Es así chicas, basta de complejos y costosos tratamientos anti-age!, ¡dejen de colocarse rodajas de todo (hasta de sandías) en la cara contra las arrugas!, ¡basta de privarse de todo, hasta de clavarse un buen chori cuando pinta!:
Pero ojo, para eso no es necesario irse a la Coalición Cívica, todo lo contrario, por ese lado se dificulta disimular esos quilitos de más que siempre andan por ahí:
¡La onda pasa por el kirchnerismo!, y si no nos creen, acá lo cuenta una de las compañeras de La Néstor:
Como ocurre muchas veces con los hechos históricos y sociales, los círculos que estas circunstancias provocan se van sucediendo hacia afuera, produciendo modificaciones en ámbitos que, en principio, eran impensados.
A ver si me siguen.
Digamos, para ubicar -o como se dice hoy: contextualizar-, que la década del noventa me encontró transitando mi década del cincuenta. Esto lo consigno, no sé bien si para la comprensión o para la pena. La catarata de desastres, el descenso de lienzos o banderas -o ambos- en personajes si no queridos al menos cercanos a mi historia política, fue produciendo un síndrome que hoy puedo denominar “desazón política”, que sería como una resaca post-menemista.
Me asumí, entonces, como un elemento testigo de la historia; protagonista de la nostalgia, narradora de la anécdota cuando encontraba a alguien que pudiera entender la jerga originada por la persecución o la cárcel. O que al menos supiera de quien hablaba cuando un nombre se convertía en laguna.
Pero, algo pasó. Alguien se salió del libreto, recuperó el gesto, la palabra y los viejos sueños.
Después, esta explosión militante que genera la necesidad de apuntalar al proyecto, me produce una estimulante reacción emocional que potenciada por el glorioso rejunte generacional, provoca, entre otros efectos secundarios favorables, los siguientes:
- Aumento de la actividad cardíaca.
- Ejercitación de la resistencia muscular (si no, ¿como se explica el aguante de los movilizados sub-70?).
- Estimulacion neuronal para analizar y ¡retener! los acontecimientos de esta hipermovida realidad.
- Ilumina los ojos.
- Promueve los abrazos intersexuales.
En una palabra: rejuvenece.
Quien necesite pruebas de lo anterior, por las razones que sea: considerar que es un delirio senil o (mejor) recomendar como alternativa al gimnasio o al bótox, le sugiero acercarse a las múltiples agrupaciones nacidas de esta mixtura militante o ponerse las zapatillas y unirse a la primera movilización a la que la/lo inviten; y después me cuentan.
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