No, no nos referimos al triste suceso que se cobró 194 vidas, sino a ésta nota de Infobae, en la que se cuestiona la enseñanza de los "escraches" en la matería "Política y ciudadanía" que se imparte a los alumnos de las escuelas bonaerenses.
La verdad es que el primitivismo y tosquedad ideológica que trasunta la nota, asombran: se diría escrita por monseñor Aguer.
Dejemos ya de lado el absurdo (que bien rebate Oporto en la misma nota) de pretender que, porque uno discute o aborda un tema, termina convencido de una determinada idea que no tenía; o sea: no estudiemos el marximo, porque nos podemos volver marxistas.
Obviemos la simpleza de interpretar linealmente la historia, desconociendo sus complejidades, que hacen que poco importe como se originaron los "escraches", sino como se utilizan hoy, en qué contexto, por quiénes o con que objetivos. Sería como decir: "yo no vuelo en aviones a chorro, porque los inventaron los nazis en la Segunda Guerra Mundial".
Detengámonos por un momento en la pobre -pobrísima- noción que la nota trasunta sobre lo que es la democracia: una cosa fósil donde -cumplidas ciertas reglas de juego como las elecciones o la división formal de los poderes del Estado- nada se mueve, nadie protesta, no se cuestiona ni se puede protestar ni expresarse.
A menos, claro, que uno sea empresario agropecuario y pueda cortar rutas por meses.
Una noción medieval de la República (de una época en que la república no existía), propia de hombres de Cromagnon que no han dominado del todo los vericuetos del pensamiento complejo.
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