Cómo es la madeja de la cadena del trigo que disparó los precios del pan
Los grandes exportadores también intervienen en otros procesos y cada vez cuentan con más pesos. Los otros protagonistas son los grandes productores, que también tienen la sartén por el mango. Los desafíos del futuro.
Como no podía ser de otra manera, el notable incremento que experimentó el trigo en el mercado local, especialmente durante el mes pasado cuando duplicó la cotización internacional tocó el techo de los U$S 518 por tonelada, alteró el delicado funcionamiento del resto de la cadena (molinos y panadería), elevando por las nubes el precio final que pagan los consumidores en los comercios.
Para entender el conflicto hay que tener en cuenta que en el comienzo de la cadena, según coinciden fuentes públicas y privadas, existen unos 30 mil productores de trigo, con diferencias importantes entre pequeños chacareros y propietarios de grandes extensiones de territorio. Ya sea por condiciones climáticas, por su reemplazo por otros cultivos más rentables como la cebada cervecera o por un boicot político (según sostienen empresarios cercanos al oficialismo), lo cierto es que durante la última campaña se redujo sensiblemente el área sembrada, lo que llevó a una merma importante en la disponibilidad del cereal, que cayó a 9 millones de toneladas desde las 14,5 millones alcanzadas en el ciclo anterior.
Una vez efectuada la cosecha, la producción va a parar a acopiadores o los molinos, cuando tienen disponibilidad, otro sector clave de la cadena. Según datos de la Federación Argentinas de Industrias Molineras (FAIM), existen actualmente 155 plantas procesadores, pertenecientes a unas 130 empresas a lo largo de todo el territorio. Alrededor de 95 de esas firmas son responsables del 90% de la harina disponible en el mercado. Ahora bien, dependiendo de la capacidad tecnológica del molino –las multinacionales como Cargill obviamente disponen de mayor productividad- se necesitan 1,3 kilos de trigo para elaborar 1 kilo de harina. El nivel de molienda de trigo para pan venía desarrollándose en volúmenes relativamente normales –entre enero y mayo se procesaron 2.381.359 toneladas, cuando los volúmenes anuales rondan los 6 millones- hasta el mes de junio, cuando la fuerte suba en el precio del cereal comenzó a restringir las operaciones.
“Desde que arrancó el año hubo una oferta aceitada, por encima de los precios internacionales, hay que tener en cuenta que es un mercado de oferta y demanda. El trigo siguió subiendo su valor, no obstante ello por lo menos pudimos ir comprando la molienda, aunque generalmente no es la misma situación la de los molinos ubicados en la región norte y centro que los del sur de la provincia de Buenos Aires, donde la oferta llega mejor por una cuestión de localización”, indicó a Tiempo Argentino Diego Cifarelli, titular de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM).
Un dato no menor es que el trigo representa el 80 por ciento del costo de producción de la harina. En síntesis, el principal trastorno no provino por las subas salariales obtenidas en paritarias por los cerca de 100 mil puestos de trabajadores que directa o indirectamente abarca la actividad molinera, sino por maniobras especulativas al interior de la cadena. Además de proveer de abastecer el mercado local, la industria molinera también exporta sus productos a países como Brasil, Bolivia y Angola, mientras que se espera que el próximo año se abran otros destinos como Vietnam, Dubai e Indonesia.
Ahora bien, así como el trigo representa el mayor costo para los molinos, el producto de estos, la harina, es el insumo clave del eslabón final: las panaderías. Según datos del Centro de Industriales Panaderos de Buenos Aires, actualmente la harina representa alrededor del 45% del costo de producción de los comercios (el resto se reparte entre el 38% que representan los salarios, servicios y alquileres de locales). Hay distintos precios para la harina, pero los últimos datos muestran un rango promedio que va de los $190 a 220 la bolsa de 50 kilogramos (incluidos el 10,5 de IVA), para las cerca de 26 mil panaderías que hay en el país (solamente en la provincia de Buenos Aires hay 10 mil). En total consumen unas 8 millones de bolsas de harina de 50 kg cada una, y el consumo promedio per cápita se ubica entre los 80 y 100 kg anuales.
¿Qué pasa con los exportadores? Según datos del ministerio de Agricultura para los últimos años, solamente tres grandes grupos –Bunge, Cargill y Dreyfus- representan prácticamente el 50 por ciento de la exportación de trigo. No obstante, las federaciones de cooperativas, particularmente ACA y AFA vinculadas respectivamente a Federación Agraria y Coninagro, vienen ganando terreno. Restando el consumo interno, estimado en 6 millones de toneladas, el saldo se dirige a la exportación, que en 2011 alcanzó 7.856.000 toneladas. «
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