domingo, 5 de diciembre de 2010

UN PEQUEÑO PROFETA DEL ODIO

Los que vivimos en Santa Fe, quien más quien menos, hemos leído las notas de opinión de Rogelio Alaniz en el diario El Litoral, o escuchado sus programas en la radio de la Universidad Nacional del Litoral, o visto lo que hace en el canal de cable que ambos tienen en sociedad; por eso con él hay cosas que no debieran llamarnos la atención.

Quizás si en un punto sorprenda como el amigo Rogelio, en los últimos tiempos, ha ido subiendo el tono hasta convertirse en una especie de Violencia Rivas del periodismo local, con notas como la publicada ayer mismo en el diario, que podemos ver acá.

Para decirlo en términos castristas (de Nelson, no de Fidel, obviamente) el periodista estrella del diario socio de Clarín en la planta impresora de Sauce Viejo, el consultor político de cabecera de la radio manejada por la universidad pública  -medio en que el aparato radical se enseñorea a gusto hace 27 años-   está crispado, y se le nota.

Un tiempo atrás nos había anticipado que abandonaba las filas del periodismo independiente para pasar a militar decididamente en la oposición cerril y militante al gobierno nacional, lo que nos facilita más las cosas: si el decidió quitarse los guantes, nosotros podemos hacer lo mismo para responder a sus agravios.

La nota que linkeamos primero es un refrito del tema que obsesiona a Rogelio (se diría casi un oscuro objeto de su deseo): el peronismo en todas sus variantes y vertientes, al cual acusa -desde que tiene uso de pluma- de haber causado prácticamente todos los males nacionales; algo que compartiría sin empacho por ejemplo con el almirante Rojas o el ingeniero Alsogaray (dado que ambos ya no están, suponemos que se ha ofrecido presto a reemplazarlos en tan patriótica labor: librar al país del flagelo).

Para el poco importa si se trata del menemismo o el kirchnerismo, esas son sólo etiquetas de conveniencia que encubren la realidad: la bestia peronista acecha, su sed de poder es insaciable, y los pobres ciudadanos indefensos de la República Perdida (Gregorich, Aguinis y toda la gorileada convocada por el alfonsinismo a manejar la cultura de la restauración democrática lucen en plano destacado en su panteón de héroes), tendrán en él una especie de Cid Campeador siempre dispuesto a la pelea.

Pelea, habrá que aclarar, que Alaniz no da desde la clandestinidad y la persecución, ni desde un pasquín de una agrupación anarquista o una FM barrial; sino como se dijo desde el diario que representa la opinión y los intereses del verdadero poder santafesino (ése que determina desde donde se emplaza el nuevo puerto, hasta si se puede o no trasladar el monumento al Brigadier), y desde la radio y el canal administrados por la UNL (otro innegable factor de poder en Santa Fe), junto a ese mismo grupo familiar y económico.

Munido de su particular arsenal conceptual y cierto buscado aire de intelectualidad, Rogelio encuentra explicaciones a todo, y cada cosa es convenientemente etiquetada y clasificada.

¿Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo apoyan la política de derechos humanos del gobierno nacional porque por fin, después de años de espera, se juzga a los responsables del genocidio?

Pues bien, de acuerdo a Alaniz, eso las convierte en “inofensivos íconos que adornan con su presencia los actos oficiales”.

¿La Coalición Para Una Radiodifusión Democrática apoya la sanción de la ley de medios por la cual sus integrantes pelearon por más de 25 años?

Bueno, no son más que “incautos e inexpertos (movilizados) detrás de consignas libertarias que se proponen como objetivo hacer exactamente lo opuesto a lo que se proclama”.

¿Los intelectuales de Carta Abierta apoyan al gobierno y sus políticas, aun con señalamientos críticos, porque advierten un rumbo transformador en ellas?

Son simples albaceas de una herencia que tiene “como herederos efectivos y reales a políticos como Scioli o Reutemann que están ubicados en las antípodas del modelo de liberación nacional y social promovido por el kirchnerismo”, con lo cual junto al gobernador de Buenos Aires, nos metió de contrabando al inundador que en el Congreso, vota junto con su admirado Giustiniani.

¿Miles de jóvenes llenan las plazas de todo el país, para despedir con emoción a quien los hizo por primera vez sentirse convocados a participar de la política?

