CARLOS BARTFFELD, MASON Y AMIGO DE MASSERA, FUE EMBAJADOR EN YUGOSLAVIA CUANDO SE VENDIERON ARMAS A CROACIA
En el mismo barco
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Por Susana Viau y Eduardo Tagliaferro Carlos Federico Barttfeld fue embajador argentino en Yugoslavia entre 1991 y 1995, período en que ingresaron con destino a Croacia 6500 toneladas de armamento procedente de Fabricaciones Militares. Lo curioso es que Barttfeld, funcionario de carrera del servicio exterior, es miembro de la logia P-2 y está vinculado al ex almirante Emilio Massera, al igual que el "suicidado" capitán de navío Horacio Estrada y el capitán de corbeta Horacio Debernardi, relacionados ambos con el escándalo de la venta ilegal de armas. Barttfeld concretó su definitivo ascenso profesional gracias a Licio Gelli y desarrolló misiones de compromiso cuando la Cancillería, tras el golpe de 1976, quedó bajo influencia naval. En la actualidad se encuentra al frente de la delegación diplomática en China. La causa judicial que investiga el tráfico ilegal de armas espera la declaración testimonial del embajador, quien, acuciado por el disgusto de Belgrado, envió al ministro Guido Di Tella dos faxes advirtiendo lo que ocurría. Barttfeld solicitó permiso para testimoniar por escrito. El juez federal Jorge Urso lo denegó por considerar que nada sustituye a un interrogatorio cara a cara.
Azul naval
La historia de Barttfeld está ligada a la Marina y al ex almirante por diversas razones. Una de ellas, el ferviente antiperonismo juvenil de los dos personajes; la otra, su afición por las logias masónicas. En 1955, con la Revolución Libertadora, el joven teniente Emilio Massera quedó adscripto al Servicio de Informaciones Navales; Barttfeld ingresaba al cuerpo diplomático, desmantelado por el golpe y rearmado en base a radicales, socialistas y gente afín a la política que marcaban los nuevos tiempos. Según quienes lo conocen de entonces, Barttfeld simpatizaba con el socialismo democrático que, en realidad, no era ni una cosa ni la otra sino todo lo contrario: progolpista y, eso sí, masónico. No obstante, uno y otro acabaron adaptándose a las circunstancias: Massera, con el regreso de Juan Domingo Perón al país en 1973, se convirtió en su mejor interlocutor dentro de una fuerza tradicionalmente hostil al justicialismo y accedió, contra la lógica escalafonaria, a la comandancia de la Armada. Barttfeld fue prohijado por el canciller Alberto Vignes.
Es verdad que Massera y Barttfeld habían desarrollado tempranos contactos con la logia y su gran contramaestre Licio Gelli, ingresado a Argentina por la puerta grande: como parte de la comitiva que trasladó a Perón de regreso al país en 1973. El canciller Alberto Vignes rubricó junto a Perón uno de los primeros decretos otorgando a Gelli la Gran Cruz de la Orden del Libertador y dándole al italiano, en agosto del '74, el cargo honorario de consejero económico de la embajada argentina en Italia. Fue el propio Licio Gelli quien comisionó a Barttfeld para que dejara el consulado general en Hamburgo y se dirigiera a Roma: "...Escribí al ministro Vignes --cuenta Gelli en una carta dirigida a César de la Vega, también embajador en la UNESCO-- para indicarle el traslado de Hamburgo a la embajada en Roma del Dr. Barttfeld". De la Vega, un cargo "político", había ingresado en el '73 a la Cancillería y era uno de los personajes con que la logia contaba en Buenos Aires.
El resto de los cofrades, según se descubrió en las listas incautadas en "Villa Wanda", la mansión que Gelli tenía en Arezzo, eran los generales Carlos Guillermo Suárez Mason y Luis Betti, el todavía almirante Eduardo Emilio Massera, José López Rega, el embajador en Uruguay, Alberto de la Plaza; extraoficialmente se agregaban el ex ministro de Defensa de Isabel Perón, Adolfo Savino, el secretario de propaganda José María Villone (los dos en la esfera del "brujo"), el capitán de navío Carlos Corti y el último Canciller, Benito Llambí.
