miércoles, 14 de noviembre de 2012


Entrevista a Michel Warchawski, presidente del Centro de Información Alternativa (AIC) de Jerusalén
"Israel no existe más que por la guerra"

Alternativenews

Traducción de Alberto Nadal para Rebelión

Alohanews ha acudido a una cita con Michel Warchawski. Bajo su aspecto de pintor bohemio, este periodista ha contribuido durante mucho tiempo a la causa palestina combatiendo la ocupación y el colonialismo organizado desde hace más de cuarenta años por los sucesivos gobiernos israelíes. En particular, es presidente del Centro de Información Alternativa (AIC) de Jerusalén. En esta entrevista trataremos sobre la sociedad y la política israelíes así como sus relaciones con Irán.

-En el libro Otro Israel es posible, que has escrito con Dominique Vidal, pones de relieve el movimiento de los “indignados” de la población israelí que plantó sus tiendas el verano de 2011 en Jerusalén, Haifa y Tel-Aviv. ¿Cuáles eran sus reivindicaciones?

-Este movimiento que se llamaba el movimiento de las tiendas o movimiento de los indignados de 2011, se limitó intencionalmente a reivindicaciones de orden socioeconómico. Las reivindicaciones eran el derecho a la vivienda, el derecho a una salud pública gratuita, el derecho a la educación. Se trata de derechos y no de una mercancía en el marco de una liberalización y de un neoliberalismo sin freno. No avanzó en el terreno de las cuestiones ligadas al conflicto en Palestina y al conflicto israelo-árabe en general.

-Este movimiento se ha planteado cuestiones sobre los temas de sociedad, pero se ha guardado bien de expresarse sobre las cuestiones políticas aunque haya una correlación entre los dos. Las injusticias nacen en parte de una política ultraliberal de seguridad que consagra la mayoría de su presupuesto a defensa. ¿Cuál es tu análisis sobre esto?

-Efectivamente, esta separación entre lo social de un lado y lo político del otro es una escisión totalmente artificial, lejos de la realidad. Para satisfacer las reivindicaciones del movimiento, ¡es preciso optar por determinadas posiciones políticas! Hay que reducir sustancialmente el presupuesto militar. Hay que dejar de subvencionar las colonias. Es la debilidad del movimiento. Había que ligar los dos temas y no focalizarse en el aspecto económico. El movimiento debía denunciar a una clase política que ha optado por la ocupación colonial desde hace ya más de cuarenta años.

-¿Cuál es tu relación con el estado de Israel?

-Soy ciudadano israelí. Me siento totalmente implicado como ciudadano, como padre, como abuelo, en esta sociedad israelí a la vez que soy radicalmente crítico no solo de la política realizada por los diferentes gobiernos israelíes desde que el estado existe, sino también hacia la naturaleza misma del estado. Israel no es un estado normal. Israel según su propia definición es un estado judío cuyo objetivo es reforzar el carácter judío demográficamente hablando. Es decir, el estado que considera al indígena, al palestino como un extranjero en su tierra. Una gran parte fue expulsada de esta tierra: son los refugiados. Y quienes han permanecido son percibidos como inquilinos tolerados. Por no hablar de la población ocupada de Cisjordania y de la franja de Gaza que no tiene ningún derecho político y que vive bajo administración militar desde hace ya más de cuarenta años.

-Eres presidente del Centro de Información Alternativa (AIC) de Jerusalén. ¿Cómo se creó este organismo?

-Es un proyecto eminentemente político. Eramos militantes y era una antigua iniciativa puesto que el centro fue constituido en 1984. Su especificidad es que este centro está compuesto de militantes políticos israelíes y palestinos. Es una organización realmente mixta de militantes de la izquierda palestina y militantes antisionistas israelíes que colaboraban desde hacía mucho en el combate contra el colonialismo, contra la ocupación colonial, contra la política de guerra.

En un momento determinado, nos vimos confrontados con un déficit de informaciones. Hay que recordar que, en 1982, para Israel es la guerra del Líbano y un inmenso movimiento antiguerra se pone en pie. Más de 400.000 personas salen a la calle en Tel-Aviv para condenar las masacres. Nuestros amigos palestinos, con los que estábamos juntos en el combate político nos dicen: “No comprendemos lo que ocurre, no nos esperábamos una movilización así”. Había pues una demanda de inteligibilidad, de hacer comprender lo que ocurre en Israel. Y paralelamente en Palestina se desarrolló en la misma época un nuevo fenómeno, la emergencia de los movimientos populares que se convertiría más tarde en la primera Intifada. Los movimientos de mujeres, de sindicatos de estudiantes, de sindicatos obreros aparecieron en un primer plano. Estos últimos eran totalmente desconocidos del lado israelí. Había una voluntad en nuestro centro de dar a conocer la realidad de la sociedad palestina a los israelíes, a los medios israelíes, a los creadores de opinión, a los militantes. Y también de explicar a los palestinos, darles claves para la comprensión de las evoluciones de la sociedad israelí.

-¿Cuál es tu análisis sobre la actualidad entre Israel e Irán?

