Irán debe ser la prioridad inmediata del Presidente Obama
Por Henry A. Kissinger , Publicado: 16 de
noviembre
Henry A. Kissinger fue secretario de Estado desde 1973 a
1977.
http://www.washingtonpost.com/opinions/henry-kissinger-iran-must-be-president-obamas-immediate-priority/2012/11/16/2edf93e4-2dea-11e2-beb2-4b4cf5087636_story.html
A raíz de la agotadora campaña de reelección, la decisión
más urgente que enfrenta el Presidente Obama es cómo impedir que Irán prosiga
con su programa militar y nuclear. Los candidatos a Presidente de ambos partidos
(demócratas y republicanos) siempre han declarado que "ninguna opción está
fuera de la mesa" en la obtención de este objetivo. En el tercer
debate presidencial los candidatos coincidieron en que este asunto es de
interés nacional norteamericano, aun cuando este objetivo fuese descrito eufemísticamente
como la "capacidad de ruptura"
(por el presidente Obama), o como la " capacidad nuclear de Irán "(por
Mitt Romney). Mientras Irán continuaba perfeccionando su capacidad de
enriquecimiento y pasando a la clandestinidad, el primer ministro israelí
Benjamin Netanyahu ha fijado el comienzo de la primavera boreal como fecha
límite para neutralizar esta acción. En este ambiente tenso, ¿qué
prioridad operacional debe dar los
Estados Unidos a estos objetivos
declarados?
Los Estados Unidos e Irán están llevando a cabo
negociaciones bilaterales, al parecer a través de emisarios oficiales o
semioficiales - una desviación del procedimiento anterior de las conversaciones
multilaterales. Las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán no
tienen un registro alentador. Durante más de una década, las
conversaciones con Irán se han estancado, primero con la "UE-3"
(Francia, Alemania y Gran Bretaña) y luego con el "P5 +1" (los
miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania). Irán ha alternado
períodos de flexibilidad con otros de intransigencia.
Todo mientras se expande, ocultando y dispersando sus instalaciones nucleares. Si
no se pone límite a este proceso, el progreso tecnológico de Irán dominará los
acontecimientos futuros. Pero en qué momento, y de qué manera, Irán debe
ser privado de su capacidad nuclear militar? Esto ha sido lo esencial en
la discusión sobre la "línea roja".
Tres etapas están involucrados en la evolución de una capacidad
militar nuclear: un sistema misilístico, la capacidad de enriquecer uranio y la
producción de ojivas nucleares. Irán ha estado aumentando la variedad y el
número de sistemas de misiles desde por lo menos 2006. Su capacidad de
enriquecimiento - ya denunciada antiguamente por la Agencia Internacional de
Energía Atómica - se ha expandido a miles de centrifugadoras (los instrumentos
que enriquecen uranio a un material apto para bombas). El nivel supera
cualquier definición razonable de los usos pacíficos autorizadas por el Tratado
de No Proliferación. La culminación inevitable es un arma nuclear.
Dibujar una línea roja para proscribir un arma nuclear iraní
- como algunos argumentan – resultaría ahora inmanejable. Una vez que la
cantidad requerida de material fisible se ha producido, la construcción y
equipamiento de una ojiva es un proceso relativamente corto y sencillo
tecnológicamente, casi ciertamente imposible de detectar en el momento
oportuno.
Si la tan INEFICAZ “línea roja” fuese a salir de una década
de diplomacia y conversaciones de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad,
el resultado esencialmente sería una incontrolable proliferación nuclear
militar en una región agitada por la revolución y por feudos sangrientos. Irán lograría el estatus de Corea del Norte, con un
programa militar nuclear similar a ésta. Todas las naciones que tienen
capacidad nuclear competirían en reducir al mínimo el tiempo necesario para
desarrollar a pleno su capacidad militar. Mientras tanto, los países que
están al alcance de los militares de Irán, pero carece de una opción nuclear
sería conducido a reorientar su alineación política hacia Teherán. Las
tendencias reformistas en la primavera árabe - ya bajo presión severa - se
sumergirían en este proceso. La visión del Presidente sobre el progreso del plan de reducción de armas
nucleares sufriría un duro golpe, quizás uno mortal.
Algunos han argumentado que incluso en el peor de los casos,
un Irán con armas nucleares podría ser disuadido. Sin embargo, esta opción
ignora el inmenso costo, las complejas realidades plagadas de tensiones de la Guerra Fría, la
cepa apocalíptica de la teocracia iraní y la casi certeza-de que varias
potencias regionales se harían nucleares si Irán lo hace. Una vez que esta
carrera nuclear se forje en condiciones donde las tensiones han dejado de ser
puramente bilaterales, como en la Guerra Fría, y con países que poseen una
tecnología rudimentaria a fin de evitar accidentes, la posibilidad de un
intercambio nuclear se instalará de forma espectacular.
Este es el Por Qué los
Estados Unidos han insistido en limitar el proceso de enriquecimiento de uranio iraní. Fue para
restringir el acceso a los elementos precursores de un arma. El P5 +1 ha
investigado y permitido que los niveles de producción de material fisionable
sean compatibles con los usos pacíficos autorizadas por el Tratado de No
Proliferación pero ha abandonado la
demanda original de prohibir todo el enriquecimiento. Cuanto
más alto es el nivel de enriquecimiento, menor es el tiempo para obtener
resultados militarmente aplicables. La sabiduría convencional sostiene que
el límite más alto prácticamente aplicable es del 5 por ciento de
enriquecimiento, y sólo si todo el material fisible más allá de la cantidad
acordada se salvaguarda fuera de Irán.
El tiempo disponible para un resultado diplomático se contrae
en proporción directa a la capacidad creciente de enriquecimiento iraní y a la obtención
de capacidad militar nuclear. El proceso diplomático por lo tanto debe tomar
una decisión. El P5 +1 o los Estados Unidos unilateralmente deberán
presentar un programa preciso para frenar el enriquecimiento de Irán con los
límites de tiempo específicos.
Esto no implicaría una “línea roja” de autorización a los países
para ir a la guerra o no. Sin embargo respetuosamente y como una opinión
de alguien que se considera amigo, la decisión final sobre la paz o la guerra
debe permanecer en manos del Presidente.
¿Por qué negociar con un país de tanta hostilidad y evasiva
demostrada ? Precisamente porque la situación es muy tensa. La
diplomacia puede alcanzar un acuerdo aceptable. Su fracaso será el tener que
movilizar al pueblo estadounidense y al mundo. Se debe actuar con claridad
sobre las causas de esta escalada incluso con un nivel de presión militar o
bien tomar la decisión final de aceptar el programa nuclear iraní. Cualquier
resultado requerirá la capacidad de ver sus consecuencias finales. No nos
podemos permitir otro desastre estratégico.
Hasta tanto Irán muestre disposición a comportarse como un
Estado-nación, en lugar de una causa religiosa revolucionaria, y acepte verificaciones
reales, los elementos sobre las preocupaciones de la seguridad iraní deben ser
tomadas en serio, incluyendo la flexibilización gradual de las sanciones como
límites estrictos sobre el enriquecimiento que se implementa. Pero el tiempo es
urgente. Se debe dar a entender a Teherán que la alternativa a un acuerdo
no es un nuevo período más de negociación y que el uso que hace de las negociaciones
para ganar tiempo tendría graves consecuencias. Una diplomacia creativa,
unida a una estrategia determinada, aún puede ser capaz de evitar una crisis
siempre que los Estados Unidos desempeñen un papel decisivo en la definición de los resultados.
2012 Tribune Media Services
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