Industria y modelo de país
A lo largo de los 25 años de historia de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) hemos recordado el Día de la Industria Nacional, señalando en todo momento la vital importancia de la producción local y el trabajo como generadores de desarrollo.
Nuestra postura fue arduamente sostenida durante los años '90, cuando pocas voces se atrevían a contradecir el modelo que completó el desmantelamiento de la industria nacional, proceso cuyo principal gestor fue el ministro Martínez de Hoz durante la dictadura militar.
En aquellos años, al igual que en etapas anteriores, muchos de los grandes empresarios y representantes de los sectores monopólicos participaban de la fiesta especulativa, abonada por el desguace del patrimonio y la entrega de los recursos estratégicos de la Nación.
En cambio, desde la representación de las Pymes y el trabajo estábamos convencidos de que sólo se podría construir un país donde todos los habitantes pudieran vivir dignamente en el marco de una democracia con profundo contenido productivo y social.
Hoy acompañamos los lineamientos generales de un proyecto que ha tomado estas demandas y las ha transformado en líneas de acción del Estado nacional.
Debemos alertar, sin embargo, que estos objetivos sólo podrán sostenerse superando la mezquina visión corporativa de los grandes grupos económicos.
Integrantes de una cúpula empresaria altamente concentrada y extranjerizada, han buscado una y otra vez anteponer la maximización de sus excedentes al interés mayoritario invocando una supuesta ausencia de "seguridad jurídica" que, sin embargo, no los ha privado de obtener las mayores ganancias de la historia reciente.
Para estos actores las discusiones son siempre coyunturales y de corto plazo, ya que operan sin definirse sobre la naturaleza del modelo socioeconómico en el que actúan.
No es lo mismo democracia o dictadura, independencia o sometimiento, áreas de libre comercio o integración estratégica regional, justicia redistributiva o inequidad, ecología o destrucción del medioambiente, venta del patrimonio nacional o recuperación de los recursos naturales.
Desde nuestra perspectiva, el destino de un país está vinculado con el destino del conjunto de los actores productivos que lo componen y viceversa.
Un proyecto que busca sustituir importaciones, agregar valor, industrializar la ruralidad, fomentar la actividad Pyme y sostener la demanda interna, se ubica en las antípodas de otro que propone desregular las importaciones, liberalizar las finanzas, endeudarse con el exterior y aumentar la productividad a expensas del trabajo.
Como empresarios comprometidos con nuestro país y nuestro tiempo, sostenemos que una genuina industrialización sólo podrá concretarse gracias a la profundización de un modelo productivo que apunte a la soberanía nacional, la democracia plena y la justicia distributiva.
En este sentido aún se deben debatir profundas reformas estructurales en las áreas financiera, tributaria, de inversiones y apoyo integral a las Pymes, así como una profunda adecuación legislativa a las realidades sociales, culturales y políticas vigentes.
Reivindicar la industria nacional, hoy más que nunca, es definir en qué país y qué mundo queremos vivir.
*Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios.
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