lunes, 12 de noviembre de 2012


La religión en las aulas


Puntos por los que considero que la enseñanza confesional de una religión está fuera de lugar en una escuela pública.
1) En una escuela ha de imperar la razón, y no la tradición; el pensamiento científico, y no la fe; el análisis y la crítica, y no el discurso dogmático.
La doctrina de la Iglesia Católica está basada en la Revelación (que es aceptada como tal mediante la fe) y en la tradición. Y una vez determinados los dogmas de fe por la jerarquía, no es susceptible de enmiendas o discusión por parte de los creyentes.
Estas tres características del pensamiento religioso lo hacen a mi juicio incompatible con la actitud ante el conocimiento que debe regir en una escuela.
2) La escuela pública debe mantener clara la diferencia entre enseñar y adoctrinar. En campos como la filosofía o la religión, en los que existan diversas escuelas o corrientes de opinión, han demostrarse las diferentes opciones de forma equilibrada. El Estado no debe dar una formación parcial, asumiendo como propia una ideología, sino situarse a una distancia que es imprescindible para la crítica y la elección razonada. (en caso contrario, si financiamos la enseñanzas de la doctrina de Mahoma ¿porqué no las de Mao o las de Trotsky)
3) Los lugares apropiados para la enseñanza de los preceptos de cada religión son, históricamente, las iglesias, sinagogas o mezquitas: lugares de reunión para compartir unas determinadas creencias. Prestar lugares públicos para el adoctrinamiento me parece inadecuado.
Pasar esta enseñanza a las aulas no ha dado muy buenos resultados (mujaidines, madrazas, colegios religiosos…), siendo frecuentemente germen de fanáticos, integristas y desequilibrados, es decir, de adoctrinados.
4) Provoca una separación entre los alumnos, entre los que van a la clase de religión católica, los que asisten a religión musulmana, remarcando de forma gratuita unas diferencias que precisamente es lo que ahora intentan evitar en Francia. Sería mejor que en clase se ahondase en lo que tienen los alumnos en común, y no en lo que los diferencia.
El hacer grupos separados para dar una u otra doctrina hace que el niño interiorice esta división entre “los de mi grupo” y “los otros”; que además se puede apoyar en afinidades étnicas, raciales y sociales; perpetuando esos grupos en otras actividades escolares e incluso fuera de la escuela.
5) La enseñanza de una religión en la escuela implica la enseñanza de cualquier religión en la escuela. Además del catolicismo, habrá que dar clases de la religión musulmana, de religión hebraica, de las distintas iglesias protestantes u ortodoxas, de los Testigos de Jehová, evangélicos, adventistas, mormones…con sus exigencias de profesorado. El incremento de la inmigración trae otras religiones a nuestro país, que también deberán ser enseñadas en plano de igualdad: desde el animismo que estructura la vida espiritual del África negra o del altiplano andino, a las religiones orientales.
¿Es la escuela el sitio para realizar un ritual de vudú (animismo), o de culto a la Pachamama andina? Porque aceptar una religión es aceptarlas todas, salvo que sea el Estado el que empiece a discriminar entre religiones “verdaderas” y “falsas”, cometido que evidentemente le supera.
¿el Estado tendrá que pagar además de los profesores las circuncisiones? ¿y las ablaciones de clítoris? ¿Es ese el papel del Estado? Por simple reducción al absurdo, es evidente que no.
6) Es una forma de incrementar la influencia de ciertos cleros o de potenciar ideologías desde el Estado, que repito, no es su misión. Una iglesia como la Católica, en plena involución, con unas jerarquías cada vez más escoradas a posiciones ultraconservadoras, con unos obispados controlados por organizaciones de extrema derecha como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo Rey, el Camino Neocatecumenal, Miles Christi.. …., mientras que los sectores más moderados y democráticos del catolicismo son relegados de las decisiones, ninguneados y desautorizados por el mismo Vaticano
Alguien cree que es prudente dar aún mayor poder a una asociación como la Iglesia Católica, para que pueda seguir controlando las conciencias de los españoles dictando su propia moral ultramontana, medieval, creando supercherías, miedos y prejuicios ante aquello que no comparten o no entienden. Hay que recordar que los únicos países que aplican en su legislación principios morales como los de la Iglesia son los Estados Islámicos (a las madres solteras, en Occidente, ya no las lapidamos ni marginamos).
