En su discurso de ayer en José C. Paz (que vemos en el video), Cristina una vez más toma al toro por las astas y llama a las cosas por su nombre, para plantear el contexto en el que hay que interpretar lo que ha venido pasando a partir del conflicto en Villa Soldatti.
Sin embargo con eso solo no alcanza.
Por un lado está la tarea concreta de todas las áreas del gobierno nacional para ponerse en línea con sus palabras y profundizar la gestión (algo que ya se ha empezado a ver desde ayer con relación al mismo problema de las ocupaciones) y, por el otro y sobre todo, la parte que nos toca a nosotros, los militantes de a pie que bancamos el proyecto iniciado en el 2003.
Después de la muerte de Néstor Kirchner se dio un fenómeno curioso: pasamos -casi sin solución de continuidad- de la inmensa pena a la inflamación del espíritu militante, y a cierto triunfalismo que por momentos pareciera dar ya por hecho el triunfo electoral de Cristina en las elecciones del año que viene; triunfalismo que puede resultar muy peligroso.
Las sospechas -cercanas a la certeza- de la existencia de manos ocultas detrás de los incidentes producidos en la capital y parte del conurbano bonaerense en estos días, nos deberían indicar que el camino hacia la victoria del proyecto nacional y popular en el 2011, lejos de estar despejado, estará empedrado de acechanzas.
La consolidación de la imagen del gobierno nacional y el crecimiento de la intención de voto de Cristina que marcan las encuestas, que de nuestro lado confortan el ánimo, en otros encienden la alarma: la impotencia política suele ser mala consejera, sobre todo cuando las convicciones democráticas de algunos no están tan claras.
Ni los que han hecho una tradición de buscar llegar al poder a como dé lugar, -y si es necesario, por las hendijas del sistema- como Eduardo Duhalde, ni los que tienen desde siempre el verdadero poder y desean conservarlo (sin sentirse obligado a cumplir ciertos trámites de rutina como someterse al veredicto de las urnas) como los grupos económicos concentrados, descansarán desde ahora hasta octubre del año próximo, en su afán de detener el rumbo del proceso iniciado por Néstor Kirchner el 25 de mayo del 2003.
Eso nos deja a nosotros con la clara obligación de dar la pelea todos los días en su defensa, militando con convicción y con inteligencia, estando atentos a los acontecimientos y dispuestos a movilizarlos en defensa del proyecto, si las circunstancias así lo exigen.
Porque si fuimos capaces de dar gracias, tenemos que ser capaces de ser la fuerza.
1 comentario:
Muy buena nota compañero! Quería recalcar no más lo que se denomina en ella como "triunfalismo peligroso". Creo que es común en estos tiempos de "viento a favor" sentirse un poco relajado por lo que uno considera la inminente victoria electoral del 2011. No olvidemos nunca que luchamos por una causa popular y que esa lucha a despertado, despierta y despertará siempre el odio de los poderosos, que suele ser terriblemente calculado y extremadamente destructivo. Así como seguimos luchando tambien con el "viento en contra", sigamos luchando tambien cualquiera sea cualquiera sea la coyuntura con las mismas ganas y la misma alegría de ahora, hasta la victoria.
Agustín Rodriguez.
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