viernes, 28 de septiembre de 2012

CÓRDOBA: CAPITAL NACIONAL DE LA OPOSICIÓN

La nueva meca anti K

POR ADRIÁN MURANO
26.09.2012
        
De la Sota busca ganar posiciones ofreciendo su territorio, y Moyano plantó bandera. Los planes de la derecha serrana.
El peronismo anti K puso en marcha un clásico justicialista: la ambulancia. La estrategia consiste en recoger a los heridos del kirchnerismo y sumarlos a un incipiente dispositivo electoral con el objetivo inmediato de disputar las elecciones legislativas de 2013 y, a mediano plazo, posicionar algún dirigente en la grilla presidencial.
Víctima de una pulsión ansiosa que ya le jugó en contra en el pasado, el gobernador cordobés José Manuel de la Sota aceleró la marcha en esa carrera de largo aliento y final incierto. El hombre que acarició una chance cuando el ex presidente interino Eduardo Duhalde lo sondeó como su delfín para las elecciones de 2003 –y que terminó en la banquina cuando su propio promotor reconociera que el cordobés “no movía el amperímetro”–, está convencido de que llegó su hora. Lo alientan, además de su añeja ambición, un puñado de dirigentes nacionales que aceptaron su propuesta de convertir a la provincia serrana en la nueva meca del peronismo anti K. Hacia allí ya peregrinaron Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Hugo Moyano, por mencionar a los más rutilantes de un firmamento aún mediática y territorialmente opaco.

Fue el camionero, precisamente, quien ratificó a Córdoba como la capital nacional de la oposición al celebrar en La Falda un congreso donde pretendió sentar las bases de su programa político-gremial. La elección del terreno no fue casual: en los ’50 y ’60, La Falda y Huerta Grande cobijaron verdaderas gestas fundacionales del gremialismo argentino, asociando para siempre el nombre de esas localidades a la historia del sindicalismo peronista. Claro que entre aquellas reuniones y este congreso auspiciado por Moyano existen diferencias cruciales. Aquellas fueron promovidas por dirigentes como Agustín Tosco y Raimundo Ongaro, quienes propiciaban una salida por izquierda a la disyuntiva política de la época. Sus contracaras fueron Augusto Vandor y José Ignacio Rucci, dos referentes de la derecha peronista-sindical que cuajan mejor con los gustos político-ideológicos del camionero.

Un modo de ratificar esa predilección surge de repasar la nómina de invitados, dónde convivieron el inefable anfitrión –De la Sota– con el ruralista Gerónimo “Momo” Venegas y el radical de derecha Oscar Aguad. Una postal similar a la que, un día antes, el propio camionero auspició frente a los tribunales, donde reclamó la reapertura de la causa por el crimen de Rucci en compañía de –otra vez– De la Sota, De Narváez, Venegas y el paladín carapintada Aldo Rico. Hay que reconocer, eso sí, que la semana de Moyano transcurrió a pura coherencia.

Más viscoso fue el comportamiento de De la Sota, que alternó esos abrazos con la crema de la derecha –algunos de ellos, incluso, reconocidos procesistas– al tiempo que difundía un aviso pago en el que vinculaba la gratuidad del boleto escolar en su provincia con la lucha de los chicos desaparecidos en la denominada Noche de los Lápices. La asociación mereció el repudio de las Madres de Plaza de Mayo, quienes reprocharon al gobernador por utilizar la lucha de sus hijos con fines promocionales. Riesgos de acelerar a fondo en una carrera que recién empieza.

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