Leemos a Sobrecito Pagni en La Nación inflando la figura de Ernesto Sanz, la nueva esperanza blanca del establishment argentino, que lanzó su candidatura presidencial con el propósito de ponerle la proa al kirchnerismo y la candidatura de Cristina en las elecciones de este año.
En la nota Pagni nos cuenta las supuestas posturas de Sanz en torno al rol del Banco Central, la estatización de Aerolíneas Argentinas, la eliminación de las AFJP y hasta el Fútbol para Todos.
Y decimos supuestas, porque como bien recalca el ministro Randazzo, el amigo Sanz, cada vez que le tocó votar o expresarse en el Congreso, lo hizo en sentido contrario al que le atribuye la nota; con lo cual queda claro que estamos en presencia de otra operación de prensa -a las que Pagni es afecto- para instalar una nueva "esperanza blanca" de la derecha argentina, que no espante a cierto naboelectorado seudoprogre; a ver si se le suman algunos votitos por ese lado.
Pero las verdaderas ideas de Sanz -las que excitan a Pagni y sus mandantes- no son esas, sino las que el mismo candidato supo expresar con inusual franqueza, apuntando directamente a franjas concretas del electorado, y no precisamente de izquierda. Franjas con las que además comparte enemigos comunes.
El senador mendocino es quizás -luego de Duhalde- el dirigente opositor que más sobreactúa sus guiños al establishment para ganarse su confianza, y no se pierde ninguna de las convocatorias que se gestan con esa finalidad.
Pero nada de eso alcanza, hoy por por hoy, para modificar la realidad contundente que marcan las encuestas; y una clara prueba de eso, la vemos hoy, en el mismo diario La Nación, donde se devela la verdad: ni revisando hasta el fondo esa bolsa de gastos que es el rejunte opositor, surge un gato que sea verdaderamente capaz de cazar al ratón.
Y eso que ya lo intentaron -desde el 2003 para acá- con López Murphy, Lavagna, Reutemann -eterno aspirante al puesto-, Cobos, Ricardo Alfonsín, Cobos, Macri y hasta con Pino Solanas, que al fin y al cabo, blanco es. Hasta Duhalde (cuyo apodo es "El Negro") se anota siempre en la lista, y conste que no la incluimos a Lilita Carrió, que sería en todo caso la esperanza naranja.
La idea de "la gran esperanza blanca" surgió en los Estados Unidos en el mundo del box, cada vez que el campeonato mundial de los pesos pesados quedaba en manos de un boxeador de color (negro, porque los blancos nunca son "de color"); y los promotores se desesperaban por encontrar un contendiente que recuperara el creto para la raza blanca.
Se exacerbó más aun a partir de la fulgurante aparición de Cassius Clay , peor todavía cuando éste se convirtó al islamismo y pasó a llamarse Muhamad Alí, en tiempos de segregación racial y lucha por los derechos civiles de los negros; con Ku Klux Klan, Panteras Negras y guerra de Vietnam incluidos.
Año tras año, uno tras otra "esperanza blanca" enfrentaba a Alí con la esperanza de destronarlo, pcon le mismo resultado final:
Por ahora en la Argentina -y ojalá que todo siga así- y de cara a las elecciones presidenciales de octubre, el destino de las esperanzas blancas parece ser el mismo.
2 comentarios:
Chuck Wepner la esperanza blanca?
Ese sí que era un paquete. Me acuerdo que...(uy, me delaté. Elabas)
Y si, esa era la idea entonces en el boxeo, y es la misma ahora con los candidatos opositores.
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