7) La indigna condición de irregularidad de un profesorado designado por los obispos pero pagado por el Estado. Sólo el que ha trabajado para la Iglesia conoce en plenitud el término “explotación laboral”. Si cobran como un funcionario, deben justificar su puesto mediante un concurso-oposición; lo contrario es crear una red de intereses y clientelismos. Un puesto de trabajo que puede ser revocado al año siguiente obliga a una situación de sumisión del profesorado rayano en el ridículo (si te divorcias o tienes otra pareja, pierdes tu puesto de profesor).
Si son profesores, que lo demuestren en oposición. Si son catequistas, que vayan a adoctrinar a la iglesia.
8) Contradicción frecuente entre los valores que se trata de inculcar en la enseñanza y los que defienden las religiones monoteístas. Posiciones de la ideología católica que vulneran el artículo 27.2 dela Constitución. La Iglesia es….
-antidemocrática: el espíritu democrático que intentamos inculcar a los niños en la clase de educación para la ciudadanía, choca frontalmente con la organización jerarquizada, castrense de la Iglesia Católica, en la que las decisiones vienen de arriba y para lo único que se toma en cuenta a los fieles es para pedir que marquen la casilla del IRPF y dejen su calderilla en el cepillo parroquial. Aún pasaran siglos para que veamos unas elecciones democráticas en el seno de la Iglesia.
-sexista: en una clase se insiste en la igualdad de derechos de hombre y mujer, en la no discriminación por sexos…y en la siguiente se da por hecho un modelo de clero en que la voz la tienen los hombres. Una religión que las ¾ partes de su historia dudó de que las mujeres tuvieran alma (y no olvidemos que parte de la doctrina es por la tradición), por no hablar de la religión musulmana….
En el Opus Dei ya no es sexismo, sino misoginia, puro y simple desprecio por la mujer, que pasa a ser la servidora del soldado cansado: Camino 946: ‘...ellas no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas...’
-homófoba: mientras la sociedad afortunadamente ha desterrado el rechazo a la homosexualidad, excepto en sectores minoritarios de extrema derecha (Ana Botella y su cruzada contra putas y maricones) o entre las capas de menor nivel cultural; las religiones siguen tachando esta práctica como una desviación, una perversión.
A la hora siguiente, en las clases de educación sexual o de educación para la ciudadanía, se le dirá al niño que es una opción sexual más, tan válida, tan bella como la heterosexualidad, que no hay porqué estigmatizar ni discriminar.
¿Y el niño qué piensa? ¿Y si en esa clase hay un niño que ya demuestra sus preferencias homosexuales? ¿Se le dice que se contenga, que eso es pecado? ¿O simplemente le lapidan sus compañeros según la sharia?
-cómplice de dictaduras. Una iglesia que sólo condena las guerras que se hacen por intereses ajenos, pero no las guerras, terrorismo, golpes de estado, torturas… que se hacen en SU nombre. Es más, da apoyo expreso, político y doctrinal a dictaduras criminales como las de Franco o Salazar, o más cerca en el tiempo las de Pinochet o Videla. Mientras, genocidas como Isabel la Católica e ideólogos fascistas como Escrivá de Balaguer (admirador de Hitler y amigo personal del Carnicero) son subidos a los altares.
Mientras, se tapan los asesinatos de otros miembros de su Iglesia (Camilo Torres, unos arrojados al Mar de la Plata mientras los capellanes castrenses daban la absolución a los asesinos –también en guerra civil- , aplastamiento de la Teología de la Liberación, asesinato de Camilo Torres, monseñor Gerardo, Fray Antonio de Valdivieso…)
-represión de la sexualidad: la contradicción de dar clases de educación sexual, para abrir las puertas sobre un aspecto tan importante en el desarrollo del ser humano como es el sexo, cuando en la siguiente clase se le va a decirle, al niño o a la niña, que la masturbación es un pecado. (lo de que se queda ciego o le salen granos ya creo que no se lo creen).