Barttfeld estaba inscripto en los anales de la P-2 con el número 479, Massera con el 478 y ambos, al parecer, precedían en su incorporación a todos los demás. El Banco Ambrosiano era la joya de la corona de la P-2 y a través de él se canalizaban buena parte de los fondos vaticanos. El presidente de la sucursal porteña del Banco Ambrosiano fue el almirante Carlos Guido Natal Coda, antecesor de Massera en la comandancia de la Armada.
Servicios prestados
Gelli también fue beneficiado por la dictadura con el puesto de ministro plenipotenciario para asuntos culturales en la embajada argentina en Italia, un salvoconducto que le permitiría aducir inmunidad diplomática y esquivar la acción de los carabinieri.
Se le proveyeron cuatro pasaportes diplomáticos argentinos, tres de ellos fueron otorgados por la Marina y uno se terminó de adulterar, bajo la mirada atenta del capitán de navío Horacio Estrada, con el trabajo esclavo de Víctor Basterra, secuestrado en la ESMA. Basterra y Estrada, ex jefe de los operativos de la ESMA, ex agregado de la fuerza en Sudáfrica y vinculado como el capitán de corbeta Debernardi al tráfico ilegal de armas, debieron declarar en la causa iniciada contra Gelli por falsificación de documento en la justicia federal. El juez instructor de la causa fue Néstor Blondi, quien también tuvo a su cargo la investigación de la muerte de Fernando Branca. Hoy, Blondi es el abogado del coronel prófugo en Sudáfrica Diego Palleros, uno de los gestores, junto a Estrada, Jean Bernard Lasnaud y Luis Sarlenga de la venta de armamento a Ecuador. Las casualidades son muchas en esta historia y Sudáfrica --una suerte de aguantadero de la ESMA-- era el lugar al que, según versiones emanadas de la inteligencia naval, también procuraba dirigirse Estrada si conseguía el dinero necesario. No pudo hacerlo. Había declarado dos veces ante el juez Urso y se suicidó 48 horas después de la última citación. En esos días Página/12 se comunicó con Blondi y preguntó, entre otras cosas, por Estrada.
--Yo no lo conozco. No tengo ni idea. El que lo conoce es Palleros --contestó el ex juez.
--Sin embargo usted lo indagó en el juicio a Licio Gelli --le recordó este diario. Blondi se rió con ganas.
--Ustedes saben más de nosotros que nosotros mismos. La verdad, no me acordaba --dijo para cerrar el tema.
Debernardi cubría otro frente: el de la ex Yugoslavia. Fue el representante del gobierno bosnio ante Fabricaciones Militares. Debernardi había integrado EDESA, la empresa creada por Massera para la compra-venta de armamento con el pretexto del reequipamiento naval. Fueron muchos los cambios de directorio en EDESA. Sin embargo, Debernardi permaneció firme, aguantando la vela. Otro de los directores de EDESA era el yerno de Adolfo Savino.
Todos eran hermanos
Entre activos y retirados del servicio exterior no se duda de la fuerte relación que une a Massera con ese hombre inteligente, brillante conversador, alto y "buen amigo", como todos coinciden en pintar a Barttfeld. Es más, recuerdan que solían llamarlo "Manuelita Rosas" porque era quien se acercaba al gran dictador para pedirle por la suerte de los marginados dentro del cuerpo diplomático. Igual que el Ministerio de Bienestar Social y el Canal 13, la Cancillería había quedado en la esfera del control naval; el ministro de Relaciones Exteriores era, por lo tanto, el vicealmirante César Guzzetti. Fue precisamente desde la secretaría de Guzzetti que se emitió el cable 535 del 29 de noviembre de 1976 con destino a la embajada en Italia: "V.E. --decía-- se servirá volver a incluir en guía diplomática local al señor Licio Gelli quien seguirá prestando su colaboración como hasta el presente (...). Toda comunicación referida al Sr. Gelli deberá ser manejada exclusivamente por V.E. en cable o nota para conocimiento exclusivo del Canciller Guzzetti".
