LOS DESAFÍOS DE OBAMA PARA SU SEGUNDO MANDATO
Cuatro años más de democracia
07.11.2012
El presidente demócrata no sólo deberá cumplir con las promesas que hizo para su primer mandato sino terminar de sacar a Estados Unidos de la crisis económica. La importancia del voto hispano y sus reclamos.
Festejo. Los integrantes de la formula demócrata, junto a sus esposas, tras el triunfo que les da cuatro años más en la Casa Blanca.
El semanario The Nation, fundado en 1865, decía en su editorial del miércoles: “Nuestro país, que salía del desastre del huracán Sandy, evitó otros. La reelección del presidente Obama inspiró variados sentimientos en la ciudadanía progresista, pero en todos nosotros evocó un sentimiento común: alivio. Es posible que no signifique el renacimiento de la democracia, pero un símbolo viviente de la plutocracia fue derrotado por los votantes el 6 de noviembre”. Esta publicación decana de la prensa progre en Estados Unidos resumía así el sentimiento de muchos ante la victoria del candidato demócrata Barack Obama por sobre el republicano Mitt Romney.
El más twiteado. Barack Obama no sólo le ganó el martes a Mitt Romney, sino también a Justin Bieber. Pocos minutos tras su triunfo en las elecciones, se apuntó el primer gran éxito de su segundo mandato al frente de los Estados Unidos: escribir el mensaje más reenviado de la historia de la red social Twitter. Según informaron el miércoles The Huffington Post y la web de análisis AllTwitter, el sobrio mensaje “Cuatro años más” en la cuenta @BarackObama a las 23.16 del martes (hora de la Costa Este) fue retuiteado 226.249 veces en los primeros 22 minutos, batiendo así un récord en la red de mensajes cortos o microblogs. Pero los reenvíos no cesaron y son más y más quienes retuitean estas palabras, junto a la foto del abrazo entre el presidente y su esposa Michelle.
Hiperconectados. El récord lo tenía hasta la noche del martes el ídolo musical adolescente Justin Bieber desde el pasado mes de septiembre. Por detrás del récord presidencial no menos juvenil se encuentra una de las causas de la victoria electoral de Obama, y aun se delinea el perfil de la América que vendrá. En la era de la hiperconectividad, el demócrata Obama tenía, a la hora de la elección presidencial del 6 de noviembre, 31.576.445 amigos en Facebook, y 23.587.680 seguidores en Twitter, frente a 11.426.739 y 1.626.431 de su rival el republicano Romney. Las poblaciones que votan a Obama son más jóvenes, más dinámicas, más conectadas, viven en las dos costas (atlántica y pacífica) del país, se movilizan más para votar, a pesar de que en esta elección la concurrencia a las urnas (un 57%) fue menor que en 2008, cuando el país vivía bajo la excitación de tener al primer presidente afroamericano de su historia.
Demandantes. Los mismos que votaron a Obama son los que tienen más demandas con él. Los que esperan que en los próximos cuatro años ponga en práctica lo que falta de la reforma sanitaria y de la reglamentación a Wall Street, invierta en educación y en infraestructura, enfrente el déficit fiscal pero no limite sus políticas a cobrarles más impuestos a los más ricos, responda a la comunidad latina (que fue decisiva para su victoria) con una reforma a la ley de la migración. Y aun cumpla, para Ricky Martin y otros que hicieron campaña por él, la promesa de la ley de matrimonio igualitario, que dijo favorecer en una histórica declaración televisiva.
Hispanos. Según la encuestadora especializada Latino Decisions, el último sondeo en la víspera de los comicios del martes indicaba que el apoyo a Obama entre los electores hispanos llegó al 75%, barriendo cualquier récord previo, como el 72 por ciento que obtuvo Bill Clinton en 1996. Estos números cobran más valor si se tiene en cuenta que en los comicios del martes se estima que uno de cada diez votantes en Estados Unidos fue latino, con niveles más altos en algunos estados como Colorado o Nevada, como destacó The Washington Post en un análisis sobre los peligros que afronta el Partido Republicano si no se renueva.
Republicanos. La base de voto republicano es un elector “demasiado blanco, demasiado viejo, demasiado masculino”. Así lo describió el miércoles la revista online Politico. Un electorado en franca recesión frente a grupos como las mujeres, los jóvenes y, sobre todo, las minorías. Entre ellas la hispana es ya la número uno, por delante incluso de la afroamericana. Y más preocupante aún para los estrategas conservadores: es la que más rápido crece, por lo que será la que mayor poder de voto tendrá en el futuro.
Sobre todo durante las primarias para asegurarse la nominación republicana, Romney emprendió un camino de durísima retórica del que no logró regresar en materia migratoria, algo que toca muy de cerca a una comunidad en la que más del 60 por ciento conoce personalmente a algún indocumentado o lo tiene en su propia familia. “Los hispanos siguen creciendo en importancia y necesitamos atraer a esos votantes por dos motivos: porque sencillamente es lo correcto y porque demográficamente resulta imperativo si queremos evitar nuevas decepciones presidenciales”, citó Politico a Matt Schlapp, el ex director político del presidente George W. Bush. “Se trata de matemáticas simples y de decencia moral”, subrayó.