Son meros celebrantes de un mito que opera “transformando a un político rapaz, maniobrero, codicioso y multimillonario en un héroe del Tercer Mundo”; y así caen todos bajo la implacable pluma de Rogelio.

Todos, claro, menos los detentadores del poder verdadero, y entre ellos quienes le pagan el sueldo.

No en vano el mismo artículo alude elípticamente a Héctor Magnetto (parece que en ciertos ámbitos está prohibido invocar su nombre en vano, como el del mismo Dios) como un “empresario que es, al mismo tiempo, el titular de un poderoso grupo de medios de comunicación para transformarlo en la bestia negra de la dominación, en el sustituto del mítico Braden de los años cuarenta”; porque para Alaniz, claro, Braden es un mito, él hubiera votado por la Unión Democrática sin necesidad de que el embajador de EEUU se lo señalara.

Cuando Alanizi dice lo que dice, nos está diciendo lo que piensa sobre el coeficiente intelectual promedio del electorado que apoyará al gobierno en las próximas elecciones (en las que parece tener la certeza crispante de que Cristina será reelecta), y eso es porque en su discurso binario (que ciertamente no le pertenece con exclusividad), no cabe la posibilidad de un comportamiento tal a partir de una decisión racional.

Ese discurso simplista y estigmatizador seduce a ciertos sectores medios; los que a partir de un mayor nivel de educación formal, se atribuyen una más desarrollada cultura cívica, que invariablemente termina dotándolos de aires de superioridad moral (ese imaginario “ciudadano independiente” del cual hablan La Nación o Mariano Grondona, y obviamente también Alaniz), cuando no de una jerarquía social (profundamente mediopelesca en su caso particular) que se entiende como derivada del orden natural de las cosas; aunque esto no se confiese tan a menudo, porque corroería el blindaje del discurso moralista.

Cuando se está munido de ese bagaje conceptual para interpretar la realidad política, el camino hacia la deslegitimación del comicio como acto fundante del poder es muy breve, y de ahí a desertar del compromiso democrático, hay apenas un paso.

Como definiera Arturo Jauretche a cierta intelectualidad antiperonista (corporizada por ejemplo en Ezequiel Martínez Estrada, con quien para Rogelio la comparación seguramente sonará a lisonja), Alaniz es un “profeta del odio”; claro que en escala pequeña, si no por estatura vertical (aunque la dimensión horizontal de su figura podría desmentir la calificación), por capacidad de comprensión del proceso político y social argentino.

Pero cabría preguntarse entonces, ¿y si Rogelio Alaniz tuviera razón, cómo explicar la adhesión de vastos sectores sociales al kirchnerismo?

Probablemente en ese caso el único modo posible sea el que ensaya Carlos Barragán en ésta canción:

 

5 comentarios:

GISOFANIA dijo...

La hijaputez santafesina tiene en el turco A. su representación más acabada; un cóctel de cinismo de cuarta, estupidez, estrechez de miras y pleitesía a los poderes eternos de la ciudad del brigadier.
El artículo al que refiere el post, la candidatura de Barletta, el proyecto social "inclusivo" de Mercier (http://www.elprotagonistaweb.com.ar/index.php?go=v&id=5239)y las mal disimuladas veleidades derechosas de O. Perotti me han desmoronado el ánimo mucho más que la temperatura tropical típica de este tiempo (para lo cual hay que hacer mérito, eh?!)

Anónimo dijo...

Pero Gisofania! Si Alaniz, Mercier y demases están en la vereda de enfrente, señal que se está por buen camino! Arriba el ánimo!

Anónimo dijo...

??? pibe sos porteño? Tenés suficientes fachos en Santa Fe como para ir a hablar de porteños estúpidos.
Dejá de mirar para capital y mirá mas Santa Fe, te podés sorprender.
Te va la fórmula Lole-Rossi?
1989.

Anónimo dijo...

A ver anónimo de las 22.25, respirá hondo, calmáte y volvé a leer el post. ¿Ya está?, bueno, si encontrás allí alguna mención (que no sea incidental)a porteños o gente de capital, te ganaste un video con una charla de Alaniz

Anónimo dijo...

Hablás de Mariano Grondona.
Pero que hago acá hablando con un cheto de Guadalupe o Candioti.
1989