miércoles, 12 de septiembre de 2012

EL PERONISMO ES LA MUJER DEL MUNDO

Desde el 55 hasta hoy el peronismo sigue siendo la mugre despreciable. La fuerza de las clases dominantes es también su capacidad de psicopatear

Carlos Barragán // Martes 11 de septiembre de 2012 | 17:23


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SUFRA Y NO LLORE
“El peronismo es sufrir”, me sintetiza Pablo un amigo peronista de los de toda la vida. El peronismo, pienso ahora, es siempre una manera de ser culpable. El peronismo es culpable de nacimiento. Por haber metido las patas en la fuente, por haber insultado a las viejas aristócratas, por darles derechos a los negros que enriquecían al amo, por haberse peleado con los curas, por llevarse mal con Braden y su país, y por haber recibido los bombazos del 55 en la Plaza. Y por no haber hecho de eso un acto de victimización. Alguien me dice que el peronismo tiene ese problema: que no se siente víctima. De ahí su noción de resistencia. El peronismo no se siente víctima, sólo siente que debe resistir. ¿Y por qué? Quizá haya una culpa fundacional peronista: la culpa por haberle levantado la mano al patrón y luego haberse dejado psicopatear por el patrón humillado en su omnipotencia: “¿así me pagás por haberte matado el hambre?”.
Y es que los ataques del peronismo son defensivos: resiste, se defiende de Braden, la oligarquía, los curas, las bombas, los militares, la proscripción, los tiros, etc. Son los golpes de la víctima. Y en eso está hoy con las corporaciones y el gorilismo ideológico.

VAMOS GORILEANDO
El peronismo es hipnótico, imposible dejar de mirarlo y mirarse uno mismo en su espejo. Mirándome en él he sido gorila (progre o de izquierda, que es el gorilismo patético, no el pertinente de derecha) y ahora me siento peronista, aunque sé que me falta genética, historia o batallas y densidades políticas para serlo. Pero me siento peronista en tanto sufro lo que sufren los peronistas, según la definición sufriente de mi amigo Pablo. Peronista porque quienes están en mi/nuestra contra (anti-peronistas) utilizan ataques siempre tramposos, psicopateros, ruines, a traición, mentirosos y cuando pueden: salvajes y crueles. Y es que el antiperonismo es éticamente inferior al peronismo, y a medida que se profundiza en su aversión va agudizándose su hipocresía. Lo vemos estos días en la procaz tapa de Fontevecchia y en la última y refinada columna de Sarlo.

DERECHA DERÉ
Fontevecchia desciende hasta encontrar lo abyecto con tal de degradar la figura presidencial peronista. La misoginia, la violencia simbólica, el grado cero de la ética periodística son anécdotas, o si se quiere característas no tan relevantes, en su derrotero por destruir lo que tiene de peronista nuestra presidenta.
El ataque al peronismo es mayormente moral, y por lo tanto lleno de hipocresía, mala conciencia y prejuicios. Por eso la tapa de Fontevecchia se puede leer como merecida por la presidenta porque se trata de “una negra puta peronista”. Y para ver si me equivoco o exagero podríamos ver los posteos de los lectores en Clarín, La Nación o Perfil, o preguntarle (si tuviéramos la máquina de la verdad de Chiche Gelblung) al mismo Fontevecchia o a su degradado ayudante Zunino. No es por machismo que no aparecieron tapas de Alfonsín, Menem o De La Rúa en situaciones similares. Es que ellos nunca fueron atacados con todo el odio antiperonista. Alfonsín y De La Rúa porque eran radicales, y Menem porque fue un peronista que trabajó codo a codo junto al poder que hoy se retuerce de odio con Cristina.



PERÓN, EVITA Y CRISTINA
Perón y Evita sí sufrieron ataques parecidos en vida y hasta después de muertos. Sin distinción de sexo y sin límites. Me faltan datos para conocer qué ocurría en los medios gráficos, pero con el solo hecho de ser argentino sé que se hablaba de la capacidad o incapacidad sexual de Perón, sus gustos y actividades íntimas, su moral, su decencia, y lo mismo –pero mucho más y mucho peor- sobre su mujer Eva.


