Gracias, Cristina… está todo más claro
INFOSUR/Argenpress
Los argentinos estamos cada vez más preocupados por el rumbo del país, sentimos que los diagnósticos no son los correctos y que una soberbia autoreferencial se acentúa en la presidente Kirchner. Pero creo tenemos que agradecerle a Cristina, por su discurso en Casa de Gobierno del pasado 1 de noviembre (*). Pocas veces puede encontrarse una pieza oratoria que con total claridad desnude la realidad y nos permita encontrar allí las razones de las crecientes dificultades económicas y el consecuente malestar social . También le tenemos que agradecer que nos ahorre el enorme esfuerzo de desmentir el relato oficialista, ya que en sus propias declaraciones se devela con claridad las prioridades y las políticas de este gobierno, muy alejadas de defender los intereses nacionales y de las mayorías.
Los dos temas que aborda en el discurso son la política de inversiones externas y la política de deuda externa. Dos temas históricamente sensibles y críticos, ya que son ni más ni menos la forma en que la Argentina se vincula económica y financieramente con el exterior. Lo cual determina nuestra estructura productiva interna y también la distribución de los recursos.
En su discurso CFK denosta los tratados de inversión firmados en la década del 90, pero en el mismo acto se jacta que “nosotros (dejamos girar al exterior) 41.093 millones; la década de los noventa: 15.686 millones, un 0,7 de aquel PBI contra 1,7 de este PBI, que es muchísimo más alto”. Por si quedara alguna duda la remata diciendo: “quiero notificarle que nadie – como este gobierno – remitió utilidades de las compañías extranjeras ”. Sin entrar en detalle de esta cuestión, creo que la Presidente tendría que saber que la estructura económica argentina está cada vez más extranjerizada, por lo que cada vez se gira más utilidades al exterior. Por ello antes de impulsar a que haya 10.000 ingenieros el país, habría que pensar cómo hacer para que haya 1.000 empresas argentinas donde en cada una trabajen 10 ingenieros argentinos y desarrollen tecnología nacional (por ejemplo la industria ferroviaria nacional; la energía eólica o solar, los agroalimentos, etc.). De lo contrario los ingenieros argentinos van a servir de mano de obra barata para engrosar las utilidades de las empresas extranjeras.
Respecto de la deuda externa, CFK quiere convencernos que lo auténticamente revolucionario es “pagar la deuda”; aunque estas deudas no sean tales por ser cuestionables por ser ilícitas o ilegítimas. Y tanto peor, sea que paguemos la deuda con dineros que no son propios como la plata del ANSES, del Banco Central o de las provincias. O a costa del bolsillo de contribuyente argentino sometido a la presión fiscal más alta de la región. NO resulta entonces sorprendente que como consecuencia de este saqueo se acreciente la inflación, el malestar social y el parate económico.
Hay una frase clave del pensamiento de CFK cuando explica el negocio de la deuda: “Porque ¿cuál es el negocio de los bancos? Es que no pagues, para que tengas que hacer revolving y entonces hacés la bicicleta financiera a la que estuvo sometida la República Argentina, desde 1976 hasta que vino Néstor Kirchner renovando constantemente, cada vez endeudándose más, con asientos contables de guita que nunca entraba. Este es el tema, entonces el negocio no es que paguemos, el negocio es que no paguemos. Pero saben qué, les tengo una muy mala noticia: vamos a pagar, vamos a pagar con dólares. (Aplausos)”. Los que aplauden a rabiar son los banqueros, antes contabilizaban en sus balances créditos de dudosa cobranza y ahora asientan: Clin, Caja!!.
Hay también una frase antológica de CFK, cuando dice: “Y sé de lo que estoy hablando, y sé de lo que estoy hablando porque era Senadora y Diputada, primero Diputada cuando el megacanje, el mega no sé cuánto y el blindaje y todos esos asientos contables con lo que se llevaron todas las posiciones que habían tenido en la Argentina financieras y por las que habían cobrado tasas exorbitantes en el mundo. Y entonces no entró nunca la plata del megacanje, ni del blindaje, ni de nada, eran asientos contables para poder retirar la plata.”. Esta historia me toca de cerca porque como diputado nacional fui compañero de bloque de CFK y fui el diputado que con más fundamentos cuestionó al megacanje y la deuda odiosa. Y expliqué y denuncié que eran asientos contables para prepararse para el default, que la plata no entraba, pero nunca me hubiera imaginado que 10 años después sea la propia CFK la que con orgullo saque pecho para pagar deuda que nunca entró al país. Desde el 2003 los K vienen pagando religiosamente la estafa del megacanje. CFK cumple un rol fundamental en esa estafa: ser la cajera y abrir las arcas del Estado para sacar miles de millones de dólares de un botín producido por el más gigantesco robo y estafa de la historia financiera argentina.
Por último, hay un denominador común en todos los discursos de CFK: situarse como antagonista del establishment comunicacional, pero nunca del establishment real. El mensaje a estos últimos –al poder económico real- es muy claro: Ella les dice que no se confundan con lo que escriben los medios, ya que nunca ganaron tanto como con nuestro gobierno, nunca se giraron tantas utilidades al exterior y nunca se va a dejar de pagar la deuda (con dolares incluidos).
Si a ello le sumamos el saqueo de nuestros recursos naturales (petróleo, megaminería, monocultivos, pesca, etc.) se completa un sistema neocolonial que jamás va a dar respuesta a las necesidades populares. Aquellos sectores que venimos sosteniendo que el kirchnerismo en realidad representa una variante continuista de un sistema de dependencia , tenemos que estar agradecidos con la Presidente Kirchner por este discurso, nos ha ahorrado buena parte del trabajo para convencer a aquellos muchos kirchneristas de buena fe –aún confiados en el relato oficialista- para que se saquen la venda de los ojos.
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