El video que va abajo es de hace unos días, pero vale la pena: es el acto de inauguración de las viviendas construidas en Villa Lugano por la Misión Sueños Compartidos; un emprendimiento de las Madres de Plaza de Mayo que se desarrolla en diferentes puntos del país, y sobre el que acá pueden encontrar mejor información.
En los pocos minutos que dura, y con la contundencia que a veces aportan las imágenes, vemos trabajo solidario, viviendas dignas, familias felices con el techo propio, organización popular y solidaridad puesta en acto, un Estado activo en la promoción de los que más lo necesitan.
Percibimos la maravillosa epopeya de esos pañuelos blancos de la dignidad -de una estatura histórica tan enorme y de un presente tan conmovedor- que no cejan en la búsqueda de verdad y justicia; mientras son capaces de transformar el dolor de los hijos que no están, en la fuerza para luchar por todo aquéllo por lo que esos hijos dieron su vida.
Comprendemos el sentido profundo y cabal de la militancia política, como un acto de amor a los demás, desinteresado y digno, poniendo el cuerpo y la vida en la causa que se abraza por creerla justa.
Y además de todo eso claro, está Cristina: una presidenta que todos los días nos llena de orgullo -tanto, que la queremos cuatro años más en la Rosada, con su dolor a cuestas, igual que Hebe y las Madres-, entre otras razones, porque sabe explicar todas estas cosas mejor que nosotros.
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