Y SARLO TAMBIEN
Mientras el peronismo es atacado por Fontevecchia, que hace de Lucho Avilés un profesional correcto y sobrio, en La Nación escribe Beatriz Sarlo en el mismo sentido aunque con refinamiento. Sarlo que es una intelectual que ahora está en los grandes medios de la Argentina: La Nación y Radio Mitre.
Y voy a remitirme a una anécdota personal porque ilustra el anti-peronismo y su lógica. Sarlo me mencionó el año pasado diciendo que yo trabajaba como un inmigrante de principios de siglo (por mi “excesiva” presencia en canal 7 y en Radio Nacional). En aquel momento me quedé con lo ofensivo hacia los inmigrantes y no me dí cuenta de lo más evidente: yo soy un tipo que toda la vida trabajó en los medios masivos y es lógico que esté en los medios masivos. Sarlo toda su vida trabajó en la universidad y escribió en publicaciones académicas: ¿no es mucho más raro que ella ahora de golpe sea convocada por los medios masivos? ¿Por qué a Sarlo le pareció mal que yo estuviera trabajando en los medios? Quizá, no quiero agrandarme, pero creo que le pareció mal porque me consideró un negro peronista, ergo: un intruso.


MONTOS MALOS
Sarlo escribe hoy sobre los montoneros. Y lo hace –al parecer cómodamente- en el diario que promovió, convocó y agradeció la matanza de montoneros. A grandes rasgos sostiene que el kirchnerismo ahora reivindica y resignifica a los montoneros para no hacer una revisión crítica de su historia. Y escribe “La violencia que ejerció Montoneros no se distingue sin más de sus "ideales", tal como los presentaban en los periódicos de la época. Es difícil sostener que estaban equivocados tácticamente, pero acertaban en sus deseos y utopías.” Una afirmación realmente interesante, por lo menos para mí que no tengo grandes simpatías por los montoneros que siempre me parecieron demasiado católicos, taciturnos y milicones. Pero no es el caso, el caso es que Sarlo se pregunta “¿Qué quiere decir "montonero" hoy? Joven, movilizado, cristinista (¿funcionario?). Síntesis del "nunca menos" y el "vamos por más".” Y envenena lo que parecía ser una pregunta honesta.
Y en medio de una columna que podría ser de análisis pero que sólo es otro ataque al gobierno, Sarlo anota “…todo diferencia al gélido secretario de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, de su tío Fernando, que en 1970 liquidó a Aramburu a balazos después de secuestrarlo y someterlo a un juicio sin jueces ni tribunales ni defensor.”
Es bueno para la causa antiperonista meter en una misma frase “liquidar”, “secuestrar”; “balazos” y “Secretario de Gabinete Abal Medina”. (Aunque Abal Medina sea Jefe de Gabinete.)

ARAMBURU Y EL SÓTANO
Eso fue el asesinato de Aramburu tal y como lo ve Lanata quien sostiene “Rodolfo Walsh, ese tipo que pertenecía a una organización que mató a un hombre en un sótano”. Simple, sí. Y estupidizante.
Artemio López tuvo que poner un poco de memoria histórica al ataque disfrazado de crítica/análisis de Sarlo, recordándole en su blog que en 1970 no había jueces ni tribunales porque el gobierno de Onganía los había suprimido. Y recordarle los crímenes del asesino Aramburu. Pero claro: nada justifica matar a un hombre, dirán los que atacan al peronismo con la birome y vieron correr ríos de sangre de peronistas cuando aquello era lo natural en un país con el peronismo –este mismo puto peronismo- proscripto por los papás y abuelos de los militantes del PRO. (Y muchos radicales, pero recordar eso queda feo.)


