Leemos hoy en la mayoría de los diarios la decisión del gobierno nacional de disolver la ONCCA (Oficina de Control Comercial Agropecuario), que se concretó mediante el DNU 192, que pueden ver aquí en el Boletín Oficial de la Nación.
También allí está publicado el Decreto 193 (éste decreto simple, no DNU) por el que se crea en la órbita del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios del Consumo Interno, presidida por Bodou y a la que se sumarán la Ministra de Industria Débora Giorgi, y el Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca Julián Domínguez; junto a otros funcionarios, entre los que nos interesa destacar dos: el Secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno (un amigo de éste blog), y el titular de la AFIP Ricardo Echegaray.
Por el primero de los decretos se reforma la Ley de Ministerios, transfiriéndole a la cartera de Economía y Finanzas Públicas la facultad de entender en las normas y políticas de comercialización interior y exterior de los productos agropecuarios, y las facultades que tenía asignadas la ONCCA por los Decretos 1343/96 y 1067/05; el primero de ellos el que la creó (en tiempos de Menem y Felipe Solá), y el segundo el que la convirtió en un ente autárquico -dotándola de mayores recursos y facultades- durante el gobierno de Néstor Kirchner.
De acuerdo a las mismas reformas que se hacen a la Ley de Ministerios, las carteras de Industria y Agricultura participarán en la definición de las políticas de comercio exterior en cuanto hace a los aranceles de importación, licencias no automáticas, medidas antidúmping y cosas análogas, en cuanto tengan que ver con sus esferas de competencia; pero la Unidad creada por el Decreto 193 tendrá a su cargo dos funciones esenciales: el manejo de las ROE (Registro de Operaciones de Exportación) y las compensaciones que se pagan a productores y los diferentes eslabones de la cadena de comercialización de productos agropecuarios, para mantener los precios internos desvinculados de los precios internacionales de productos que se exportan.
Esto implica que, más allá de los cambios, las líneas centrales de la política del gobierno nacional en ésta materia se mantienen, y en todo caso se afianzan: intervención del Estado regulando el comercio exterior e interior, retenciones y compensaciones para mantener desacoplados los precios internos de los internacionales, priorizando el consumo interno por encima de la exportación (por eso se mantiene el mecanismo de las ROE y los cupos exportables).
Habituados a responder rápido sin pensar demasiado (en el caso de De Angeli, acostumbrado a vivir sin pensar demasiado), los agrogarcas oscilan entre la euforia y el escepticismo como podemos ver acá; o abiertamente en contra como podemos ver acá.
Es muy curioso que se manifiesten preocupados por la corrupción quienes producen y comercializan enormes volúmenes de producción no declarados, mantienen a sus (escasos) empleados en negro y triangulan operaciones truchas de comercio exterior con paraísos fiscales, pero la democracia es muy generosa.
En lo que no se equivoca el olfato de la más rancia derecha agrogarca (Llambías, Miguens) es que las medidas dispuestas hoy por Cristina no implican -ni mucho menos- retroceder o cambiar un aspecto esencial: la intervención del Estado en la economía regulando el "libre juego" de las fuerzas del mercado (algo que ellos desean, más allá de la disolución o no de determinado organismo) llegó para quedarse; al menos mientras ella esté en el gobierno.
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