Leemos en Tiempo Argentino las conclusiones de un estudio elaborado por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) sobre la producción de contenidos en la televisión de todo el país, cuyas conclusiones son reveladoras del estado de situación sobre el que se sancionó la ley de medios.
Cuando se pone el acento en la concentración de un gran número de licencias de radio (donde el panorama en materia de contenidos puede diferir quizás un poco del planteado para la TV) y televisión en Clarín y otros grupos concentrados (la problemática de la famosa cláusula de desinversión, de la que habla la propia nota), se suele pasar por alto este otro aspecto del problema, que no es de menor importancia.
La generación de contenidos (es decir la selección y producción de lo que se ve y se oye en los medios audiovisuales) es el corazón de la disputa por el sentido: poco importaría lograr que Clarín se desprenda de las casi 300 licencias que posee, si quienes las adquieran reproduzcan un escaso núcleo de contenidos audiovisuales producidos en las mismas usinas.
Esa mecánica de generación de contenidos aplana y uniforma mensajes, interpetaciones culturales y diversidades regionales; empobrece y achata en definitiva la percepción cultural que tenemos de nosotros mismos, y del mundo que nos rodea.
Pero además tiene un costado social: obtura el paso a nuevas oportunidades laborales para muchísimos trabajadores de la comunicación -de todas las profesiones vinculadas a la misma-, oportunidades para cuya apertura se peleó por una ley de medios de la democracia, con el concurso decisivo de las organizaciones que nuclean a esos trabajadores para lograr su sanción.
Y los medios hegemónicos, que defienden con uñas y dientes las posiciones de privilegio en el mercado de la comunicación que han logrado durante tantos años, encubriendo esa defensa de intereses puramente económicos en banderas inmaculadas como la libertad de expresión, se cuidan bien de señalar hasta donde han estado dispuestos a llevar la pelea.
Porque así como mucha gente sabe que, por ejemplo, Clarín resiste en la justicia la aplicación de la cláusula de desinversión, no muchos conocen que la ATA (Asociación de Teledifusoras Argentinas) -es decir la cámara que nuclea a los grupos empresarios que explotan las licencias de televisión- ha impugnado en la justicia aquéllos artículos de la ley de medios (de los que se habla en la nota) que establecen la obligación de generar porcentajes mínimos de producción de contenidos locales y regionales.
Es decir que fueron a la justicia para negarse a darle trabajo a actores, guionistas, periodistas, técnicos, locutores, vestuaristas, iluminadores, sonidistas y demás trabajadores de la comunicación argentinos.
Eso sí: no se privarán en sus medios de cuestionar el "clientelismo", o los planes estatales de ayuda social a quienes carecen de trabajo.
Como santafesinos que consumisos diariamente medios masivos de comunicación audiovisual, sería bueno que nos preguntáramos ¿por casa, como andamos al respecto?
¿Cuán santafesina es, por ejemplo, la televisión que miramos, o la radio que escuchamos todos los días?
1 comentario:
Por casa andamos mal. Te matás buscando temas de Santa Fe para subir a las redes y terminás con la gastritis a full.
Menos mal que están el blog de la Néstor y el del Payaso Barricada... jeje!
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