indonesias a lo largo de los años, que cuando fueron revelados motivaron una investigación de la Comisión de Seguridad e Intercambio de EEUU sobre la responsabilidad de Freeport bajo la Ley sobre Prácticas Extranjeras Corruptas de Estados Unidos.

Adicionalmente, la policía del Estado y el ejército han sido criticados muchas veces por las violaciones de derechos humanos en la región montañosa remota, donde un movimiento separatista hierve a fuego lento por décadas. Amnistía Internacional ha documentado numerosos casos en que la policía indonesia utilizó fuerza innecesaria contra huelguistas y sus partidarios. Por ejemplo, las fuerzas de seguridad de Indonesia atacaron una concentración de masas en Jayapura, la capital de Papua, y trabajadores en huelga en la mina de Freeport en las montañas meridionales. Por lo menos mataron a 5 personas y muchas más fueron heridas en asaltos que muestran un patrón continuo de violencia pública contra disidentes pacíficos. Otro ataque brutal e injustificado, ocurrido el 19 de octubre de 2011, contra miles de papuenses que ejercían su derecho a reunión y libertad de expresión, causó la muerte de por lo menos 3 civiles de Papua, apaleo de muchos, detención de centenares y el arresto de 6 procesados por cargos de traición (14).

El Jakarta Globe divulgó el 7 de noviembre de 2011 que “los trabajadores en huelga empleados por Copper & Gold, filial de Freepost-McMoRan en Papua, bajaron sus demandas mínimas de aumento salarial desde 7,50 a 4,00 dólares por hora, dijo el Sindicato de Trabajadores Todo-Indonesia (SPSI, por su sigla en inglés)” (15). Virgo Solosa, funcionario del sindicato, dijo a Jakarta Globe que consideraron “la mejor solución para todos” aceptar un salario por encima del mínimo de 1 dólar 50 centavos por hora.

Los trabajadores de la mina de cobre Cerro Verde, de Freeport en Perú, también fueron a la huelga en ese mismo tiempo, poniendo de relieve la dimensión global de la confrontación con Freeport. Los trabajadores de Cerro Verde exigieron aumentos salariales de 11 por ciento, mientras la compañía ofreció apenas 3 por ciento.

La huelga peruana terminó el 28 de noviembre de 2011 (16) y el 14 de diciembre Freeport-McMoRan anunció un acuerdo en la mina indonesia que extendía el contrato con el sindicato por dos años. Los trabajadores de las operaciones de Indonesia de Freeport continúan con salarios bajos, que actualmente ascienden a tan poco como 2 dólares por hora y subirán en 24 por ciento en el primer año del convenio colectivo y el 13 por ciento en el segundo año. El acuerdo también incluye mejoras en beneficios y una bonificación por una sola vez equivalente a tres meses de salarios (17).

En ambas huelgas de Freeport los gobiernos ejercieron presión sobre los huelguistas para una solución, no sólo con las evidentes fuerza militares y de policía, sino también e implicaron muy altos niveles nacionales e internacionales. Durante la huelga de Freeport-McMoRan la administración Obama ignoró la notoria violación de los derechos humanos y, en su lugar, fortaleció los lazos militares EEUU-Indonesia. El secretario de Defensa de EEUU, Leon Panetta, que llegó a Indonesia en la estela inmediata del ataque de Jayapura, no formuló ninguna crítica al asalto y reafirmó el apoyo de EEUU a la integridad territorial indonesia. Panetta también elogió, según se informó, el manejo de Indonesia de la huelga de una larga semana en Freeport-McMoRan (18).

El Presidente Barack Obama visitó Indonesia en noviembre de 2011 para consolidar relaciones con Jakarta como parte de la escalada de esfuerzos de Washington orientada a combatir la influencia china en la región Asia-Pacífico. Obama acababa de anunciar que EEUU y Australia comenzarían un despliegue rotatorio de 2.500 infantes de marina de EEUU en una base en Darwin, un movimiento ostensible de modernizar la presencia de EEUU en la región y de permitir participación en el “entrenamiento común” a la contraparte militar australiana. Pero algunos especulan que EEUU tiene una agenda oculta para desplegar infantes de marina en Australia. El periódico tailandés The Nation sugirió que una de las razones para colocar infantes de marina de EEUU en Darwin sería ofrecer garantías remotas de seguridad, de lejos y a dos horas de vuelo, al oro de propiedad de la estadounidense Freeport-McMoRan's y a la mina de cobre en Papua Oeste (19).

El hecho de que los trabajadores de la mina de cobre de la Sociedad Minera Cerro Verde, de Freeport en Perú, también estuvieran en huelga al mismo tiempo destaca la dimensión global de la confrontación de Freeport. Los trabajadores peruanos exigían aumentos salariales de 11 por ciento, mientras Freeport ofrecía apenas 3 por ciento. La huelga fue levantada el 28 de noviembre de 2011 (20). En ambas huelgas de Freeport, los gobiernos ejercieron presión para someter a los huelguistas, no sólo con la presencia de fuerza militar y de policía, sino también involucrando a altos niveles internacionales. El hecho de que el Secretario de Defensa de EEUU mencionara una huelga nacional en Indonesa muestra que los problemas que afectan los beneficios del 1 por ciento corporativo internacional están en juego al más alto nivel del poder.

La opinión pública de Indonesia está fuertemente en contra de Freeport. El 8 de agosto de 2011, Karishma Vaswani, de la BBC, reportó que “la corporación minera de EEUU Freeport-McMoRan ha sido acusada de todo, desde contaminar el ambiente al financiamiento de la represión, en sus cuatro décadas de operaciones en la provincia indonesia de Papua. … Pregúntele en la calle a cualquier papuano qué piensa de Freeport y le dirá que la corporación es una ladrona, dijo Nelels Tebay, un pastor de Papua y coordinador de la red de la paz de Papua” (21).

Los huelguistas de Freeport ganaron el apoyo del Movimiento Ocupa de EEUU. Activistas de Ocuppy Phoenix y de la Red de Acción por Timor Oriental marcharon a las jefaturas de Freeport en Phoenix, el 28 de octubre de 2011, para manifestarse contra las matanzas de la policía indonesias en la mina Grasberg de Freeport-McMoRan's (22).

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