Leemos aquí como ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina) premió en su cena anual a Bartolomé Mitre, del diario La Nación, y al CEO del Grupo Clarín Héctor Magnetto -ambos en la foto-, por su lucha en favor de la libertad de expresión.
Como es conocido, ADEPA nuclea a los propietarios de los medios gráficos de todo el pais, e integra además la Sociedad Interamericana de Prensa (la tristemente célebre SIP), que reúne a sus colegas de todo el continente.
Ambas entidades reúnen a lo más granado del periodismo conservador, representantes de viejas oligarquías nativas y socios del capital multinacional a lo largo y a lo ancho de América; sectores del poder tradicional que han sido sostenes civiles de cuanto golpe de Estado asoló la región en los últimos 80 años, y que han extendido sus tentáculos al mundo de los medios audiovisuales, como sucede en nuestro país con el Grupo Clarín.
Precisamente los personajes de la foto tuvieron una participación destacada en la rapiña de la empresa Papel Prensa durante la última dictadura, regalada por los genocidas a cambio de su silencio cómplice ante los crímenes (o por su decidido aporte a la justificación del plan de exterminio); a través de la cual ejercen un monopolio casi absoluto en la provisión de papel para diarios, un insumo crítico para todos los que deseen desarrollar un medio gráfico.
Los dos están denunciados en la justicia por eso, y el mismo Magnetto está sospechado de una intervención directa en la adopción fraudulenta de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, que se sospecha casi con certeza, son hijos de desaparecidos arrancados a sus padres.
Según cuenta la nota, en la cena estaban presentes José Claudio Escribano, uno de los propietarios de La Nación y durante muchos años, secretario de redacción del diario; y Joaquín Morales Solá, periodista estrella del matutino de los Mitre y TN, el canal de noticias del Grupo Clarín.
Uno, el autor del ya célebre ultimátum formulado al gobierno de Néstor Kirchner que se iniciaba en el 2003, exponiendo el pliego de condiciones del establishment local; el otro, apologista del genocida Bussi en Tucumán. Como se ve, gente con una larga trayectoria en defensa de la libertad de expresión.
Pero que no se diga que solo nos fijamos en los medios nacionales: andaba por allí Gustavo Víttori, el propietario del diario El Litoral y varias veces presidente de ADEPA, socio del Grupo Clarín en Impresora del Litoral S.A. (la planta impresora de Sauce Viejo); emprendimiento que los trabajadores del diario están financiando sin haber sido consultados, pues vienen cobrando con atraso y en cuotas sus haberes, pese a que la empresa percibe el REPRO por parte del Ministerio de Trabajo de la Nación, por haber invocado estar en crisis.
Dueño de un medio duramente crítico del gobierno nacional que eliminó del Código Penal la figura de las calumnias e injurias para que los funcionarios públicos no la emprendieran contra los periodistas por sus críticas, Víttori no vaciló en querellar a otro colega (el director del diario Uno), por denunciar sus negociados con los terrenos donde estará emplazado el nuevo puerto de Santa Fe.
Traten por ejemplo de encontrar en los medios que integran ADEPA referencias al conflicto laboral de los empleados del diario El Litoral, o a los ex empleados de Clarín despedidos por sindicalizarse, a los que la Justicia ordenó reincorporar hace seis años, sin que el Grupo acate la medida.
No pierdan el tiempo: no encontrarán la mínima mención a ambos casos en ninguno de los medios gráficos (y en muchos audioviduales) cuyos propietarios integran ADEPA, y la razón es muy simple: entre bueyes no hay cornadas.
Eso es lo que ellos entienden, en realidad, por libertad de expresión.
En este contexto, preocupa ver que, nada menos que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se ocupa en destacar expresamente que mantiene con ADEPA "una relación extraordinaria, excelente", cuando además sabemos de la visita semiclandestina del propio Magnetto a la Corte en pleno, o su convocatorias a los dirigentes del denominado "peronismo federal", instándolos a unirse para conformar una alternativa electoral al kirchnerismo.
Como los vientos opositores parecen soplar para otro lado, esta vez en la cena la participación de la dirigencia opositora corrió por cuenta de Patricia Bullrich -seguramente atraída por el salad bar-, Norma Morandini y Ricardo Alfonsín, la nueva esperanza blanca de la UCR en la difícil tarea de destronar al kirchnerismo.
Como los vientos opositores parecen soplar para otro lado, esta vez en la cena la participación de la dirigencia opositora corrió por cuenta de Patricia Bullrich -seguramente atraída por el salad bar-, Norma Morandini y Ricardo Alfonsín, la nueva esperanza blanca de la UCR en la difícil tarea de destronar al kirchnerismo.
Pero volvamos a Lorenzetti, y recordemos que la propia Corte tuvo en sus manos "la madre de las batallas" respecto de la lucha por aplicar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: la causa promovida por el Grupo Clarín para cuestionar la aplicación del artículo 161, la famosa cláusula de desinversión, que lo obligaría a desprenderse de la mayoría de las 260 licencias de radio y televisión que vino acumulando desde el menemismo.
Cabe preguntarse por ejemplo, cuando la causa retorne al máximo tribunal, ¿se excusará el doctor Lorenzetti de seguir interviniendo en ella, dada su "relación extraordinaria, excelente" con la entidad que integra Magnetto, y que lo ha premiado con tanto despliegue?. Otro tanto puede decirse de la causa Papel Prensa, o de la investigación de la verdadera identidad de los hijos de la señora de Noble, si llegaran a la Corte.
Y también cabe preguntarse, en este contexto, ¿cuáles son los hechos relevantes que han protagonizado éste año Mitre y Magnetto, para hacerse acreedores a un premio por su lucha en defensa de la libertad de expresión?
Dado que, en el fragor de la lucha a muerte que han emprendido contra el gobierno nacional, los medios dejan de lado -cada vez con más frecuencia- cuestiones menores como hacer revisar sus notas por correctores, ¿no estaremos en presencia de un error tipográfico y lo que ADEPA en realidad está premiando es la libertad de presión?
1 comentario:
ELABAS DICE: Ya que son paladines de la libertad de expresión, por qué no se van a la...
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