Guzzetti iba a explicar después, ante la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, que "el envío del cable mencionado obedeció a una orden expresa emanada del entonces jefe de la Armada, almirante Emilio Eduardo Massera, desconociendo los motivos que pudo tener el almirante para hacerlo". Barttfeld, entre tanto, había pasado por destinos siempre interesantes para el almirante y para la logia: Hamburgo, un puerto de importancia capital si se piensa en las tratativas para la compra de submarinos de las acerías Thyssen; Roma --otro enclave destacado para la compra de armamento-- y Rumania. Rumania, como luego Yugoslavia, no eran metas apetecibles para el cuerpo diplomático, pero allí, en 1975, se había fundado el Instituto para Problemas sobre el Nuevo Orden Internacional: el pidduista Gian Carlo Elia Valori era secretario general del organismo y Nicolae Ceaucescu, su presidente honorario. Tanto el gobierno de Isabel Perón--José López Rega como la P-2 y Massera tenían en esa zona de Europa Oriental un insospechado interés: Rumania se perfilaba como uno de los puntos de triangulación de armamento. Massera viajó a Bucarest en 1981,
Concluidas esas misiones, Barttfeld regresó a Buenos Aires como director del área de América Latina del Palacio San Martín. El almirante le tenía reservada, con todo, una misión delicada: reemplazar al secuestrado y asesinado embajador en Venezuela Héctor Hidalgo Solá, un crimen en cuya génesis se reconoce la mano del ex almirante y sus operativos de la ESMA. Caracas en 1977 era también un territorio clave: la embajada había quedado acéfala por ese hecho sobrecogedor, Venezuela estaba gobernada por el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez y era refugio de una numerosa y conspicua colonia de exiliados argentinos. Barttfeld aceptó la designación sin chistar.
Con la dictadura en retirada, Massera debió aclarar, entre otras cuestiones, la entrega irregular de pasaportes a Licio Gelli. El ex almirante respondió: "Gelli prestó servicios de indudable mérito a la Argentina, más allá de sus problemas financieros. Nos apoyó en la lucha contra la subversión y nos apoyó en el manejo de la imagen argentina en el exterior". Al pedírsele precisiones sobre el tipo de "servicios prestados" por Gelli, el ex triunviro se amparó en "razones de seguridad nacional" para callar. Gelli había echado raíces en Argentina: se hundieron en tierras de Tandil, específicamente en la estancia "Don Alberto" que estaba a nombre del ex canciller Vignes. Gelli recurrió a un argentino para que lo asesorara en la negociación: nada menos que a Arnoldo Barttfeld, hermano del embajador.
LOS LAZOS CON LA LOGIA P-2
Ese amigo llamado don Licio
Por S.V. y E.T.
En 1970, Licio Gelli --un florentino nacido en los años 20-- recibió el encargo de reflotar Propaganda-2, la logia masónica fundada sin demasiado éxito a fines del siglo XIX. Fascista visceral, la ideología de su logia no podía ser sino la extrema derecha. La fuerza de la P-2 perforó, incluso, los muros del Vaticano. El "venerabile" contó con la colaboración de Umberto Ortolani, Michele Sindona y Roberto Calvi, encargado de regir los destinos del celestial Banco Ambrosiano.
Gelli ubicó la mira sobre Argentina y Uruguay. Fue él quien en 1973 puso el Boeing de Alitalia a disposición del regreso de Juan Domingo Perón e integró la comitiva en la que se destacaba un pintoresco riojano llamado Carlos Saúl Menem. Nunca admitió que el general formara parte de la P-2; tampoco lo negó con énfasis. Giulio Andreotti, sin embargo, relató su encuentro con Perón, Isabel Martínez y Gelli. Cuando Gelli entró en el comedor, aseguró Andreotti, Perón se arrodilló ante él. Gelli había reclutado feligreses en Argentina; el almirante Emilio Massera, el diplomático Carlos Barttfeld, los generales Guillermo Suárez Mason (quien puso a disposición un avión de YPF para trasladarlo desde Montevideo) y Luis Betti, los políticos peronistas Alberto Vignes y Benito Llambí, personal del servicio exterior. Gian Carlo Elia Valori --integrante de la P-2-- declararía no sin razón que Gelli era más conocido en Argentina que en la propia Italia. Los objetivos no confesados de la P-2 eran el lobby, el tráfico de armas, el tráfico de drogas, el blanqueo de divisas. La caída del Banco Ambrosiano produjo la debacle. Calvi acabó colgado en un puente londinense; Gelli, preso. Recuperada la libertad, regresó a su casa de Arezzo, Villa Wanda. Desde allí lanzó elogios a troche y moche sobre sus amigos argentinos. En especial sobre "l'uomo dell'acqua" como, en clave, se refería a Massera: "un gran argentino", "un hombre de grandísimas cualidades". Eso sí, aclaró que con el "hombre del agua" se conocían desde antes del 24 de marzo de 1976. Se aseguró a principios de los 90 que la P-2 se había aggiornado y era ahora una red de logias, dedicada al lobby para la obtención de licitaciones de obras y servicios públicos, aunque seguía involucrada en el tráfico de armas destinadas, sobre todo, a la guerra en los Balcanes. Su nuevo nombre, Propaganda-3.