ABSTRACCIONES
Aramburu dio un golpe de Estado, mató a cientos de personas, persiguió a millones por razones políticas, prohibió palabras, fue un hombre que ejerció el poder de manera ilegal y absoluta, bombardeó civiles, fusiló en las sombras, torturó en cuarteles. ¿Stalin, Hitler, Mussolini, Ceauscescu? A Aramburu no se le hacen muchas comparaciones con esos personajes que están tan a mano para hablar de los Kirchner. Que matarlo en un sótano estuvo mal es una reducción insólita para un intelectual. Podríamos recordar que también estuvo mal matar a Mahatma Ghandi sin juicio previo. Y al mismo Ceascescu. Y a John Lennon. Pero el caso es que Aramburu jamás estaría en la tapa de una revista masturbándose. Sería intolerable.


EL GOCE DE LA NACIÓN
No soy un experto en este tema, ni en ninguno. Pero puedo darme cuenta de qué significa escribir en el diario La Nación que Aramburu fue “liquidado” por el tío del Jefe de Gabinete de Ministros, obviando -apenas- la mitad de la historia. Porque Sarlo escribe “En diciembre de 1970, un semanario titulaba: "El terrorismo fue el personaje del año". La política militarizada del peronismo revolucionario organizaba su serie: asesinato, enfrentamiento, autodefensa, inmolación y ofrenda.” Una serie que según Sarlo comienza con los asesinatos (efectuados por Montoneros, claro) y no con los asesinatos del bombardeo a la plaza que iniciaban esos 15 años (¿o son 57 años ya?) de violencia contra los peronistas. La intelectual critica que dentro del peronismo no haya un autoanálisis de su propia violencia armada, cuestión con la que se puede acordar, pero escamotea la victimización previa del peronismo.
De paso Sarlo podría aportar un verdadero debate intelectual planteando desde el mismo diario La Nación una crítica a la violencia antiperonista que vive y late larvada en sus páginas, mientras la violencia peronista es algo del pasado cuyo peor pecado es que “no se revisó”. Pero no, Sarlo nos deja un corolario que ahora sí hace dupla con el medio donde escribe: “…las vetas autoritarias y antidemocráticas de los Montoneros los liberan (a los kirchneristas) de tributar a dos ideales progresistas: democracia y autonomía.”
¿Está claro? El kirchnerismo es autoritario y antidemocrático, como lo fueron los montoneros. Lo que parecía una crítica o una invitación al análisis termina siendo otra psicopateada más. Una acusación al voleo. Aramburu asesinado: Cristina autoritaria y antidemocrática. Sarlo, haciendo Doctrina en la Tribuna.


RESISTIR Y EXPLICAR
Psicopateadas, persecución, insultos, agravios, ataques variados y surtidos que el peronismo debe soportar sin queja, o con queja pero sin reaccionar. Ni siquiera con la ley, porque la ley en épocas peronistas es sólo otra excusa de su poder tiránico. La ley es legal cuando no afecta a los dueños de La Nación. Por eso la tapa de Noticias es posible de ver en los kioscos, e imposible de decomisar o confiscarla con un juez. Eso lo podrían haber hecho los últimos tres presidentes democráticos de haberse visto en éxtasis masturbatorio en la tapa de un medio de gran tirada nacional. Pero un peronista debe aguantarse los insultos y los ataques. Porque un peronista cuando recibe un insulto o un ataque, además debe explicar por qué los recibe. Y analizarlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El problema son las etiquetas. Sarlo es "intelectual". Y eso la autoriza a señalar con su dedito índice frunciendo su boquita. Aparentemente, también le permite tener mala memoria. Como bien expresa Barragán, el inicio de la violencia se remonta a 1955. Después de bombardeos y fusilamientos (porque mediante las urnas JAMAS hubieran vuelto el gobierno) y proscripciones por casi 20 años, nace la VIOLENCIA MONTONERA, por su propia cuenta, sin motivos, sin razones, de puro malos nomás.
Es el argumento canalla y turro de la vieja derecha y de los nuevos desertores del progresismo que con tal de conseguir un cacho 'e pan son capaces de lo que venga, especialmente traicionar sus principios.

Faltan 85 días para el 7 de diciembre.

Saludos
Tilo, 71 años