sábado, 17 de noviembre de 2012

KISSINGER DEFINIENDO LA ESTRATEGIA DE OBAMA CON IRAN


Irán debe ser la prioridad inmediata del Presidente Obama
Por Henry A. Kissinger , Publicado: 16 de noviembre
Henry A. Kissinger fue secretario de Estado desde 1973 a 1977.
http://www.washingtonpost.com/opinions/henry-kissinger-iran-must-be-president-obamas-immediate-priority/2012/11/16/2edf93e4-2dea-11e2-beb2-4b4cf5087636_story.html
A raíz de la agotadora campaña de reelección, la decisión más urgente que enfrenta el Presidente Obama es cómo impedir que Irán prosiga con su programa militar y nuclear. Los candidatos a Presidente de ambos partidos (demócratas y republicanos) siempre han declarado que "ninguna opción está fuera de la mesa" en la obtención de este objetivo. En el tercer debate presidencial los candidatos coincidieron en que este asunto es de interés nacional norteamericano, aun cuando este objetivo fuese descrito eufemísticamente  como la "capacidad de ruptura" (por el presidente Obama), o como la " capacidad nuclear de Irán "(por Mitt Romney). Mientras Irán continuaba perfeccionando su capacidad de enriquecimiento y pasando a la clandestinidad, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha fijado el comienzo de la primavera boreal como fecha límite para neutralizar esta acción. En este ambiente tenso, ¿qué prioridad  operacional debe dar los Estados Unidos  a estos objetivos declarados?
Los Estados Unidos e Irán están llevando a cabo negociaciones bilaterales, al parecer a través de emisarios oficiales o semioficiales - una desviación del procedimiento anterior de las conversaciones multilaterales. Las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán no tienen un registro alentador. Durante más de una década, las conversaciones con Irán se han estancado, primero con la "UE-3" (Francia, Alemania y Gran Bretaña) y luego con el "P5 +1" (los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania). Irán ha alternado períodos de flexibilidad con otros de  intransigencia. Todo mientras se expande, ocultando y dispersando sus instalaciones nucleares. Si no se pone límite a este proceso, el progreso tecnológico de Irán dominará los acontecimientos futuros. Pero en qué momento, y de qué manera, Irán debe ser privado de su capacidad nuclear militar? Esto ha sido lo esencial en la discusión sobre la "línea roja".
Tres etapas están involucrados en la evolución de una capacidad militar nuclear: un sistema misilístico, la capacidad de enriquecer uranio y la producción de ojivas nucleares. Irán ha estado aumentando la variedad y el número de sistemas de misiles desde por lo menos 2006. Su capacidad de enriquecimiento - ya denunciada antiguamente por la Agencia Internacional de Energía Atómica - se ha expandido a miles de centrifugadoras (los instrumentos que enriquecen uranio a un material apto para bombas). El nivel supera cualquier definición razonable de los usos pacíficos autorizadas por el Tratado de No Proliferación. La culminación inevitable es un arma nuclear.
Dibujar una línea roja para proscribir un arma nuclear iraní - como algunos argumentan – resultaría ahora inmanejable. Una vez que la cantidad requerida de material fisible se ha producido, la construcción y equipamiento de una ojiva es un proceso relativamente corto y sencillo tecnológicamente, casi ciertamente imposible de detectar en el momento oportuno.
Si la tan INEFICAZ “línea roja” fuese a salir de una década de diplomacia y conversaciones de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, el resultado esencialmente sería una incontrolable proliferación nuclear militar en una región agitada por la revolución y  por feudos sangrientos. Irán  lograría el estatus de Corea del Norte, con un programa militar nuclear similar a ésta. Todas las naciones que tienen capacidad nuclear competirían en reducir al mínimo el tiempo necesario para desarrollar a pleno su capacidad militar. Mientras tanto, los países que están al alcance de los militares de Irán, pero carece de una opción nuclear sería conducido a reorientar su alineación política hacia Teherán. Las tendencias reformistas en la primavera árabe - ya bajo presión severa - se sumergirían en este proceso. La visión del Presidente sobre el  progreso del plan de reducción de armas nucleares sufriría un duro golpe, quizás uno mortal.
Algunos han argumentado que incluso en el peor de los casos, un Irán con armas nucleares podría ser disuadido. Sin embargo, esta opción ignora el inmenso costo, las complejas realidades  plagadas de tensiones de la Guerra Fría, la cepa apocalíptica de la teocracia iraní y la casi certeza-de que varias potencias regionales se harían nucleares si Irán lo hace. Una vez que esta carrera nuclear se forje en condiciones donde las tensiones han dejado de ser puramente bilaterales, como en la Guerra Fría, y con países que poseen una tecnología rudimentaria a fin de evitar accidentes, la posibilidad de un intercambio nuclear se instalará de forma espectacular.
Este es el  Por Qué los Estados Unidos han insistido en limitar el proceso de  enriquecimiento de uranio iraní. Fue para restringir el acceso a los elementos precursores de un arma. El P5 +1 ha investigado y permitido que los niveles de producción de material fisionable sean compatibles con los usos pacíficos autorizadas por el Tratado de No Proliferación  pero ha abandonado la demanda original de prohibir todo el enriquecimiento. Cuanto más alto es el nivel de enriquecimiento, menor es el tiempo para obtener resultados militarmente aplicables. La sabiduría convencional sostiene que el límite más alto prácticamente aplicable es del 5 por ciento de enriquecimiento, y sólo si todo el material fisible más allá de la cantidad acordada se salvaguarda fuera de Irán.
El tiempo disponible para un resultado diplomático se contrae en proporción directa a la capacidad creciente de enriquecimiento iraní y a la obtención de capacidad militar nuclear. El proceso diplomático por lo tanto debe tomar una decisión. El P5 +1 o los Estados Unidos unilateralmente deberán presentar un programa preciso para frenar el enriquecimiento de Irán con los límites de tiempo específicos.
Esto no implicaría una “línea roja” de autorización a los países para ir a la guerra o no. Sin embargo respetuosamente y como una opinión de alguien que se considera amigo, la decisión final sobre la paz o la guerra debe permanecer en manos del Presidente.
¿Por qué negociar con un país de tanta hostilidad y evasiva demostrada ? Precisamente porque la situación es muy tensa. La diplomacia puede alcanzar un acuerdo aceptable. Su fracaso será el tener que movilizar al pueblo estadounidense y al mundo. Se debe actuar con claridad sobre las causas de esta escalada incluso con un nivel de presión militar o bien tomar la decisión final de aceptar el programa nuclear iraní. Cualquier resultado requerirá la capacidad de ver sus consecuencias finales. No nos podemos permitir otro desastre estratégico.
Hasta tanto Irán muestre disposición a comportarse como un Estado-nación, en lugar de una causa religiosa revolucionaria, y acepte verificaciones reales, los elementos sobre las preocupaciones de la seguridad iraní deben ser tomadas en serio, incluyendo la flexibilización gradual de las sanciones como límites estrictos sobre el enriquecimiento  que se implementa. Pero el tiempo es urgente. Se debe dar a entender a Teherán que la alternativa a un acuerdo no es un nuevo período más de negociación y que el uso que hace de las negociaciones para ganar tiempo tendría graves consecuencias. Una diplomacia creativa, unida a una estrategia determinada, aún puede ser capaz de evitar una crisis siempre que los Estados Unidos desempeñen un papel decisivo en la definición  de los resultados.
2012 Tribune Media Services

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