-Israel tiene necesidad de un enemigo. Debe estar en estado de guerra permanente. Sin mucha exageración, Israel no existe más que por la guerra. Israel no es apoyado por los Estados Unidos (3,5 millardos de dólares por año) más que porque juega un papel militar en la región. La peor catástrofe que puede ocurrirle a Israel es que no haya guerra, que no haya enemigo, ni amenaza. Siempre se trata, por tanto, de identificar una nueva amenaza. Hemos tenido el terrorismo que se ha convertido en el terrorismo islamista y que luego se ha generalizado al islam. No es suficiente. Entonces se coge a Hezbolá, pero éste es demasiado pequeño. Hay que encontrar algo más grande, llegaría incluso a decir que hay que vender a Washington que ese enemigo no amenaza solo a Israel, sino que amenaza la civilización judeo-cristiana en su conjunto. Así llegamos a la ecuación general de que la civilización judeo-cristiana está amenazada por el islam representado por la República Islámica de Irán.

Se toman las fanfarronadas y las declaraciones, a veces estúpidas, de Mahmud Ahmadinejad como moneda contante y sonante. El gobierno israelí protesta acusando a este último de querer destruir a Israel. Cuando cualquier analista serio te dirá que no es cierto. Haciendo, por otra parte, el juego a Ahmadinejad que puede así presentarse como el único que mantiene el combate por defender los derechos de los palestinos. Con ello, Israel permite justificar esta estrategia de guerra permanente y preventiva en la región.

-¿Resulta que, al final, Mahmud Ahmadinejad vendría a ser el enemigo útil de Israel?

-En primer lugar, Mahmud Ahmadinejad está a la cabeza de una potencia regional. Lucha no contra Israel, que no es en absoluto su objetivo. Quiere asentar el lugar de Irán como potencia insoslayable en la región. El enemigo de Ahmadinejad, el verdadero conflicto, no es en absoluto con Israel, sino con Arabia Saudita y los países del Golfo.

-¿La división sunita-chiíta?

-No es esencialmente una cuestión sunita-chiíta. Es una cuestión de orden económico y de poder estratégico en la región. La hegemonía en esta región, particularmente en el estrecho de Ormuz, en la región del golfo es extremadamente importante. Mahmud Ahmadinejad se sirve de la cuestión palestina y de una retórica radicalmente antiisraelí para reforzar su posición en la región. Quiere mostrar que sus adversarios árabes hacen menos que él sobre la cuestión palestina. Ahí está verdaderamente la apuesta de Ahmadinejad. No es en absoluto la guerra contra Israel.

Comparto la opinión de los servicios de información israelí más inteligentes que dicen que hay que dejar de considerar a Irán como un poder irracional, que son locos, fanáticos, lo que no es en absoluto serio como análisis. En Irán hay una agenda política, hay objetivos políticos sobre los que se basa esta retórica radical, pero que es completamente racional. Por otra parte, Obama lo ha comprendido, pues emprende negociaciones con el gobierno iraní. Es lo que quiere Irán, hablad con ellos y darles un lugar, paremos de marginarlos.

-¿Qué está en juego realmente en la visita de Benjamin Netanyahu a Francia?

-No creo que haya asuntos importantes. Es una operación de relaciones públicas. El gobierno de extrema derecha israelí está bastante aislado y criticado incluso por países de la Unión Europea, incluso por los Estados Unidos, aunque discretamente, obligados por las elecciones presidenciales. El gobierno israelí se encuentra descolocado ante las políticas que se esbozan en Occidente, que intentan resituarse en una región de Medio Oriente que está en plena mutación. Mientras tanto, nuevas potencias se afirman, como Rusia que vuelve, China, India, Brasil y Africa del Sur. En ese marco, los Estados Unidos estarán obligados a adaptase a esta nueva realidad. Mientras que del lado israelí, tenemos un gobierno que vive veinte años atrasado. El gobierno israelí actúa como si el presidente de Estados Unidos fuera todavía George Bush, como si estuvieran aún en la guerra global y preventiva. Esta no puede ser la estrategia americana de hoy porque ha fracasado y les ha costado muy cara.

Hay, pues, gérmenes de una tensión, no de una puesta en cuestión de la alianza estratégica que une a los dos países que desgraciadamente estará aún presente mucho tiempo. Hay una cuestión primordial que se plantea: ¿cómo gestionar la nueva situación internacional y regional? Benjamin Netanyahu está totalmente aislado. No es el caso en Israel desgraciadamente, pero estamos a contracorriente de la mayor parte de los jefes de estado europeos y de los americanos. No podemos continuar así.

Entonces se intenta mostrar que todo va bien, van a hacerse un montón de fotos a la entrada del Eliseo. Es una operación bastante inútil. No doy ninguna importancia a esto. Hay sin embargo algo importante, la Unión Europea acaba de realzar el estatuto de Israel en las instituciones europeas. No solo no hay sanciones sino que se da un reconocimiento, un bonus, a Israel. Es hacer un mal servicio a la población israelí. Creo que las sanciones son algo que permite a veces abrir los ojos y comprobar que estamos en un abismo. Estamos aislándonos. Pasarnos la mano por el lomo hagamos lo que hagamos, a pesar de las masacres, de la colonización, de la negativa a negociar nada en absoluto, no hace más que reforzar las malas tendencias.

-¿Unas palabras sobre Alohanews?

-¡Continuad! Pienso que es extremadamente importante ayudar al público a tener claves para comprender. No es la información la que falta. No soy de los que leen los periódicos. Lo importante no es saber, sino comprender. Muchos ciudadanos europeos no llegan a comprender. ¿Qué quiere decir esto? Hay que descifrar la información que se nos da y no interiorizarla de forma pasiva.

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