"La gente quiere que las penas se cumplan"
Duhalde fue a contramano de los intereses de Menem y rechazó la idea que circula en la Casa Rosada, pese a que en los anteriores indultos dispuestos por el Presidente jamás manifestó su oposición. Como siempre, para expresar su desacuerdo, el gobernador bonaerense apeló a un lenguaje diplomático. "Si bien indulto es una facultad presidencial, mi opinión es desfavorable", aseguró en una comunicación telefónica con radio Continental.
Con el mismo tono distendido, el precandidato presidencial del PJ aprovechó para negar que, en este caso, sus expresiones estén vinculadas con la interna de su partido, donde Menem, desde las sombras, pasó a convertirse en su principal contrincante.
Menem lanzó el globo el jueves al comentar escuetamente que los indultos estaban en estudio. Pero el viernes le dio una importante dosis de aire al agregar que "puede ser en Navidad, Reyes o el año que viene". Para agregarle más intriga a este culebrón, Kohan repitió ayer que "éste es un tema que, como hemos dicho, está en estudio porque siempre hay un pedido de organizaciones de derechos humanos, pero no está en etapa de decisión ni mucho menos".
Una recorrida que Página/12 realizó por las áreas del Gobierno que podrían estar encargadas de la redacción de los decretos permitió recabar que tanto en el Ministerio de Justicia como en el de Interior no se está trabajando en el tema. "No nos lo pidieron", señalaron. Pero voceros de ambas carteras admitieron que "el decreto se redacta en un par de horas, usamos el 'Simulcop' para los dos y listo".
En la Secretaría Legal y Técnica, que encabeza Ginés Ruiz, también negaron haber recibido un texto. Aunque no deja de llamar la atención, el silencio con el que se mueve el diputado ultramenemista César Arias, que siempre tuvo buena llegada al líder carapintada y que en septiembre último se reunió con el ex cabecilla del ERP.
A Kohan no le agradó mucho la idea de un globo de ensayo y más cuando se le mencionó la versión de que el Gobierno había encargado encuestas para medir la recepción entre la gente de un posible perdón a Seineldín y Gorriarán Merlo.
"Es totalmente falso. No se gobierna por encuestas, se gobierna por decisiones y el Presidente dio muestras, todos estos años, que no tienen que ver sus decisiones con las supuestas encuestas que quieren hacer aparecer", aseguró el funcionario nacional.
Sobre la polémica suscitada en torno de la inconstitucionalidad del indulto a quienes atenten contra el sistema democrático, Kohan cayó en una contradicción al afirmar que tanto Gorriarán como Seineldín "están detenidos porque han estado en contra del sistema democrático, han tenido juicio y han sido condenados".
De todos modos, se cuidó en solicitar que el indulto se mantenga entre las atribuciones del jefe de Estado. "Los pueblos eligen a los presidentes para gobernar y tomar decisiones", fue la frase con la Kohan argumentó su pedido.
El artículo 36 de la Carta Magna impide el beneficio del indulto para quienes realicen actos de fuerza contra el sistema institucional y el sistema democrático. Siguiendo esta lectura, Menem estaría imposibilitado de perdonar a Gorriarán Merlo y Seineldín, aunque a ambos les queda abierta la posibilidad de una ley de amnistía, que debe ser aprobada por el Congreso.
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