EL EX EMBAJADOR DE PERU EN ARGENTINA NICOLAS LYNCH GAMERO HABLA SOBRE SU RENUNCIA
“Fue una campaña de grupos mediáticos”
Lynch Gamero debió presentar su dimisión luego de recibir una carta de un grupo vinculado con Sendero Luminoso. El ex embajador advierte sobre los grupos de extrema derecha que buscan captar al gobierno de Ollanta Humala.
Por Miguel Jorquera
El ex embajador de Perú en la Argentina Nicolás Lynch Gamero presentó hace una semana su renuncia en Lima, después de que un sector de la prensa peruana lo vinculó con el “terrorismo” por haber recibido hace diez meses –y luego enviado a la Cancillería peruana junto con un informe diplomático– una carta presentada en Buenos Aires por el Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef), un grupo que se vincula con Sendero Luminoso, que en esos meses intentaba ser reconocido como partido político en su país. Lynch Gamero responsabilizó de su alejamiento a la “campaña de los grupos oligopólicos mediáticos” peruanos, que quieren clausurar “la revitalización de las relaciones con Argentina, que ha sido nuestro aliado estratégico desde la independencia, y que ahora junto con Brasil lidera un proceso de integración latinoamericana como la Unasur”. Una “campaña” –continuó– que busca alinear a Perú con el pronorteamericano “arco del Pacífico” que integran Chile, Colombia y México. “Son los mismos grupos oligopólicos que en Perú intentan demonizar a Cristina (Kirchner) como lo hicieron con (Hugo) Chávez”, sentenció.
Pocas horas antes de que se despidiera del personal diplomático, junto a algunos connacionales y a varios amigos que cosechó en la Argentina con un brindis con pisco, Página/12 entrevistó a Lynch Gamero. “He luchado contra el terrorismo de Sendero Luminoso sin chaleco antibalas, carros blindados ni guardaespaldas, he sido amenazado de muerte y han matado a varios compañeros que hacían política conmigo”, afirmó el doctor en sociología, profesor universitario y militante izquierdista, que luego fue ministro de Educación de Alejandro Toledo y uno de los jefes de campaña que llevaron a la presidencia a Ollanta Humala.
–¿Se va decepcionado luego de trece meses al frente de la embajada en Buenos Aires?
–Creo que ha sido una gestión exitosa. Hemos cumplido con las instrucciones del presidente Humala y el canciller (Rafael) Roncagliolo en torno de dos temas claves. Primero, levantar la relación entre Perú y la Argentina, ponerla en un nivel óptimo. Estaba bien venida a menos desde la gestión anterior de Alan García y creo que eso tiene un reconocimiento tanto en la Cancillería peruana como argentina. Segundo, porque nos hemos esforzado, como señaló el presidente Humala en involucrar al Perú en la Unasur. Perú formaba parte de la Unasur, pero era más bien una presencia simbólica, testimonial. Su esfuerzo estaba en la otra estrategia regional, el arco del Pacífico, conformado por Chile, México, Colombia, Perú y los Estados Unidos, que en realidad apunta a los Estados Unidos.
–Si fue exitosa, ¿por qué deja la embajada entonces?
–Porque hay grupos de extrema derecha en Perú que pretenden capturar el gobierno de Humala en estos momentos. Que no aceptan que éste es un diseño de política hemisférica distinta, como la Unasur, que apunta a desarrollar un bloque regional, con soberanía propia y para tener un lugar en el mundo. Esta tarea se han cumplido con ahínco en estos trece meses, pero afectan a determinados intereses que prefieren una relación subordinada a los poderes mundiales y no una relación con los vecinos para crear un espacio autónomo.
–¿Estas presiones pueden dejar a Perú afuera de la Unasur?
–Quieren que prime la otra opción, pero exclusivamente como fue la opción de García. Lo que no significa la salida dramática de Perú de la Unasur, sino debilitar un espacio y fortalecer otro.
–¿Humala avala esta postura?
–El presidente hizo una opción a principios de su gobierno en términos de política económica, dejando básicamente a los equipos de corte neoliberal que venían de la administración anterior, creo que con el objetivo de guardar algunos equilibrios iniciales para poder marchar poco a poco en un camino de cambios. Pero esos equipos no quedaron contentos sólo con el control de esas áreas sino que buscan avanzar sobre otras, como el caso de las relaciones exteriores.
–¿Lo lograron?
–La primera resistencia fue la de no participar en el grupo de integración financiera de la Unasur, que era el grupo de trabajo más importante del Consejo Económico de la Unasur y donde los países más grandes, como Brasil y Argentina, planteaban discutir mecanismos de integración financiera que permitan hacer frente a la crisis mundial. Esto es de altísima sensibilidad porque toca uno de los reductos más importantes del poder económico mundial, el norteamericano. Hay quienes prefieren seguir en la órbita de Wall Street.
–¿Ha sido el único caso?
–Una cosa similar tenemos en el caso de la defensa, donde Perú reafirma su opción de apoyar a Estados Unidos en la revitalización del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y de la Junta Interamericana de Defensa. Los EE.UU. apuntan a revitalizarlos bajo una máscara de carácter humanitario, dicen que es para desastres y urgencias. Esto ha sido denunciado por Argentina, Brasil y otros países. Está en juego la concepción que se tiene de la seguridad hemisférica. En el Consejo de Seguridad de la Unasur se buscaba un proyecto propio sobre este tema. Esto el Perú lo estaría dejando de lado.
–Usted también denunció que estos grupos de ultraderecha tratan de demonizar a los integrantes de la Unasur con mensajes muy explícitos.
–Los insultos a la Presidenta argentina en diversos periódicos peruanos de extrema derecha, como me lo ha relatado el propio canciller argentino en Lima, son verdaderamente horrorosos. Siguiendo la propuesta de García, que fue bastante hábil para demonizar a Chávez, ahora el blanco es demonizar a Cristina y bajar el nivel de la relación con Argentina, lo que considero suicida para la política exterior de Perú. Argentina ha sido nuestro aliado estratégico desde la independencia y ahora junto con Brasil lidera un proceso de integración latinoamericana que es nuestro futuro.
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