LA UCR ENTRE LA RESURRECCIÓN Y LA SUPERVIVENCIA
La encrucijada radical
31.10.2012
A veintinueve años del triunfo de Raúl Alfonsín, la UCR debate puertas adentro qué rumbo debe tomar. La convivencia de las tres líneas internas y la posibilidad de una fractura. El polémico documento vetado por “neoliberal”.
Un 30 de octubre de 1983 ganaba las elecciones Raúl Alfonsín. La esperanza democrática, después de la más nefasta dictadura cívico-militar, renacía de la mano de un radical, que por primera vez en la historia le ganaba en elecciones libres a un peronista. A casi tres décadas de aquella victoria, la UCR transita un contexto, al menos, muy diferente al de esa época, aunque como siempre los miembros de la agrupación centenaria siguen ensalzando su vida partidaria y, con ello, los beneficios de la institucionalización y democracia interna.
Sin embargo, las diferencias entre correligionarios parecen acentuarse cada vez más, mientras tachan los días de la cuenta regresiva para las elecciones legislativas en 2013. Entre los “boinas blancas” auguran tres escenarios posibles. Por un lado, se plantea la mera supervivencia, lo que les daría una suerte de estabilidad dentro del partido; por el otro, hay quienes aspiran a la propia refundación de la UCR, esto es, “volver a los orígenes”, y los terceros, los más escépticos, hablan de fractura y hasta de una posible desaparición del partido.
Con ese objetivo, el viernes 26 de octubre, setecientos dirigentes de todo el país se reunieron en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA para debatir y configurar lo que denominaron una “multisectorial” para “frenar al kirchnerismo”. Divididos en ocho grupos, recibieron un documento de análisis de la coyuntura y posiciones del partido de cara al futuro, para que fuera debatido entre todos. Sin embargo, el texto de siete carillas pergeñado por Javier González Fraga, Juan Manuel Casella y Jesús Rodríguez no pudo darse a conocer por las diferencias en las lecturas y opiniones acerca del mismo. Según contó a esta revista un dirigente que participó del encuentro, “fue un documento tan cuestionado que no se pudo dar a conocer. Era un texto de corte liberal, para el establishment y contradictorio –explicó–. En un momento hablaba de que este gobierno cercenaba la libertad de expresión, de pensamiento, de asociación. Y tres renglones más abajo exaltaban los cacerolazos, las manifestaciones”. Y concluyó: “Claramente el encuentro fue un límite ideológico a la creciente derechización del partido”.
En términos generales, los propios radicales trazan tres grandes líneas internas para explicar la dinámica del partido, además de las figuras que son ajenas a estos espacios y que hacen su propio juego.
El espacio de mayor peso es el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), que lidera el diputado nacional y ex candidato a presidente Ricardo Alfonsín. Junto a él se destacan el diputado Ricardo Gil Lavedra, el senador Gerardo Morales, el titular de la UCR bonaerense Miguel Bazze y los históricos Ángel Rozas y Juan Manuel Casella. Según definió un histórico radical a Veintitrés, este espacio es la “pequeña burguesía de la UCR”. El Morena tiene referentes en casi todo el territorio nacional y su aspiración, como bien lo dejó en claro el propio Alfonsín, es hacer una alianza con en Frente Amplio Progresista (FAP). Pero el dilema que enfrenta este sector es si el acuerdo con el espacio de Hermes Binner se hará de cara a 2013 o al 2015, aunque todo indicaría que esa carta la usarán recién para las presidenciales.
Otros dos dirigentes que pululan alrededor del Morena pero que hacen su propio juego son los mendocinos Ernesto Sanz y Julio Cleto Cobos, ambos, ex rivales internos del propio Alfonsín en las presidenciales de 2011. Desde el alfonsinismo lo ven con buenos ojos al actual senador nacional. “Sanz tiene buenas posiciones políticas, un buen discurso y mucha presencia”, explicó la fuente cercana a Alfonsín. El ex vicepresidente ya anunció que competirá por una banca en la Cámara baja, pero sabe que a muchos de sus correligionarios aún les quedó atravesada la espina de cuando en 2007 Cobos compartió la fórmula con la Cristina Kirchner.
El segundo espacio dentro de la UCR son los que explícitamente tienen un acercamiento con sectores de la derecha liberal. Si bien sus integrantes no articulan necesariamente entre sí, son calificados como los “neomenemistas”, porque coquetean con Mauricio Macri o Francisco de Narváez. En este espacio se destaca el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que participó en un homenaje a Raúl Alfonsín junto al jefe de gobierno porteño (ver recuadro), el diputado nacional Oscar Aguad y la diputada nacional Silvana Giudici, que si bien no pertenecen al Grupo de Acción Política para la Unidad (GAPU) que lideran Patricia Bullrich y Gabriela Michetti, siempre participan de sus encuentros. Por caso, el diputado cordobés viajó a Venezuela a apoyar la elección de Henrique Capriles.
