Entramos en tiempos electorales y, al par de las campañas, se aceleran las operaciones periodísticas de todo tipo, que hacen difuso el límite entre la información, y el intento desembozado de influir en el electorado y en los propios actores de la política.
Hace un tiempo atrás en éste post denunciábamos una de las recurrentes operaciones del periodismo de derecha: agitar el "fantasma Reutemann", por entonces como Plan B del oficialismo si Cristina declinase ir por la reelección.
En La Nación de hoy Mariano Grondona (súbitamente devenido peronólogo) lo resucita, pero ya reducido a integrar la fórmula presidencial como acompañante de Cristina, y hasta ensaya un inverosímil apoyo del filósofo de Guadalpue, a la candidatura a gobernador de Agustín Rossi.
Pero hete aquí que los diarios de la provincia nos dicen que por acá, reutemanistas y obeidistas resisten un supuesto avance K en Santa Fe, tratando de conformar un "tercer sector" en las internas del PJ, con candidatos comunes.
Ahora bien: si eso es cierto (y parece serlo), no se entiende muy bien como existiría un floreciente y aceitado acuerdo entre el gobierno nacional y el reutemanismo, de resultas del cual nada menos que Rafael Gutiérrez (primo de Reutemann y presidente de la Corte Suprema de Justicia de la provincia) pasaría a ser el Ministro de Justicia y Derechos Humanos de Cristina, como nos dice acá el comunicador favorito de Binner y Bonfatti.
Que además le atribuye la jugada al Secretario Legal y Técnico de la presidencia, Carlos Zannini; a quien el diario La Nación de hoy, lejos de endilgarle vínculos aceitados con el peronismo de derecha, le atribuye ser el mentor intelectual de la izquierda peronista y La Cámpora, sectores de izquierda que además habrían desembarcado en el gabinete nacional (entre otras áreas) en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos; con lo cual nos despistamos un poco: ¿el "Rafita" Gutiérrez es de la escuela de Zaffaroni y no nos enteramos?
Pero la jugada del "Coni" Cherep no deja de ser ingeniosa: sólo el tiempo dirá si Cristina introducirá cambios en su gabinete y cuáles serán, pero para entonces las elecciones internas y generales de Santa Fe probablemente hayan pasado, la operación deje su huella (hacia los actores políticos, hacia sectores del electorado, o hacia ambos), y ¿quién se acordará de pedirle explicaciones si fue una fábula?
Por lo demás, la fábula (porque por ahora es sólo eso, hasta que la realidad nos desmienta) es funcional a los intereses de Binner y su candidato: lo coloca al gobernador en una inexistente posición de dureza ante quien conduce el Poder Judicial de la provincia (o sea, ojo, si te vas al gabinete nacional tenés que renunciar y yo pongo a otro, y guarda que hago lo que hizo Kirchner con la Corte, bla, bla, bla...) con una enorme carga de desprestigio; pero además se saca del medio a quien preside el Tribunal Electoral justo en un año de elecciones; luego de haber puesto a cargo de la Secretaría a la misma funcionaria que maneja el despacho del gobernador (o sea como si Zannini dirigiera la Cámara Nacional Electoral, para que se entienda).
Porque aclaremos algo: como nos informa Cherep, a poco de asumir Binner, dictó un decreto copiando al pie de la letra éste de Kirchner que estableció el procedimiento para la designación de los jueces de la Corte Suprema.
Lo que nunca hizo Binner fue ponerlo en práctica como sí hizo Néstor; porque para eso tendría que haber tenido los cojones (que no tuvo) de promover el juicio político de algunos impresentables (entre ellos Gutiérrez) que integran la Corte provincial a partir del pacto entre Reutemann y Usandizaga (sí gente, entérense: el Lole hace una años se anticipó a Kirchner en eso de hacer acuerdos con los radicales).
Por eso con las operaciones de prensa como éstas pasa lo mismo que con las otras operaciones: no hay que quedarse con la primera opinión, y en todo caso hacer una interconsulta.
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