Leemos en Página 12 de ayer esta escalofriante nota de Horacio Verbistky, sobre el sometimiento a la esclavitud de más de 130 personas (incluyendo niños y adolescentes) por parte de la multinacional Nidera, una de las empresas pionera de la biogenética, y de las mayores beneficiadas por el boom sojero y la expansión de la producción agropecuaria de los últimos años.
Quien más quien menos, todos hemos oído hablar o leído sobre La Forestal, aquella empresa poderosísima de capitales extranjeros (fundamentalmente ingleses) que durante años explotó el tanino en el norte santafesino; construyendo un Estado propio, con sus propias leyes, moneda, justicia, policía y medios de transporte. Si a alguno le interesa ahondar en el tema -inmortalizado en la pluma de Gastón Gori-, aquí pueden encontrar información detallada.
A casi un siglo de los hechos narrados por Gori, hechos como los que denuncia Verbitsky parecen retrotraernos en el túnel del tiempo, pero nos marcan al mismo tiempo la enorme tarea pendiente que le queda por delante al proyecto nacional iniciado en el 2003, y la obstinación de las peores formas del capitalismo explotación en resistir y reproducirse, inmunes a las transformaciones de la historia.
No basta claro -aunque sea importante- con crear millones de puestos de trabajo o garantizar las negociaciones paritarias: es necesario ir a fondo en el combate contra el empleo en negro y toda forma de explotación humana, especialmente -pero no únicamente- en la producción agropecuaria y en las actividades industriales ligadas a ella como es este caso; rubros que lideran las estadísticas del incumplimiento de la legislación laboral, previsional e impositiva.
Más allá de las multas que se le impongan a esta buena gente, y de las que habla la nota, es menester que se les aplique a los responsables de esta vergüenza, la ley de represión de la trata de personas, con todo el rigor de las penas que contempla. Es de suponer que los cultores de la "mano dura" no se opondrán a eso, ni los abogados de la empresa apelarán a argucias "garantistas"; a menos claro que esas categorías solo jueguen cuando se trata de ladrones de celulares al arrebato.
De paso, como se informa en la nota de Página, uno de los principales centros de desarrollo de Nidera se encuentra en el sur de la provincia de Santa Fe, más precisamente en Venado Tuerto. Suponemos que los inspectores del Ministerio de Trabajo de la provincia ya estarán partiendo para allá a controlar que todo esté bien, si no llegaron ya.
Quien más quien menos, todos hemos oído hablar o leído sobre La Forestal, aquella empresa poderosísima de capitales extranjeros (fundamentalmente ingleses) que durante años explotó el tanino en el norte santafesino; construyendo un Estado propio, con sus propias leyes, moneda, justicia, policía y medios de transporte. Si a alguno le interesa ahondar en el tema -inmortalizado en la pluma de Gastón Gori-, aquí pueden encontrar información detallada.
A casi un siglo de los hechos narrados por Gori, hechos como los que denuncia Verbitsky parecen retrotraernos en el túnel del tiempo, pero nos marcan al mismo tiempo la enorme tarea pendiente que le queda por delante al proyecto nacional iniciado en el 2003, y la obstinación de las peores formas del capitalismo explotación en resistir y reproducirse, inmunes a las transformaciones de la historia.
No basta claro -aunque sea importante- con crear millones de puestos de trabajo o garantizar las negociaciones paritarias: es necesario ir a fondo en el combate contra el empleo en negro y toda forma de explotación humana, especialmente -pero no únicamente- en la producción agropecuaria y en las actividades industriales ligadas a ella como es este caso; rubros que lideran las estadísticas del incumplimiento de la legislación laboral, previsional e impositiva.
Más allá de las multas que se le impongan a esta buena gente, y de las que habla la nota, es menester que se les aplique a los responsables de esta vergüenza, la ley de represión de la trata de personas, con todo el rigor de las penas que contempla. Es de suponer que los cultores de la "mano dura" no se opondrán a eso, ni los abogados de la empresa apelarán a argucias "garantistas"; a menos claro que esas categorías solo jueguen cuando se trata de ladrones de celulares al arrebato.
De paso, como se informa en la nota de Página, uno de los principales centros de desarrollo de Nidera se encuentra en el sur de la provincia de Santa Fe, más precisamente en Venado Tuerto. Suponemos que los inspectores del Ministerio de Trabajo de la provincia ya estarán partiendo para allá a controlar que todo esté bien, si no llegaron ya.
El relato de Verbistky (quien dicho sea de paso, le hizo caso a Buzzi y volvió al periodismo de investigación) sobre las vejaciones a la condición humana impuestas por la multinacional a quienes trabajaban para ella en el campo de San Pedro es estremecedor; y sin embargo en la página institucional de Nidera, nos cuentan esto respecto a su "política de recursos humanos".
Si a ustedes se les ocurre otra expresión que "hijos de puta" para calificarlos, se aceptan sugerencias.
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