El tercer espacio dentro del radicalismo lo lidera el histórico dirigente Leopoldo Moreau, al que muchos hoy tildan de “radical K” por haber asistido a la Casa Rosada como invitado en actos oficiales en varias ocasiones. Ellos mismos se definen como el ala progresista de la UCR y en varias oportunidades aseguraron que no acuerdan con la práctica del “antikirchnerismo bobo”, en referencia al sector de la dirigencia del partido. Este espacio, que perdió con el alfonsinismo en la interna de la provincia de Buenos Aires, rompió en la Legislatura provincial y tiene un bloque propio, la UCR del Pueblo, con cinco diputados y un senador. Si bien no mantienen charlas formales con referentes del kirchnerismo, lo cierto es que consideran al Gobierno “dentro del campo del pueblo”. Cercanos a este espacio se puede mencionar al senador nacional Nito Artaza, quien realizó un mea culpa contundente luego de las elecciones, y al intendente de Mendoza, Víctor Fayad. Otro histórico dirigente que articula con Moreau es Federico “Fredi” Storani, quien fue su aliado en la interna de la provincia pero que no tiene un gran despliegue territorial.
Lo cierto es que nadie debe soslayar el peso que tiene el partido que configura la primera minoría en el Parlamento y que conserva intendencias y concejalías a lo largo y ancho del país. Un caso es el de Ramón Mestre, el flamante intendente de Córdoba que si bien tiene una buena relación con el Morena, no responde orgánicamente a ningún sector.
Todo parece indicar que, como Mestre, cada uno jugará con sus propias reglas de cara al 2013. Libertad de acción, como suelen llamarla en la jerga política. Por caso, algo de eso ya está sucediendo en el Parlamento, donde, durante las últimas sesiones, los diputados y senadores no lograron unificar posturas y cada cual votó siguiendo su instinto o convicción.
El 23 de noviembre se llevará a cabo la Convención Nacional del partido, en la que se prevé habrá renovación de autoridades. Las cartas ya están sobre la mesa y la partida caliente. Habrá que esperar para saber qué espacio canta el “vale cuatro”
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Diferencias hasta en el homenaje
Las divisiones también tuvieron su correlato en los festejos por los 29 años de la victoria de Raúl Alfonsín. Y como era de esperar, hubo tres actos. El primero, liderado por Ricardo Alfonsín, se llevó a cabo en el Pasaje de la Piedad. Allí estuvieron Ricardo Gil Lavedra, Julio Cobos, el presidente del Comité Nacional Mario Barletta, Marcelo Stubrin, flamante integrante de la Comisión Bicameral de la AFSCA, y el polémico titular de la AGN, Leandro Despouy, entre otros. Nadie habló. Sólo se escuchó una nueva versión de la marcha radical, interpretada por Raúl Alfonsín, el hijo de Ricardo, junto a su banda los “Boinas Blancas”. Además se pasó un video con el triunfo del otrora presidente, en donde a más de uno se le piantó un lagrimón.
Más tarde, hubo otro homenaje en La Plata, en donde asumieron las autoridades del Comité Provincial de la UCR y su presidente Alejandro Armendáriz. Allí también estuvieron Barletta y Alfonsín y se sumó Leopoldo Moreau.
Pero el acto más llamativo, quizás, fue el que protagonizaron los radicales-Pro, dentro del espacio que conformaron y al que denominaron Propuesta Radical para Otra Argentina, PROA. Se mezclaron el presidente de Boca, Daniel Angelici; el intendente de San Isidro, Gustavo Posse; el de Pergamino, Héctor “Cachi” Gutiérrez; el ex vocero de De la Rúa, Juan Pablo Baylac, y el ex ministro Andrés Delich, con el propio Mauricio Macri, y los diputados Patricia Bullrich, Laura Alonso y Cristian Ritondo. El jefe de gobierno no se privó de hablar del ex presidente: “Quiero destacar su coraje y su compromiso y expresar nuestro respeto. Trabajemos juntos para que la Argentina de la libertad, del pluralismo, en la que todos podamos pensar distinto y decirlo sea posible”. En respuesta, el hijo del ex presidente dijo que aunque respeta la decisión de los que conforman el PROA, “ser radical significa entre otras cosas ser orgánico. Podrán decirse radicales, pero en el fondo no lo son”. Por su parte, Barletta remató: “Si pueden dormir tranquilos, que duerman tranquilos. Yo duermo tranquilo”.
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