Cómo hablar de contracepción, lucha contra enfermedades como el SIDA:… si en la otra clase se dice que los condones los carga el diablo.
Este apartado, aunque generalmente llame a chanza, me parece quizá el más peligroso. Que se inocule ponzoña en forma de moralidad católica en un adolescente que está descubriendo la sexualidad, me parece una forma de mutilación psicológica. Es echar estiércol, cubrir de culpa y miedo unas vivencias que debieran ser uno de los más bellos recuerdos que va a tener esa persona en su vida.
Tomás de Aquino, verdadera piedra teológica sobre la que se asienta el cristianismo, en su Tratado del matrimonio establecía la jerarquía de los pecados relacionados con él: es pecado mortal si existe el deseo de placer; venial si es sólo aceptación resignada del placer y si éste se odia, no es pecado.
Yo no quiero que con mis impuestos se aliene a los niños en la tradición, el oscurantismo y el absurdo. Los valores que debe dar la escuela en un país civilizado son los de la participación democrática, y no la organización jerárquica teocrática; la de la igualdad entre sexos, y no el sexismo y la homofobia; la educación para la paz, y no la justificación o aplauso de dictadores y asesinos; la educación en una sexualidad libre y sana, y no constreñida por tabúes y miedos.
La Iglesia Católica, como cualquier otra institución religiosa tiene grandes sombras, y también luces puntuales (que generalmente lucieron a pesar de la curia de su tiempo). Hoy en día es desconocer la realidad y la historia de tan poderosa institución el suponerle una autoridad moral, mucho menos para que el Estado deposite en ella parte de su misión de enseñanza. Queremos educar ciudadanos libres, no esclavos de ningún Dios.
Por otra parte, y desde un punto de vista exclusivamente económico, los colegios concertados plantean no pocas reservas. Recibiendo dinero del Estado pero sin cumplir la misión social que deberían. Todos sabemos que una de los principales motivos de llevar los niños a un colegio concertado es porque éstos burlan la ley, negándose a acoger a niños presuntamente conflictivos (léase gitanos, inmigrantes o niños con problemas de adaptación o comportamiento), que recaen sistemáticamente en los centros públicos (de aquí viene la pataleta, porque la LOE quiere acabar con estas prácticas ilegales y amorales, y los centros concertados se quedarían sin tan importante reclamo). Viniendo dinero del Estado, dinero de las familias (no siempre cobrado de forma honesta, como el dinero para la reserva de plaza o para las asociaciones)…y con menores costes, debido a la explotación laboral y ridículos salarios del profesorado, se plantea un suculento negocio.
La última vez que intentaron meterle mano a la enseñanza religiosa salió un general de África y lleno de sangre media España. La derecha conservadora española, y su brazo “espiritual” no consentirían semejante ataque a una máquina de captación y adoctrinamiento que les es tan necesaria para poder perpetuarse.
Pero, al menos, que semejante engendro económico como son los centros concertados y la enseñanza confesional de la religión en las escuelas, dejen de esta sufragadas por TODOS los españoles, incluso a aquellos españoles a quien la Iglesia insulta o desprecia.
Conclusión:. La Constitución, en el artículo 27.3: “"los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones". Así como el artículo 35 reconoce el derecho al trabajo o el artículo 47 al disfrute de una vivienda digna y adecuada. Efectivamente, pero eso no supone que el Estado esté obligado a darte esa vivienda, a darte ese trabajo, o a prestar escuelas ni pagar una enseñanza, que como he venido demostrando es ajena a lo que se supone ha de ser una enseñanza pública: libre, crítica y tolerante. (Art 27.2)
Ese necesario avance de la sociedad, que nos saca de la Edad Media en la que nos sumió el criminal golpe de Estado del 36, quiere ser detenido por sectores que jamás han creído en la libertad. Y el Estado se doblega ante ellos subvencionándoles unas clases de adoctrinamiento en una moral medieval, yendo contra los propios principios y valores de ese Estado.
Ni obligatoria, ni voluntaria. Simplemente, la escuela pública no es el lugar, ni es el cometido del Estado adoctrinar a los alumnos en una u otra opción, por muy respetables que éstas fueran.

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