martes, 4 de enero de 2011

LLEVANDO AGUA PARA SU MOLINO


Leemos en El Litoral una interesante nota sobre el problema de la carencia de vivienda propia que acucia a millones de argentinos.

Interesante no tanto por los datos que aporta (en definitiva disponibles a partir del relevamiento de la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el INDEC), sino por la interpretación que le da el diario, citando marginalmente la fuente: IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino), o sea esta gente, estrechamente vinculada a la Fundación Meditarránea; célebre cantera de cerebros que nos legara al inolvidable padre de la Convertibilidad y el corralito, el hijo del fabricante de escobas de San Francisco, Domingo Cavallo, que como ven los recomienda en su página personal.

Observen ustedes que en los currículums de toda esta muchachada -fértiles en la ocupación de diversos cargos públicos-, se omite decir el período en que se desempeñaron, y eso tiene una razón: fue durante el menemismo, cuando Domingo Felipe I era el súper ministro; un período histórico en el que, como bien sabemos, la construcción de viviendas sociales para los sectores de escasos recursos, fue prioridad nacional.

Pero volvamos a la nota, en la que se apunta un dato objetivo: el porcentaje del total de la población del país que carece de vivienda propia es mayor hoy, que en el año 2010, pese al ciclo sostenido de reactivación económica, y al alza constante del gasto público, aspecto éste que la nota resalta en un par de oportunidades, y por allí se le ven las patas a la sota mediterránea.

Y las patas aparecen en éste párrafo, central en el contexto del artículo: "El default y la pesificación de depósitos, la inflación, la eliminación del régimen de capitalización y, en general, la discrecionalidad y la poca transparencia destruyeron el incipiente mercado de capitales con que contaba la Argentina. Bajo estas condiciones, los ahorros son masivamente desviados al exterior (incluyendo el atesoramiento de dólares o euros) o a la compra de inmuebles. Muy marginalmente son canalizados al sistema financiero para que este cuente con recursos que sustenten créditos bajo condiciones que le permita a las familias comprar su vivienda. Mientras tanto, la vivienda social ha tenido un espacio muy acotado dentro de la vertiginosa expansión del gasto público motorizada por el desbordante crecimiento de los subsidios a empresas públicas y privadas."
Tenemos entonces que, para la gente de Idesa, al defáult del 2001 se habría llegado por la irresponsabilidad de Rodríguez Saá, y no porque la deuda externa (pública y privada) se volvió inmanejable como consecuencia de la ficción de la Convertibilidad; y la pesificación de los depósitos surgió de la nada, no como una respuesta (brutal) a la creciente dolarización de la economía impulsada por el ya famoso "1 a 1", y a la escandalosa fuga de los depósitos bancarios durante todo el último año del gobierno de De La Rúa; fuga que por cierto llevó a otra genial creación de Cavallo: el "corralito".
Con medidas como esas, no era muy lógico que la gente confiase en el sistema financiero para darle sus ahorros (sumado al circuito tradicional de la economía en negro) en un primer momento, aunque ahora la tendencia se ha revertido claramente. Pero tampoco es cierta esta otra afirmación de la nota: "La mayor parte de las necesidades de vivienda podrían ser resueltas a través del mercado financiero. Alcanza con garantizar previsibilidad y racionalidad en la gestión pública para que espontáneamente se genere una oferta de crédito a tasas moderadas y plazos lo suficientemente largos como para que las familias, pagando cuotas de montos similares al de un alquiler, puedan acceder a su vivienda propia."
Primero porque, si bien es cierto que el rol del sistema financiero es clave y no sólo en la resolución del problema de la vivienda, no lo es que haga nada "espontáneamente" en ese sentido, sino en la medida que le resulte rentable; y de ese modo, es dificultoso que genere una "oferta de crédito a tasas moderadas y plazos lo suficientemente largos". Por eso en lugar de la "espontaneidad" que reclama Idesa, son necesarias regulaciones cada vez más fuertes del Estado, para el sector financiero.
La nota omite explicaciones más sencillas del problema de la vivienda, como que por ejemplo desde el 2000 para acá la población argentina ha crecido a un ritmo mayor que la construcción o disponibilidad efectiva de viviendas; o que justamente es la "espontaneidad" del mercado inmobiliario la que ha creado un desacople enorme entre la oferta de vivienda (generada por la expansión de la construcción privada al amparo de la colocación en ese sector del dinero excedente del crecimiento ecomómico) y la creciente demanda; sin que sea un problema de cantidad de viviendas, sino de posibilidad de quienes la necesitan, de pagarla, siempre que se pongan a la venta (la mayoría se ofrecen para alquilar, justamente porque sus propietarios tratan de obtener una renta más o menos permanente).
Y a esta altura del análisis cabría preguntarse: ¿qué contribución efectiva hicieron las tristemente célebres AFJP al mercado de capitales para financiar el desarrollo productivo y el crecimiento económico, y más aun: cuántos de sus recursos se destinaron a la construcción de viviendas, aunque fuera para los sectores de la clase media?. Es comprensible que los personeros de la Fundación Mediterránea defiendan una de sus más preciadas (y desastrosas) invenciones; no lo es tanto que pretendan hacernos creer que su restitución podría servir para algo, menos aun para resolver algo tan complejo como el acceso a la vivienda.      

Lo mismo puede decirse de lo que la nota llama "desbordante crecimiento de los subsidios":  si se disminuyen o eliminan los subsidios estatales, se procudirá un inevitable aumento de las tarifas de los servicios públicos, lo que -además de generar una retroalimentación de la inflación- impactará más gravamente en los sectores de ingresos fijos. ¿Cómo harán entonces esos sectores para estar en condiciones de comprarse su casa propia o pagar un alquiler?

Es llamativo además que en una nota en que (para ponerse a tono con la época)- se cuestionan las etsadísticas oficiales, no haya el menor dato sobre lo que se denomina "compromiso de fondos públicos"  empleados en la construcción de viviendas; ni tampoco cuanto han avanzado en esa materia  en estos últimos años la Nación y las provincias, entre ellas Santa Fe.

En definitiva al diario El Litoral y a la gente sensible de Idesa -en esencia, una marca de segunda selección de la Fundación Mediterránea- no les interesa un pomo el acuciante problema de la vivienda, sino aprovechar la volada -como siempre- para seguir tratando de llevar agua para su molino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

SEÑORES DE LA NESTOR: UDS. ESTAN ATACANDO A AQUELLOS QUE AYUDARON A HIJITUS EN TIEMPOS DE GOLD SILVER. CON QUE SE CREEN QUE COMPRO EL PIBE DEL SOMBRERITUS SU CAÑITUS DE CORTINITAS ROSADAS? VITTORI SE NUTRE DE ESOS PATRIOTAS(ELABAS)