La cautelosa Europa. Entre los desafíos que enfrenta Obama se incluye aliviar la crisis fiscal tanto Estados Unidos como las economías europeas al garantizar que Washington siga en la senda del crecimiento, además de crear puestos de trabajo para ayudar a apuntalar la expansión del comercio mundial.
Incluso antes de que Obama asuma un nuevo mandato de cuatro años en enero, deberá conducir al Congreso para que alcance un acuerdo para reducir drásticamente la deuda estatal.
El fracaso para alcanzar un acuerdo sobre el llamado “abismo fiscal” podría provocar que se aplique un paquete de aumentos impositivos y recortes presupuestarios por 600.000 millones de dólares para fin de año que los economistas consideran podría llevar a la economía estadounidense de nuevo a la recesión.
“La incertidumbre relacionada con la senda de la política fiscal estadounidense en los próximos meses sigue siendo alta”, advirtió el miércoles el comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea (UE), Olli Rehn, en Bruselas, durante la presentación del informe de coyuntura de la Comisión Europea. Los analistas señalaron que los mercados y los líderes políticos reaccionaron inicialmente con alivio a la sensación de continuidad en la política económica que resulta de la victoria de Obama.
Wonderful World. “Vivimos en el país más maravilloso del mundo”, exclamó el presidente de Estados Unidos ante sus entusiasmados fans en McCormick Place, Chicago, al asumir su victoria. La tensión y el cansancio de la campaña electoral parecían haberse esfumado de repente. Un halo de euforia que recordaba al de hace cuatro años envolvía la escena.
“Hoy ustedes han elegido actuar, y no la vieja política de siempre”, afirmó Obama. De pronto, su voz ya no sonaba tan ronca como en los últimos días de la campaña. Ni rastro del agotamiento y la inercia que en ocasiones habían ensombrecido sus mítines. Combativo y con decisión, Obama volvió a presentarse como un buen padre y marido: “Michelle, nunca te he querido más”, confesó.
Hacía mucho que en Estados Unidos no se veía una campaña tan dura, tan extenuante. La facilidad y el encanto con el que Obama había conquistado hace cuatro años el corazón de tantos estadounidenses parecían pertenecer a un pasado muy lejano.
Segunda oportunidad. En sus cuatro años de mandato Obama puso en marcha cosas que los estadounidenses aprecian: implantó el seguro sanitario para todos, un sueño que los demócratas perseguían desde hace décadas; puso fin a la guerra de Irak, comenzó la retirada de Afganistán y acabó con Osama Bin Laden. Por sobre todo, se opuso a que siguiera creciendo la brecha social entre ricos y pobres. Ese fue el sello de su primera presidencia. Su buen éxito fue moderado en lograrlo, pero se ganó un poco proporcionado odio de los republicanos más conservadores, que lo acusaron de socialista. Los problemas que Obama tendrá que combatir en este segundo período son los mismos. Y volverá a tener que lidiar con un Congreso en el que los republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes, y por lo tanto pueden bloquear sus iniciativas legislativas.
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El hemisferio, presente
Varios jefes de Estado latinoamericanos felicitaron el miércoles al presidente estadounidense Barack Obama por su reelección. Algunos no omitieron mencionar la importancia del voto latino para la victoria del mandatario. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, envió una misiva a su par de Estados Unidos y le garantizó su apoyo para la “construcción de un mundo más justo”, informó la Casa Rosada en Buenos Aires. También comentó la victoria de Obama en la red social Twitter, donde criticó las encuestas previas y los informes periodísticos.
“Encuestadores y cadenas de noticias, definitivamente ‘OUT’. Cualquier similitud con estas latitudes es mera casualidad. Miente, miente, manipula, manipula, pero la verdad y la democracia se siguen definiendo en las urnas, en USA también”, escribió Fernández de Kirchner, quien anticipó además que a Obama “le espera un gran desafío”. “Ya ingresó al Guinness: 1° ciudadano de origen afroamericano presidente de USA, además reelecto... Ahora es el turno para ingresar en la historia de su pueblo y del mundo. El rol de líder global para superar la crisis política-económica y la de Medio Oriente. La paz y la igualdad merecen una oportunidad”, señaló en Twitter.
“Ojalá pueda hacerlo. No sólo todavía lo estamos esperando sino que además, queremos ayudar”, remarcó.
El presidente de México, Felipe Calderón, le deseó éxito a Obama en su segundo mandato, informó hoy la presidencia mexicana. En una carta, Calderón, que dejará el cargo el 30 de noviembre al opositor Enrique Peña Nieto, expresó su convicción de que “los gobiernos de los dos países seguirán ampliando y profundizando la cooperación y el trabajo coordinado en beneficio de la prosperidad, seguridad y competitividad de México y Estados Unidos”. México y Estados Unidos, que tienen más de 3.000 kilómetros de frontera en común, comparten el reto del combate a las organizaciones del crimen organizado, en temas como tráfico de drogas, lavado de dinero y tráfico de armas, que llegan a México desde el lado estadounidense.
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