domingo, 30 de enero de 2011

A BINNER LE SOBRA MEDIO GABINETE


No, no estamos hablando de los ministerios del gobierno provincial que tienen un nombre de fantasía, como el de Obras Públicas y Vivienda que conduce Storero; tampoco de los que tienen nombres muy familiares pero no se sabe a ciencia cierta que hacen, como el Ministerio de Educación de Elida Rasino, o el de Salud de Miguel Cappiello.

Hablamos de aquellas carteras del Ejecutivo provincial que comanda Binner que fueron creadas en la reforma impulsada al asumir en 2007 (llevando a doce el número de ministerios, contra los ocho con que contaba el gobierno anterior), pero que con el paso del tiempo nos enteramos que en realidad eran de chasco, en joda digamos.

Hace poco en un post en defensa de Polémico Moreno comentábamos la particular idea que tiene el ministro Bertero del rol que tiene que cumplir el Ministerio de la Producción: reunirse con las patronales agrogarcas y las Bolsas de Comercio para trasladarle sus reclamos corporativos a la Nación.

Hace muy poco nos enteramos que, al parecer y pese a haberse creado en la misma reforma un Ministerio de Seguridad -que cuenta con más de 20.000 policías a su disposición- la seguridad de los santafesinos estaba garantizada en realidad por algo más de 600 efectivos de Gendarmería Nacional que fueron trasladados al conurbano bonaerense.     

Y ahora, a propósito del conflicto laboral desatado en las terminales portuarias del sur de la provincia, nos venimos a enterar también que el Ministerio de Trabajo de Binner (uno de los más publicitados al aprobarse la reforma a la Ley de Ministerios cuando asumió el gobierno) estaría, ¿cómo decirlo en términos académicos y para que se entienda?, ¡ah, sí!: al reverendo pedo. 

O al menos eso es lo que se desprende de las declaraciones a los medios de los funcionarios provinciales: no pueden dictar la conciliación obligatoria, tampoco pueden intervenir ante los gravísimos hechos de falta de seguridad en los lugares de trabajo -que ya se cobraron vidas humanas- y están en el origen del conflicto (que como bien lo señala Della Torre en Página 12, excede con creces un mero reclamo salarial);  en éste último caso con el insólito argumento de la baja tasa de sindicalización de los trabajadores involucrados, que impide conformar los comités de higiene y seguridad del trabajo (una buena idea del gobierno del Frente Progresista, ampliamente publicitada, pero que parece haber quedado solo en eso: en la idea). 

Habrá que recordar que la mayoría de las provincias cuenten con autoridades administrativas del trabajo (por caso, en la provincia de Buenos Aires los recientes hechos de explotación laboral en establecimientos agropecuarios fueron detectados por el Ministerio de Trabajo provincial), porque el poder de policía en la materia es concurrente con la Nación.

Más aun, exceptuando todo lo vinculado a las asociaciones profesionales de trabajadores (es decir los sindicatos y entidades gremiales), como ser su registro, reconocimiento y fiscalización, y lo vinculado a la negociación colectiva (es decir las discusiones paritarias, su homologación y registro), que son competencias privativas del Estado nacional, el resto se ejerce en forma conjunta entre la Nación y las provincias, algo que en Santa Fe se remonta por lo menos a 1987, cuando el organismo laboral era apenas una Secretaría de Estado.

Algo parecido sucede con el área de las politicas sociales: como lo demostramos en su oportunidad, la transformación de la Secretaría de Estado de Promoción Comunitaria en el Ministerio de Desarrollo Social, lejos de fortalecer a ese sector del aparato estatal, significó la disminución de su participación relativa en la asignación del total de los recursos del Presupuesto, y una menor calidad del gasto porque la burocracia ministerial pasó a llevarse más de tres de cada diez pesos asignados.

Y conste que en este análisis no consideramos el amplio apartado de excusas del gobierno de Frente Progresista, en el que utilizan como muletilla habitual para encubrir su incapacidad para gestionar la presunta "discriminación" que sufren de parte de la Nación.

Aun siendo generosos, las cuentas son claras: a Duermes le sobra -por lo menos- medio gabinete, le dejamos a él y los suyos la tarea de determinar cual, porque nosotros ya estamos ocupados con el gabinete de Lilita.  

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